Familia Amoranimal

Por: Alejandro Ramirez y Doris Castrillón

Entre más conozco a los hombres, más quiero a mi perro, solía decir un sabio filósofo del siglo XVIII. Para confirmar que el amor más que una función es una condición del ser, de los seres vivos, basta con mirar una cola benigna y generosa agradeciendo, saludando, contentándose con la mano que le alimenta o le acaricia. 

Familia Amoranimal es un lugar de amantes. Perros, gatos, Liliana y Alberto. Más que un lugar, es una obra. Es la prueba que la condición humana cuando aplica su voluntad a propósitos nobles, sencillos, logran realmente traer de regreso la esperanza al mundo. Esta obra está ubicada en la vereda Mangarriba,  muy cerca a la iglesia. Liliana y Alberto, cómplices de este  sueño, son una pareja de amantes sensibles que una vez encontraron en el abandono de un perrito su verdadera vocación, la dirección de su destino.

Todo comenzó con Niño, un perro que se mantenía por los alrededores de la alcaldía, el cual recogieron a causa del lamentable estado de salud que tenía entonces. Su dueño había muerto, y como la familia no lo quería, lo arrojó a la calle. Lo encontraron deprimido, no comía. Les llevó cerca de 6 meses recuperarlo. 

“Cuando llegamos con él a casa, convencimos a papá de recibirlo con la condición de que se iba apenas se recuperara”, comenta Liliana, mirando maliciosamente a  Alberto  –el papá- quien es hoy, curiosamente, el más enamorado y comprometido con la causa.

Niño no consiguió ser adoptado, y junto con Lupe, Paquito, Sarita y la Mona, es uno de los perros de la casa. Son perros que por sus condiciones, Liliana y Alberto no quisieron entregar en adopción, o en otros casos no fue fácil conseguirles hogar. 

Es el caso de Paquito, quien llegó a tocarles la puerta en una madrugada de lluvia. Liliana recuerda que en ese momento Alberto Salía al trabajo, y se fue  volviéndose a cada rato, para hacernos señas de “no más perros” aunque finalmente lo acogimos. Era agresivo, nos mordió a todos, nos quedamos con él por miedo a que mordiera a las personas que lo adoptaran, lo cual sería un verdadero problema porque lo podrían volver a tirar a la calle.

Sarita fue adoptada del albergue municipal, en donde se encontraba en muy mal estado. Una herida profunda en su cadera, otitis, conjuntivitis e incontinencia, entre otras enfermedades. Hoy en día ya está sorda. Se encariñaron tanto, que no pudieron salir de ella, sobre todo porque está muy viejita.

La razón para dejar los perros viviendo con ellos, es fundamentalmente para evitarles más sufrimientos al cambiar de amos, o  llegar a un lugar donde tal vez no los cuiden como lo necesitan. Los perros allí, a diferencia de cualquier otro refugio, no están todos en corrales. Muchos de ellos duermen en la casa, tienen su propia cama. Los muebles y todo allí está limpio y debidamente acondicionado para la comodidad de personas y perros. 

Los primeros pinos

Van dos años desde el momento en que recogieron a Niño. Hace uno y medio se constituyeron legalmente. Pero no todo inicia con Niño, pues antes hicieron parte de un grupo de personas que voluntariamente atendían paseando cada semana los perros  que recogen en la Secretaría de Agricultura. 

Es un grupo que lleva cerca de 5 años trabajando, cuenta Liliana que “vimos eso tan noble y bello que  junto con mi hija, nos unimos a ellos en el 2013.  Íbamos una vez cada 8 días con todos los implementos de nuestra cuenta, se bañaba a los perros una vez al mes. Además, comenzamos a promocionar las adopciones por las redes sociales, para ese entonces logramos que se adoptaran más de 30 perros”.

