Por M. Hoyos
La pandemia del covid-19 se ha
traslapado
sobre la crisis del aire de la temporada en el valle de Aburrá,
agregándole zozobra
a la desazón.
Hace días que se viene mostrando esta imagen alarmante de todas las
estaciones en rojo, justamente la que pueden encontrar hoy mismo, y a
la que estamos ya
tristemente acostumbrados. Nuestras
pulmones y gargantas se resienten, las unidades deportivas se vacían,
pero los capitales se siguen acumulando. Es una tragedia muy rentable
para algunos, ¿quiénes?, pero tiene proporciones tan inabarcables
que ninguna institución ha podido hacerle frente. El modelo de
desarrollo hace aguas, pero nadie quiere discutir el modelo de
desarrollo, salvo que se cumpla la predicción de Zizeck y el
capitalismo esté herido de muerte por el coronavirus. ¿Qué viene?
No será el desarrollo sostenible, un oxímoron. Lean
“El
mito del desarrollo sostenible”,
no sigan repitiendo
esta barbaridad, signo de nuestros tiempos, es la política del
apocalipsis.
Lo curioso de este año es que
el manoseado pico y placa ha dejado de satisfacer a la
“institucionalidad”, generando una creciente reacción contra la
industria, sobre la cual parece no haber controles. Digo “parece”,
porque alguna data
que se levanta localmente y otra desde la dupla institucional
Corantioquia/AMVA muestran lo contrario: se salta los controles por
la vía del cumplimiento y
el trámite. Igual
que el parque automotor.
Estamos pues frente a un problema de gestalt,
el resultado no es igual a la suma de las partes, hay algo más.
¿Pero qué es eso más?
Esta semana, cuando nos
preguntábamos por qué si hay
pico y placa en el resto del valle
y la industria es un espurio 20% o
40% de las emisiones
las medidas no se han mostrado saludables, llega el ingeniero del
Siata a explicar que se debe a incendios presentados fuera del Valle
de Aburrá, incendios que, curiosamente, la prensa no registra sino
hasta el mes pasado. Tal vez el coronavirus impidió que se
registrasen en la prensa. Otra cosa es que viajando por la cuenca del
río Porce hacia Cisneros se encuentra uno con las obras de las
autopistas 4G rumbo al Magdalena (nombre del proyecto: Magdalena 1 y
2), cuyo impacto ambiental no ha sido vinculado a este problema, por
las nubes de polvo que se levantan.
Recientemente el alcalde,
Diego Agudelo, ha dado un vuelco en el discurso. Lo hizo mientras
presentaba su convenio con la U. de A. para monitorear las emisiones
locales directamente desde cada fuente, como
se pudo ver en la rueda
de prensa (nota
El
Colombiano, “ayúdenos que nos estamos muriendo en el valle de
Aburrá”, ver
nota Caracol, “tocar el sector empresarial”). Lo
hizo igualmente el ex alcalde Vladimir Jaramillo hablando de cerrar
unas cinco empresas, cosa
que no ocurrió.
Uno y otro hicieron lo
mismo, blandos con las empresas en campaña, duros en la alcaldía.
Pero sólo de palabra.
Eso sí, se gastó
alguna platica en investigación (caracterización del PM2.5,
conclusiones parciales en el Concejo, otro informe que duerme en la
subsecretaría de medio ambiente), ¿sirvió? Vale
la pena recordar esa frase latina res
non verba,
hechos no palabras.
Tampoco
una acción judicial de la ciudadanía ha podido nada. Según
fallo en contra del tribunal administrativo por la acción popular de
Girardota, nos estamos olvidando de lo fundamental, que esto afecta
la salud de las personas y ni siquiera tenemos claro cómo,
no “hay pruebas sólidas”, para el juez, pues para nosotros hay
estadísticas
que demuestran
la propensión de los girardotanos del casco urbano a sufrir por
enfermedades asociadas a la mala calidad de aire respecto a
pobladores de las veredas y de otros municipios como Guarne.
Pero estas pruebas no
fueron importantes para
el Tribunal
administrativo de Antioquia, esperemos a
ver qué
dice el Concejo de Estado, donde
se apeló.
Por otra parte, los
datos clínicos
no se recogen por ningún sistema unificado,
como se hace con la data de calidad de aire, por
lo que desde 2016 no se presentan informes ASIS (análisis de la
situacíon de la salud), que eran interesantes.
Pero la OMS es alarmante, más
de lo que se puede ser con los datos que ha arrojado el Coronoavirus,
hay “7
millones de muertes cada año debidas a la contaminación
atmosférica”,
¿pero dónde están esos muertos? ¿Por qué esa pandemia no nos
lleva al pánico?
Estamos
como cuando comenzamos a hacer este trabajo en chimenea informativa,
pero sabemos más. Solo que no queremos saber más. Vamos a morirnos
muy sabios.
3 comments:
QUE BUENO QUE CADA AÑO SE PAREN TODAS LAS ACTIVIDADES INDUSTRIALES Y DE TRANSPORTE POR UN MES, PARA DARLE UN RESPIRO AL ECOSISTEMA MUNDIAL, YA VEMOS COMO LOS MARES, LAS ESPECIES Y ANIMALES SE ESTAN VIENDO FAVORECIDOS CUANDO NOSOTROS LOS HUMANOS NOS ENCERREMOS
que quede claro esta contingencia del covid 19 no va a servir de cortina de umo ni de blindaje, para que el señor alcalde Diego Agudelo cumpla su promesa y el deber de informarle a la comunidad el estado economico del municipio, el cual recibio de la anterior administracion, y tenga en cuenta que este informe lo esperamos muchos ciudadanos, acaso es muy grave la situacion ?
DIego ya pacto con Vlado, para que no se sapiaran, usted se queda callado y yo los dejo trabajar, entonces no va a ver ningún informe de Ego contra mi Vlado
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