Editorial
Decía el maestro Alberto Aguirre que “la mente de los arrodillados -y de ese cuño está hecho hoy nuestro país- no concibe la crítica a este mundo sino como obra de resentimiento” (El Mundo, 1 de abril de 1981). Así, desde las tribunas del poder local, han querido fabricar la imagen de un enemigo público, el que miente, difunde chismes y critica sin argumentos las acciones del alcalde, por pura maldad. Y han puesto a ese enemigo un nombre reconocido, Pedro Hoyos (y Cia.), la piedra en el zapato de los políticos corruptos girardotanos.