Ilustración por Valentina. |
A pesar de
la histeria colectiva generada por la alerta roja, el consuelo es que el aire de Medellín no es el peor del planeta, ni siquiera el peor de América Latina. O sea que ante la expresión
de Malory Agudelo (@MaloryO_o) en twitter: “Estoy muy confundido, alguien puede decirme si ya se puede contaminar
normal”, la respuesta es que se puede, prenda el carro, si lo tiene. Pero
cuidado con dejarlo prendido dentro del garaje, porque se puede morir
intoxicado. Préndalo en la calle, ponga las noticias o su música preferida,
para que los muertos seamos todos. En los últimos treinta años, según estudios del epidemiólogo de la Universidad de Antioquia Elkin Martínez, han muerto más
de cincuenta mil personas por razón de la contaminación atmosférica. La
población de un pueblo como Girardota, al norte del Valle de Aburrá, diezmada
por un asesino silencioso, disperso, múltiple, económicamente boyante, pero
insostenible biológicamente.