Como publicábamos las fotografías de los perros del albergue por internet, promocionando los caninos y los paseos, donde se evidenciaba su mal estado, empezaron a darse todo tipo de comentarios. Luego de los llamados de atención por las imágenes en algunos casos dolorosas, la secretaria, Janeth Alzate, nos advirtió que “ellos podían impedirnos la entrada para a esta actividad en el momento que quisieran”. Decidimos no volver a realizar esta actividad para no perjudicar a quienes habían empezado con ella. Efectivamente, al mes siguiente de habernos retirado, mediante carta desde la Secretaría nos suspendieron el desarrollo de estas actividades a nosotros y a las señoras que lo habían iniciado.

Por ese entonces, tenían también un proyecto de jornadas de alimentación para los perros de la calle. Liliana recuerda que, para colmo, “tampoco querían las jornadas de alimentación dizque porque atraía más perros. Los alimentábamos los viernes en una jornada que denominamos: Pancitas llenas, colitas felices”, llegando a alimentar en algunos casos hasta 30 caninos de la calle.

Luego, desde la Fundación, trataron de hacer acercamiento con la Administración Municipal y la Secretaría de Agricultura, pero no respondieron de ninguna manera. “En Girardota nos ha tocado muy difícil, no sólo por la falta de apoyo, sino por los malos antecedentes que había dejado una corporación que ‘trabajaba’ por los animales”

Después de eso, comenzaron a trabajar desde la casa. Continuaron con la jornada de alimentación, sin pedirle nada a nadie. El proyecto se comenzó a cristalizar al tiempo, cuando un veterinario se ofreció a realizar dos esterilizaciones gratis al mes, que con el tiempo fue creciendo a cuatro, o  a seis y así se incrementó sucesivamente. “No pedimos nada a cambio por nuestro trabajo”. Un Dios le pague es lo más grande y suficiente, aunque hay gente que se aprovecha de la buena voluntad. Hemos llegado a esterilizarle varios gatos a una sola persona y ni un Dios le pague recibimos a cambio. 

Comenzaron en la casa donde vivían en Girardota la Nueva, Ahora alquilaron una finca, que llaman “La Batea”. Es un espacio con características muy apropiadas para mantener los perros. Los vecinos no molestan, porque los perros son tranquilos y todo se mantiene limpio.  En la actualidad están acondicionando un lugar para recibir también los gatos, llamado “Hogar de paso minino”, de hecho tienen un comedero donde alimentan a varios felinos que viven en el sector.  

Con el corazón, las uñas y los angelitos

El proyecto se sostiene de donaciones y del sueldo de Alberto, que es docente oficial hace 20 años en Medellín. Pero además tienen lo que ellos llaman “ángeles que nos ayudan”. En el tiempo que llevan trabajando, han conseguido realizar cerca de 70 esterilizaciones gratuitas. 

Además, cuentan con el apoyo Faber Córdoba, de la escuela  de adiestramiento Canino Dog Training,  quien se les puso a la orden. Este ayuda en la recuperación de los perros, y contribuye además con las campañas que la fundación trabaja en los colegios como una de las líneas de acción de su función social. En uno de los colegios de Girardota (I.E. Colombia), tienen un grupo de ocho estudiantes  que alfabetizan con el proyecto.  

Cuentan  también con la voluntad y el aporte invaluable de un veterinario, quien  es incondicional “a la hora que sea nos ayudan y cuando no tenemos con que pagar nos dan créditos, lo cual es una gran ayuda”. Comenta Alberto.

Una vez que la fundación fue legalizada, se dieron a la tarea de escribirle a las empresas para intentar gestionar recursos, buscando que integraran este proyecto a su proyección social, porque los perros de la calle son un problema de todos, pero no hubo eco. “No tenemos afán, igual seguimos trabajando. Es algo triste, recibimos más aporte de la gente de Medellín que de la misma gente del Municipio. Tenemos una madrina en Medellín que nos aporta 100.000 mensuales sagradamente”.  Cuenta Alberto, casi decepcionado pero como quien no da el brazo a torcer en su propósito.

Añade que “Hemos venido trabajando con las uñas, la solución no es, por ejemplo, poner comederos y bebederos en la esquina.  El asunto es de sensibilizar a la gente, debe ser algo integral, por eso ahora se habla es de bienestar animal integral, mediante una política pública que de solución en el tiempo a esta problemática en Girardota.”

