Los árboles no controlan emisiones industriales

Por Cristian Zapata

Abogado, Magister en Derecho Ambiental

Un árbol es muchas cosas a la vez: Un buen retenedor del suelo, un reservorio de fauna, un protector del agua, un aditamento al paisaje y un sumidero de CO2. Los árboles no generan oxígeno. Capturan el CO2, retienen el C y liberan el O. Hasta ahí, la cosa sonaría bien, si no fuera porque Girardota no tiene problema por CO2. Girardota está envenenada con material particulado que exige otras medidas.

Llevo la mayor parte de mi vida ocupándome de temas medio ambientales y puedo distinguir las políticas eficaces del mero ambientalismo frívolo. O como los llama Caparrós, a los ecologistas de los ecololós.  Mucho más cuando, como pasó con mi artículo sobre los árboles y el aire de Girardota, las réplicas no vienen de técnicos serios, sino del grupo de áulicos a sueldo que el señor alcalde envía con contrato en mano a desacreditar -como lo hace él mismo desde sus discursos conspiranoicos- sin ocuparse de refutar la idea central que se impone a pesar de su actitud de avestruz: que los árboles no contrarrestan la contaminación de material particulado en el aire. Que sembrar árboles no va a limpiar el aire.

Para seguir con las listas, recuerdo cuatro antecedentes de grandes errores que han pasado aquí y a la que se puede unir Girardota si continúa con esa idolatría ciega por el árbol que debería reservarse sólo para el Señor Caído.

1.  El fanatismo por el árbol, y el oportunismo político con eso, ha llevado a tonterías realmente insólitas en nuestro medio local. El valle de Aburrá sufre un fenómeno de inversión térmica, que tiene contaminado su aire con los peores índices de material particulado del país. Cifras de hasta 8 muertos por hora y las enfermedades respiratorias acaparando la quinta parte de los servicios de urgencias. Sin embargo, cuando se diseñó el proyecto del túnel verde, en Envigado, de inmediato vinieron los ecololós: jóvenes, artistas, actores de televisión y, claro, políticos, se fotografiaron encadenados a los árboles del rededor de la avenida El Poblado. Hubo peleas, gritos, demandas.

Envigado tiene otro de los microclimas que agravan la calidad del aire -como Girardota-. Allí claramente hay un flujo vehicular altísimo que agrava la crisis. El proyecto del túnel verde pretende poner a pasar el Metroplus, un transporte público masivo que funciona con combustibles no contaminantes. Pero los ecololós no querían permitir un transporte público con energía limpia; preferían unos árboles ancianos, muchos de ellos, emisores de CO2. Contaminaban más los árboles de allí, que el bus que querían pasar. Pero eso no importaba, meterse con el árbol era sacrílego.

2. Hace ya varios años, en Medellín se empezó el proyecto para ampliar la avenida regional a la altura de la universidad Eafit, construyendo un nuevo carril que llamaban vía distribuidora. Así se quería agilizar el tránsito vehicular y evitar concentraciones de smog y ruido. Mientras eso pasaba, la ladera del poblado y la loma del Escobero estaban siendo devastadas. La vegetación de una zona que se supone que es área protegida, porque de allí viene el agua para todo el valle, se destruyó: falsificaron licencias, secaron quebradas, removieron bosques, se desplazó a la fauna. Nada de eso generó movilizaciones, excepto cuando se tocaron los árboles para la vía distribuidora, a pesar de que la licencia ambiental ordenó tener que plantar tres por cada uno que talaran.  La destrucción del Escobero se tiene como el mayor crimen ambiental cometido en la región y se hizo al mismo tiempo en que se encadenaban a los árboles de la avenida regional. Muchos de esos encadenados hoy viven en las casas que destruyeron la ladera y generaron tragedias como la de la Cola del zorro y el Space.

3. El fanatismo por el árbol ha llevado a contradicciones entre las mismas entidades ambientales, que deberían regirse por los mismos parámetros, pero se comportan a veces de manera opuesta, dependiendo del partido que se le quiera sacar a esto. Por ejemplo, si se hace con controles, cortar un árbol frutal en una zona rural de este departamento es sencillo, se atienden las recomendaciones y Corantioquia procede a autorizarlo de forma más o menos rápida. Cortar un árbol en zona urbana es un martirio: el Área Metropolitana pone todas las trabas del mundo y se inventa teorías disparatadas. Yo he visto informes que prohíben cortar un palo de mango diciendo que es una especie nativa que hay que proteger, olvidando que el mango es nativo de la isla de Mangostán y por eso se llama así. Y ha llegado el problema a tal punto, que veces ha habido árboles grandes que amenazan con caerse y poner en peligro casas y familias, sin que el Área autorice su tala. En ocasiones se ha tenido que recurrir a tutelas y acciones populares para buscar que al rancho de una familia pobre no se le vaya a caer el árbol que los ecololós no permiten tocar.

4. Un árbol es muchas cosas a la vez: Un buen retenedor del suelo, un reservorio de fauna, un protector del agua, un aditamento al paisaje y un sumidero de CO2. Los árboles no generan oxígeno. Capturan el CO2, retienen el C y liberan el O. Hasta ahí, la cosa sonaría bien, si no fuera porque Girardota no tiene problema por CO2. Girardota está envenenada con material particulado que exige otras medidas. Si quieren sembrar árboles para limpiar el CO2 de Norteamérica, está muy bien, muy solidario que lo hagan mientras la gente acá se les muere por sus propios y autóctonos problemas.

ÑAPA:

Alguno de los adláteres pagados por la administración para desacreditar mi posición con los árboles usaba el término bizantino. Estoy de acuerdo con esa palabra. Cuenta la historia que Bizancio se acabó cuando en la torre del emperador los patriarcas estaban hablando sobre el sexo de los ángeles, mientras en la parte de abajo los bárbaros la invadían y derribaban.

No se me ocurre mejor alegoría de lo que pasará en Girardota. Bizancio en pleno: mientras la administración se retrata y usa toda la retórica de que dispone para defender su tema del sexo de los ángeles, vuelto árboles para sembrar, el aire se va a poner más invivible porque los bárbaros no van a parar sus emisiones. Nunca antes había querido tanto estar equivocado como ahora. Hay vidas en juego que deberían importar más que una pelea de imagen; alguien allá adentro, en esa torre-alcaldía, debería considerarlo.