De nuevo el Bloque Metro

Por Redacción Chimenea

La reestructuración paramilitar es un hecho que avanza de manera más fuerte y amplia en el país. Aunque es un secreto a voces que estos grupos nunca se fueron totalmente, sino que mutaron a estructuras mafiosas, empresariales o criminales con otros nombres, parece que ya es menos oculto su poder territorial como lo hacían anteriormente; por ejemplo, en lugares cercanos a las ciudades o a los cascos urbanos.

¿Qué está pasando o qué pasará con Girardota en este sentido?

El programa de televisión Señal Investigativa, perteneciente a Señal Colombia, publicó un reportaje el 7 de julio donde informaba sobre la expansión e influencia de un nuevo Bloque Metro en el Oriente, el Nordeste antioqueño, el Magdalena medio y el norte del Valle de Aburrá.  Su investigación se basó en dos medios periodísticos: Oriéntese y Revista Raya.  En pocas horas se estaba discutiendo a nivel nacional sobre el reencauche de una de las estructuras más sangrientas de las AUC, quien ejerció poder en Antioquia y además fue uno de los grupos encargados de sembrar terror en Girardota a finales de los 90s y en la primera década del 2000. Buena parte de las veredas de la zona oriental de Girardota fueron epicentro del control paramilitar.

El nuevo Bloque Metro tomó el nombre de uno de sus fundadores más terribles: Carlos Mauricio García Fernández, Doble Cero, el exmilitar que formó a miles de hombres en el arte del desmembramiento, la tortura, la desaparición y el asesinato.

Contaba la investigación que el 3 de julio les desmantelaron un complejo cocalero que tenían en Barbosa, en la vereda Popalito, la cual también se ubica en el margen oriental del río Aburrá a pocos minutos de Girardota. Un comunicado del ejército decía que la Cuarta Brigada había encontrado: “303 kg de clorhidrato de cocaína, 65 kg en pasta base de coca, 7 edificaciones en madera, 1500 kg de insumos de sustancias sólidas, 3000 galones de insumos químicos líquidos, 4 torres de destilación (marcianos), una planta eléctrica con gran capacidad para brindar fluido eléctrico a las 7 estructuras, un transformador, varias grameras, abundantes moldes, 3 prensas hidráulicas, cocinas industriales, 13 hornos microondas, empacadoras al vacío, varios cilindros de gas,  varios compresores y abundantes tanques de almacenamiento.” 

Tiempos un poco distintos estos: antes la Cuarta Brigada acompañaba y fortalecía con armas, tropas, silencio y estrategia a la expansión de este y otros bloques paramilitares. Hoy les incautan un complejo cocalero a media hora de la ciudad. Esto también ocurrió el 7 de julio (4 días después de Barbosa) cuando el mismo batallón especial de la Cuarta brigada les desmontó otro complejo cocalero al nuevo Bloque Metro pero en San Luis, esta vez un poco más lejos del área metropolitana de Medellín.

Hace poco aparecieron unas pintas de las AUC sobre algunos postes de energía en el camino que conduce de Juan Cojo a la Calera.

Esa misma vía fue testigo de la expansión paramilitar del Bloque Metro en la zona oriental del municipio: por allí bajaron varias familias desplazadas, buscando el casco urbano; fue también un lugar de ejecuciones de jóvenes y un sitio cercado por el control narco-paramilitar pues era el punto de entrada a una gran finca que habían montado: allí tenían cocina cocalera, producción de cerdos, sitio de torturas, asesinatos y un espacio veraniego para algunos de los jefes, como Vicente Castaño.

Lo que la gente conocía como la Finca de los paracos, hoy es un sitio que pertenece a una empresa agropecuaria con su sede principal en Bello. Semanalmente bajan 4 carros, tipo camión, llenos de marranos que son vendidos en la ciudad. Una parte de la finca pertenece a la Sociedad de Activos Especiales, sin que eso haya significado un proyecto de restauración efectivo para las víctimas.  Hace 2 años, apenas, se dio el primer proceso de restitución de tierras mucho más arriba de esta finca. Los beneficiados fueron una familia que tuvo que abandonar su tierra en 2006. Ese proceso fue el primero de restitución en el Valle de Aburrá y hace un mes y medio el Gobierno Nacional anunció que había entregado otros terrenos de la SAE en Girardota, sin que aun la administración municipal haya comunicado esto en sus redes.

La historia del conflicto armado en Girardota es amplia y atraviesa la historia y hasta la identidad local, así algunos pretendan acallarla o minimizarla como un asunto que se debe quedar en los tiempos pasados y que es mejor no comentarse en el presente.

Como lo contó el artículo de investigación del portal Kavilando, Girardota consolidó una estructura tipo convivir llamada el Buen Vecino que tuvo mucho que ver con la creación de listas para ejecuciones ilegales, masacres y  la expansión paramilitar. Empresarios y políticos de entonces tuvieron conexión con el control que realizó el Bloque Metro en el municipio. La práctica de las ejecuciones ilegales no solo ocurrió en ese entonces, sino que siguió ocurriendo en otras temporalidades. Sobre estos y otros asuntos es mucha la información que se desconoce o que no se ha hecho pública. Como con buena parte de la historia del conflicto nuestra, mucha gente prefiere no hablar y son varias preguntas que como municipio tenemos sin resolver.

Pueda ser que los grafitis de las AUC que recién aparecieron solo provengan de un acto espontáneo que algún personaje realizó al cruzar por la vereda. Ojalá sea eso y no el anuncio de que volvieron a controlar el territorio con sus designios de muerte.