16 mar 2024

Sueño Púrpura (2022) de Jovany Carmona, apuntes para ampliar la recepción de una novela girardotana.





Por Simón Ramírez

Sueño púrpura es una novela publicada en 2022 por Jovanny Carmona (Girardota, 1978) con  Fallidos Editores. Mauricio Hoyos fue el editor, otro girardotano que ha sobresalido con trabajos como El arte de disentir (2014) y un variado número de fanzines, autoediciones y diagramaciones. Sueño púrpura (con 246 páginas)  es la segunda novela publicada por Jovanny luego de Biopic (2014). 
El elemento fantástico que atravesó su ópera prima, con aquel joven cinéfilo que veía la realidad en blanco y negro debido a una enfermedad, mutó en su segunda novela en un interés más vinculado con el realismo, quizá, una apuesta estética por la reflexión y  especialmente unas preguntas/exploraciones alrededor de la amistad, el dolor y la muerte. 

La anécdota de que Jovany, como el personaje “principal” de la novela, habitó una sala de cuidados intensivos por un coma (del cual se recuperó) podríamos asumirla como  una buena historia para promocionar su texto, aunque quizá sería una manera más bien estruendosa de hacerlo… Las reflexiones a las que pudo llegar Jovanny, después de aterrizar del viaje entre las dos aguas, podrían seducir a un tipo de lector/a, pero, como enseñan algunos, una cosa es la vida y otra la narración. 
Considero que acercarnos y valorar la novela de Jovanny bajo esta lógica sería algo errado. Hasta morboso, forzado. La novela es más que la anécdota de lo qué le pasó o no le pasó  a Jovanny, de si cuenta o no aspectos de su viaje en el coma, de si hay  escenas  previas o posteriores a lo ocurrido. Por ahí no es… (Como spoiler, el personaje principal  nunca habla, solo hablan sus amigos y familiares que esperan en la sala de cuidados intensivos).  
Quisiera, por lo mismo,  proponer algunos comentarios sobre Sueño púrpura: apuntes mínimos de recepción y continuación con lo creado. Una deuda y  gesto de ampliar las formas en que nos relacionamos con la producción local; también es como una invitación para conversar sobre tantos escritores/as y artistas locales que parecen arar en el desierto, sin que entre nosotros mismos, como contemporáneos,  opinemos o  analicemos sus obras…
Considero que la novela se enmarca en la amplia tradición de la ruptura, utilizando el nombre  que propone Octavio Paz. En este caso, la tradición de novela corta, citadina, con influencias de las búsquedas juveniles y varias preguntas o anécdotas ruidosas sobre las exploraciones estéticas y vitales de un puñado de amigos alterativos. Novela de (de) formación o de apunte generacional. Sin embargo, su construcción no es la exploración en pleno, ni es la de una narración sobre los viajes al fondo de la noche; se supone que esta tradición en Latinoamérica bebe de novelas de la generación beat como En el camino (1956) de Jack Kerouac, donde los personajes exploran sus límites, goces y pesares, casi siempre en una gran farra o en encuentros celebratorios de la amistad…
Pero no. Pese a esto,  lo que ocurre en Sueño púrpura es que no hay viaje, sino un recuerdo del viaje. De hecho, la novela tiene mucha inacción, los personajes esperan o casi en la mayoría hay desespero por no saber cómo terminará el amigo. Si vivo o muerto, si igual o distinto. Si amigo o extraño.
La decena de personajes-amigos/conocidos que hablan en el hospital van trayendo un compendio de evocaciones y  anécdotas fragmentadas que vivieron en común con el enfermo/moribundo. Siguiendo la lógica de la tradición de la ruptura que mencionamos, tanto a los personajes como al narrador en tercera persona, le gusta recargarnos de pequeños viajes al pasado donde aparece el desenfado, algunas rebeldías estéticas y sobretodo la búsqueda de otras formas de vivir. Podría decir que a veces hay rebeldías que se enmarcan en lo social, a veces aparecen unas más cercanas al esnobismo o el esteticismo, pues en el combo de amigos hay varios artistas o al menos muchos apasionados por las artes.
Sobre el primer tipo de rebeldía (la social), me parece interesante el correlato que propone Jovanny con aspectos vinculados a la historia y la memoria reciente  de Girardota, algunos de ellos expuestos de manera directa y otros de manera velada… Tal como había realizado en Biopic,  incluye el nombre de Dolores Duarte que es una especie de alterpueblo girardotano. 
Yo invitaría al lector/a local para que revise elementos que aparecen ahí y que podrían tener mucho anclaje con “lo real”: por ejemplo, la influencia y control del paramilitarismo en el municipio; el dominio total de la iglesia católica, su peso sobre las conciencias y la connivencia con este grupo armado; la burla sobre el último alcalde ególatra y fantoche que tuvimos (entre el 2019-2023) , así como la clase política que ha legitimado el dominio de tantos otros poderes; la moralina pueblerina y todo lo que implica transitar lo divergente en un pueblo católico, conservador y exterminador de la diferencia… Muy bacana y necesaria la ficcionalización de nuestro territorio que realiza Jovanny, pues es poco lo que  tenemos de obra ficcionaliando estos hechos complejos, cotidianos. Celebro  también lo que podría ser una postura autoral sobre tales elementos sociales, políticos e históricos, perspectiva que prefiero no adelantarle al lector/a.
Por otro lado, la óptica narrativa que escoge para su novela es una donde aparecen altas dosis de melancolía, nostalgia y nihilismo; esa enfermedad del siglo que diría José A. Silva. 
Aquellos amigos de pueblo que exploraron juntos en su juventud, hoy rememoran y evocan desde un hospital (en el presente de la novela) varios goces y padecimientos que vivieron junto a su amigo enfermo. Toda la novela  esperan si el amigo en común se salvará o morirá… o al menos podrá despertarse del coma que lo indefine. La novela tiene separación interna por días; empieza en el momento en que ingresan al amigo en común y logramos pasar 12 días con los amigos, en el detenimiento de la sala de espera. La novela cierra con el día 16, después de terminar la espera. Hay 3 días que no se narran casi nada… Y, no crean, así Jovanny se haya salvado para escribir la novela, esto no significa que el personaje del texto se tenga que salvar. Mejor léanla y se enteran. 
Por último, quisiera expandir la recepción de la novela de Jovanny a partir de dos tradiciones distintas, más allá de entenderla desde la óptica de ser la última novela publicada en la localidad girardotana: la primera de las tradiciones es aquella donde las novelas reflexionan o están atravesadas por la enfermedad, la segunda es la de una narración con poca acción y mucho diálogo. 
Creo hay dos novelas clásicas del siglo XX que podríamos relacionar con la novela de Jovany: la primera es La Montaña Mágica de Thomas Mann, una novela extensísima en la que Hans Castorp narra y reflexiona lo que podría ser una aburridísima cotidianidad en un hospicio para gente rica, vieja y/o enferma en Suiza. Por otro lado, está La Náusea de Jean Paul Sartre, una novela sobre un historiador fracasado, investigador de minucias  que a pocos les importa, también en su cotidianidad pero en una vida de metrópoli, mal viviendo y con una enfermedad mental (si se quiere interpretar así). 
 Con ambas novelas clásicas comparte la urgencia discursiva, la importancia de la enfermedad como fundamento de los personajes y la intención de opinar sobre diversos temas, antes que un interés narrativo solamente. Aunque es interesante que el enfermo nunca hable a la manera de monólogo, sino al aparecer en diálogos/escenas y flashback del narrador en tercera persona. 
En conexión a esto, hay muchas escenas de plena conversación, algo que me recuerda las  formas en las que se exponían las ideas en el siglo XVII Y XVIII; es decir, un interés discursivo, reflexivo o de postura autoral. Así que, aunque haya casi una docena de personajes con una aparición relativamente regular en cada uno de los días, cada uno con una supuesta personalidad distinta, siento que las conversaciones suelen ser las de dos fuerzas encontradas, antes que un montón de grises; a veces hay formas de hablar y posturas similares en varios de los personajes que impiden generar una diferenciación de cada personaje. Quizá eso también pasa con los amigos íntimos; que se confunden las palabras y se mimetiza uno con el otro. 
Jovany se está convirtiendo en una voz sólida para narrar y reflexionar sobre la enfermedad y el límite. Me parece que puede estar también entre otras dos aguas: aquel nadador-olímpico-en-la cama del que hablaba Kafka y aquel que inventa un pueblo para sí, siempre un pueblo menor, como opina Deleuze. En este caso, un pueblo que son los amigos. 




