Texto y fotos: Carlos Orlas
En Colombia, cuando se trata de demoler un barrio de invasión con casas de plástico y madera, la efectividad es inmediata. Igual pasa con las recuperaciones de tierras de los indígenas Nasa del Cauca: se toman una hacienda, construyen su hábitat que depende en gran medida de tener comida sembrada en abundancia, y ahí mismo llega el Estado a destruir y desalojar. No pasa lo mismo con los abusos y expropiaciones de lo común que hacen algunos ciudadanos con cierto nivel de poder e influencia en los gobiernos locales.