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Foto tomada de la página de Facebook del Concejo Municipal |
Por Esteban Roldán
Hay algo que no me cuadra. No veo con buenos ojos el hecho
de que se asuma que somos un pueblo católico. En las redes sociales de la
alcaldía y del concejo he encontrado comunicados a la comunidad en los que
pareciera que la Alcaldía de Girardota, como entidad pública, tuviera una
religión: la católica. Y me llama la atención porque resulta que a partir de la
constitución de 1991 Colombia es un Estado laico, es decir, con libertad religiosa,
lo que implica igualdad entre todas las religiones. Por tanto, consagrar el
municipio como católico es, en una palabra, inconstitucional. Una cosa es que
los políticos de la alcaldía y el concejo sean católicos, o cristianos, o musulmanes,
o lo que quieran, y que profesen su credo públicamente desde sus redes sociales
personales o en sus actos sociales que les competen a ellos como individuos.
Otra cosa es que usen las instituciones públicas y sus recursos como plataforma
para evangelizar, difundir y realizar actos particulares de una religión. Es
común ver en las redes sociales de alcaldía y concejo invitaciones a los ritos
del catolicismo promoviendo acercarnos a Dios (el católico) y a reflexionar.
Registros de eucaristías y procesiones, promocionadas y organizadas por la
alcaldía y el concejo, son de los más habituales contenidos que publican en
redes sociales estas instituciones.