Cerrar el paso a la mierda: un manual de activismo por el clima

 

Fotos de Ende Gelande en Flickr

Después de tantas manifestaciones callejeras, vale la pena levantar la cabeza del pavimento y escupir la bala y toser el gas lacrimógeno. Hay que reflexionar sobre nuestra precaria manera de protestar, que deja un saldo de tantos muertos y heridos. Si no cambiamos la manera, tampoco cambiaremos el resultado.  Por MH. Muñoz

A principios de año el movimiento alemán Ende Gelände de Acción por la Justicia Climática, publicó un manual (en inglés) de activismo titulado: Shut shit down (2021). “Cerrar el paso a la mierda” (en español), donde explican cómo han hecho las cosas hasta el momento. 

 

Este manual sorprende por muchos motivos, especialmente, por la complejidad de la Alianza Ende Gelände.

Las luchas ambientales, por ejemplo, no tienen aquí plataformas lo suficientemente sólidas (con algunas excepciones, como Movete, en el oriente Antioqueño) y acumula más pérdidas que victorias al trabajar de manera cada vez más aislada en las regiones y sectores, blanco fácil para los sicarios de multinacionales, terratenientes, empresarios y gobiernos. 

Por supuesto, no estamos en Europa y aquí no tenemos los mismos ingredientes para cocinar su receta, como ellos lo saben. 

Colombia está atrapada en viejas dinámicas de movilización, que favorecen la espontaneidad y el capricho de algunos, que jalonan las movilizaciones masivas, pero no se ocupa el alma lo suficiente en trabajar desde las bases en la elaboración de estrategias, tácticas u objetivos de movilización masiva. 

Lo que ocurre en las calles actualmente (motines, vandalismo, con manifestaciones pacíficas cargadas de cultura) parido por la indignación acumulada, puede ser todavía desmovilizado por la “institucionalidad”, diestros en administrar el caos. 

Las asambleas populares que se vienen dando en el país son un ejemplo de autoorganización importante, pero sus alcances parecen borrosos. No obstante, las Primeras Líneas han hecho de la movilización permanente la “Nueva Normalidad”. 

Sin embargo nuestras protestas son todavía como las del niño que chilla para llamar la atención del adulto, es decir, el gobierno. Tal vez no es al gobierno al que hay que interpelar, sino a la sociedad. 

Ende Gelände es experimentado en todos los aspectos en los que somos débiles en Colombia. Aquí todavía hacemos asambleas donde todos votamos, llegando al consenso por mayorías, ellos en cambio, han "comprobado que la típica decisión por mayoría no es adecuada para esto, ya que suele acabar silenciando a las minorías" (véase capítulo Plenarias Internas).

Aquí no tenemos planes a largo plazo, y el movimiento social es explosivo, reactivo, es decir, depende demasiado de las noticias del día, los proyectos de ley, o en general, las provocaciones del gobierno, para actuar. Ende Gelände trata de hacer planes a largo plazo en busca de una gran movilización masiva por año y crear coyuntura.

Aquí se conforman comités o grupos de trabajo donde van a morir las propuestas en vez de tomar vuelo. Allá, en cambio, se multiplican y diversifican los grupos de trabajo, cada uno encargado de aspectos esenciales de la logística de la movilización y al parecer funcionan. 

Allá se opera por grupos de afinidad, generalmente de amigos, que van juntos a las movilizaciones y se vinculan a un Dedo, en el que hay cientos de personas. Cada Dedo puede tener una función, color, concepto distinto dentro de la movilización, cinco dedos o más conforman una Mano, que es el grueso de la acción. 

Ende Gelände no surgió de manera espontánea, sino que ha recogido diversidad de tácticas y prácticas llevadas a cabo por diversos activistas europeos desde hace décadas. 

Se reconocen por usar trajes blancos y mascarillas para desindividualizar la protesta. Se preocupan de ser incluyentes con las mujeres y queer, distinguen entre quienes pueden ser detenidos y no, hacen enormes campamentos para organizar la acción. Así han logrado pasar de ser un grupo de 30 en la primera acción, a ser alrededor de 6 mil hacia el 2021. Ver fotografías de las acciones. 

Si usted, amigo lector, hace parte de una organización y no está del todo satisfecho con lo logrado hasta el momento, si sus manifestaciones todavía son escuálidas procesiones de pueblo, si considera que su forma de organización tiene fallas estructurales, Cerrar el paso a la mierda podría inspirar.