3 comments:

Anónimo dijo...

Excelente artículo. Jovany provoca una lectura íntima , personal . Quienes conocemos el entorno de este pueblo; que puede ser cualquier pueblo de Antioquia , es sin duda una descripción fidedigna de la manera de ser y de comportarse de nuestra sociedad girardotana. Esta novela nos lleva a reflexiones espirituales, porque estamos ante la muerte y la vida ; pero la vida que encuentra su gran vigor en la amistad , en los amigos, en las experiencias compartidas en lo vanal y lo sublime. En últimas, la vida no tiene un libreto. Solo el que e hacemos con las fibras de nuestras experiencia propia. Al final , tal vez, somos lo que vivimos y lo que recuerden de nosotros nuestros seres queridos y nuestros entrañables amigos . Qué grato leer esta novela , en la que en medio de una situació compleja de su autor , sabe reconocer esos amigos que dan sentido a nuestra vida y uno, quizás a la de ellos. Termino con unas palabras de Octavio Paz , que dice: para poder ser, he de ser otro, salir de mi, buscarme entre los otros, aquellos que no son si yo no existo, aquellos que nos dan plena existencia.

Con afecto Vladimir Jaramillo G. Compañero de secundaria de Jovany Carmona y admirador de su obra.

Anónimo dijo...

Vladimir se roba la plata del contrato que le dieron los decentes. Asesor de que ése bruto, el peor alcalde de la historia del pueblito. Quedese en copacabana con el bar que monto con la plata que se robo

Anónimo dijo...

Diego agudelo mentiroso