En defensa de Pedro Hoyos y la crítica de chimeneainformativa

Editorial

Decía el maestro Alberto Aguirre que “la mente de los arrodillados -y de ese cuño está hecho hoy nuestro país- no concibe la crítica a este mundo sino como obra de resentimiento” (El Mundo, 1 de abril de 1981). Así, desde las tribunas del poder local, han querido fabricar la imagen de un enemigo público, el que miente, difunde chismes y critica sin argumentos las acciones del alcalde, por pura maldad. Y han puesto a ese enemigo un nombre reconocido, Pedro Hoyos (y Cia.), la piedra en el zapato de los políticos corruptos girardotanos.

Ha sido el coco, no solo para esta, sino para las últimas tres administraciones, que lo han vituperado sin escatimar recursos. Con iguales resultados, porque estos políticos de baja estofa han ido menguando, o han pasado a la historia como lo que fueron: burócratas sin ideología inflados por la publicidad, ávidos de enriquecerse a nuestra costa en puestos públicos. Mientras, Pedro Hoyos sigue ahí. ¿Cómo es posible?

Pedro Hoyos es un ingeniero mecánico que llegó a ser jefe de carrera en el Politécnico Pascual Bravo, lugar que abandonó para dedicarse a la empresa privada, más rentable. Hizo fortuna y sin dilapidarla, pagando apenas la impresión de un papel periódico (de 50 x 33 cm, abierto, 4 páginas cerrado) a una sola tinta, se ha vuelto el más temido enemigo del establecimiento político girardotano. Desde allí no ha dejado títere con cabeza.

Lo interesante es que Pedro no actúa solo. No redacta las denuncias, no toma las fotos, no diseña ni maneja un blog o una página de facebook: ni paga un salario a nadie para que haga esas cosas, ni amenaza con reprimendas a sus empleados para que compartan sus publicaciones. Otros hacemos esa labor quisquillosa, de manera voluntaria. ¿Cuál será su secreto?

Y da la casualidad de que lo hacemos porque estudiamos periodismo o derecho o ciencias políticas en la universidad o nos interesa en serio difundir la verdad o salvar el medio ambiente. He ahí el misterio. No porque queramos un puesto en la alcaldía, ni una secretaría. Creen que nos mueve su misma ansia de poder, dinero o figuración, cuánto se equivocan.

Sabemos que Pedro Hoyos no es el mejor para hablar en público. No es un “buen político” pues no sabe ni mentir, ni adular, ni vanagloriarse, virtudes connaturales al político de mierda. Otros lo hemos vuelto un personaje público, al ver que tenía madera para representarnos, sin dobles intensiones, sin ambiciones personales, más allá del servicio público. Por eso le temen, porque nunca van a estar a su altura.

Pero él no es un muñeco nuestro, ni nosotros sus perros de presa. Pedro investiga, consulta fuentes y busca documentación, otros se han sumado. Por regla de oro, chimenea informativa no publica una denuncia sin prueba, una duda sin indicio. Por eso decía Fernando González, en Mi Simón Bolívar, “¡Cuán impertinente es el hombre que se documenta!”. Por ello decirle “pasquín” a Pueblo (el más pequeño y aguerrido periódico del Valle de Aburrá) y chisme a lo que publica chimenea informativa es no saber leer. Lo que hacemos es periodismo.

Gracias a esto, en todas partes del mundo, los ladrones de cuello blanco, los que se roban la plata de la gente, que son comunes en la política en Colombia, duermen intranquilos, quedan expuestos, se estresan, pierden seguidores, se les cae su imagen pulida en photoshop y por eso se rasgan las vestiduras en público y en ocasiones dan con su osamenta en la cárcel como los pobres diablos que siempre fueron.

Detrás de las ominosas invectivas contra Pedro lo que hay es un profundo terror a que sus denuncias, como dice el reciente “periódico” impreso (ese sí en full color, papel propalcote, 5000 ejemplares, carísimo, pésima redacción) pongan “en peligro la viabilidad de un liderazgo regional que se proyecte a nivel nacional” (La prensa, Antioquia, diciembre 29 de 2020).

Consideramos peligroso que un sepulcro blanqueado escale mucho, sin nuestra vigilancia, en la burocracia regional y nacional. Por su parte, Pedro Hoyos es el único político-no-profesional que ha participado en la vida democrática girardotana a quien no se le ha encontrado nunca un contrato chimbo. Es inútil cubrirlo de adjetivos envenenados, mejor estudien su carrera, si quieren dañar su imágen, aprendan de él y denúncielo con pruebas de sus “mentiras”. Con gusto, y en honor a la verdad, se las publicamos.