Y la administración… ¿qué?

La Fundación Familia Amoranimal no tiene relación alguna con la Administración Municipal,  Tal vez sea porque les gusta la independencia, o no tienen apellidos, ni prometen votos. “no nos gustan los problemas y no nos gusta comprometernos con política”. Dice Alberto, lo que me recuerda  esos tiempos electoreros en que el amor por los animalitos es una pose característica que produce buenos réditos electorales.

Cuando llegó el nuevo Secretario de Agricultura, la fundación vio posibilidades y esperanzas en iniciar una nueva etapa en la relación con la Administración, mandaron cartas y trataron de acercarse, pero nuevamente no recibieron respuesta. Un día fueron invitados al Concejo, allí expusieron su trabajo, y los concejales  vieron que lo que hacen no es un juego. “De la sesión del concejo nos quedaron buenos consejos, flores que a los días se marchitan”, dice Liliana, sonriente mientras acaricia a Sarita.

 La última vez que fueron al Concejo fue hace una semana, a mirar el informe de la Secretaria de Agricultura sobre el bienestar animal. “Pensamos que un albergue no es la solución, insistimos que la estrategia debe ser integral, en el informe del concejo se habló de muchos avances, se dijo que ellos están sensibilizando con los colegios.  Lo bueno es que se unieron con una universidad. 

Quisiéramos ver como es el albergue de la Rinconada. En el informe del concejo se dice que aumentaron las adopciones, hablan de 260 caninos en adopción, lo que nos parece una cantidad exagerada frente a la población de perros callejeros con la que cuenta Girardota” comentan Liliana y Alberto, agregando uno lo que el otro olvida. 

Lo que se haga en Girardota tiene que perdurar en el tiempo, nos preguntamos, por ejemplo, ¿cuando estupefacientes reclame  el predio de la rinconada qué?  por eso la fundación viene trabajando en una Política Pública para proponer al Municipio, la cual considera los aspectos económicos, políticos y sociales, que podrían contribuir a trabajar efectivamente por los animales. “De hecho en el concejo hablaron de tres acuerdos que no se han hecho efectivos, dicen que nosotros somos los llamados a hacerlo cumplir. En Bogotá hay un trabajo de política pública excelente. Quisimos replicarlo a las condiciones de Girardota. Pero de hacerlo debe ser con una nueva administración”. Explica Alberto. 

Adopción responsable

Para ser independiente, y trabajar con las uñas, como ellos mismos dicen, son muchos los alcances. A la fecha han logrado entregar 75 mascotas en adopción responsable. Pues no se entregan a cualquier persona y de cualquier manera, como tampoco reciben  todos los perros que les llevan, pues aparte de que no tienen las condiciones, hay gente que llega a imponerse y solo buscan deshacerse de sus responsabilidades.” Para nosotros todo depende de las condiciones del animalito, y de la sinceridad de la persona”, acota Liliana.

“Nosotros no nos encartamos con los perritos”, afirma Liliana. Para entregar un Perrito en adopción, es necesario que la persona pase por 4 filtros, primero que llenen un formulario que les mandamos vía internet, luego les hacemos una entrevista personalmente, incluyendo una llamada al hogar donde será recibido. En este punto se queda la mayoría, porque nos interesa que todas las personas que conforman el hogar acepten la mascota. Luego deben firmar un compromiso de adopción y esterilización y por último hacemos un seguimiento constante a través de fotografías, por redes sociales, llamadas y en algunos casos visitas.  Hasta el momento, aplicando juiciosamente este método, no han tenido devoluciones.

El trabajo de Liliana y Alberto si bien lo hacen en beneficio de los animales, no cabe duda que tienen repercusiones directas sobre el bienestar de la comunidad de Girardota.  Su actuar generoso bien vale ser reconocido como un esfuerzo heroico, aunque el reconocimiento no debe quedarse allí, el llamado es apoyar aportando, difundiendo lo que hacen. Para concluir, esta frase de Gandhi bien puede ilustrar el invaluable aporte que hace la fundación Familia Amoranimal: "La grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados."