13 ago 2024

EL NEGOCIO DE LA MÚSICA PARRANDERA

Guillermo Buitrago
Guillermo Buitrago, padre de la música parrandera.

MH Muñoz

Del “Me gusta el ron de vinola” a “El apachurrao” hay un largo trecho y José Muñoz es un hito en esa historia. Lo confirman sus más de 5 mil canciones, como presumen. Muchas nos las sabemos de memoria, al menos el estribillo. En el Valle de Aburrá, y creo que en Antioquia, hemos sido marcados profundamente por la música parrandera. Pero, ¿cuál es esa impronta?

José Muñoz y Neftalí Álvarez comenzaron su carrera por el 52. Poco llevaba la moda, tras el éxito de un muchacho rubio que había roto el raiting de la radio caribeña, Guillermo Buitrago. Discos como "Compae Heliodoro" son hits rotundos. Murió de tuberculosis a los 29 años tras una vida muy trágica de artista bohemio. Había compuesto el canon de la música que oiríamos en ciudades y pueblos de Colombia y en las fiestas decembrinas, año a año. Nuestra incipiente cultura sería tiranizada por su berrido.


José Muñoz, prolífico compositor bellanita radicado en Girardota. 

Como yo te buscaba”, “No te quise”, “Mujer sin corazón”, “Yo valgo más”, fueron las primeras canciones que se viralizaron del músico bellanita. “Como yo te buscaba”, que llegó a ser interpretada por Plácido Domingo, era núbil, virginal. De conservar ese aire dulzón otro sería el cantar, pero tampoco era gran cosa en la tierra de altos poetas como Barba Jacob. El primer éxito “Yo valgo más” de Muñoz ya tiene la impronta paisa, insignia de su “raza” maldita: el machismo triste.


“yo valgo más que tu

Porque soy hombre

Aunque tenga mi traje remendado”


Naturalmente, las mujeres suelen -y deben- dejar a estos borrachos: floreció así un género que los tiene aullando por décadas.

José A. Bedoya, otro intérprete del vetusto invento, revela que en Sonolux le dijeron que tenían fe en que él “va a dar resultado”, “intentando que su voz se pareciera a la de Buitrago” (1). Desde el principio aquello fue un negocio, primero de las disqueras y hoy de las emisoras. Se trataba de imitar la voz de un tuberculoso, semejante a la de un ancianito, pero tenían menos de 30 añitos.  Imitar, signo del subdesarrollo, a Buitrago, les dio el éxito en las emisoras, agravándose la cosa en Diciembre, para el beneficio de la Fábrica de Licores de Antioquia, que reportaba las mayores ganancias.

Son muchas las canciones que se hicieron populares desde aquellos primeros 50s, pero estos juglares no veían en la música correa de transmisión alguna para superar nuestro subdesarrollo, incluso en una época marcada por el fervor revolucionario. Al que siempre fueron impermeables. Ellos eran “Los relicarios”, es decir, gente de camándula.  Londoño y Tobón (Op cit., 2018) sugerían que no era común que la música parrandera se abordaran realidades socioeconómicas, aunque siempre aparecieron algunas con contenido social.

El lamento del pasajero”, de José Muñoz, es un claro  ejemplo. Es la que dice:


“Tengamos paciencia hermanos

Para que no fuimos ricos

Ya tenemos que viajar

Colgados como unos micos”


Sobre ella dice el mismo autor en entrevista (2016) que la compuso simplemente porque el tema estaba “de moda”, lo mismo que otras canciones sobre impuestos, inflación, racionamientos, guerra.

No tenían mal oído para estas cosas “de moda”, José Muñoz y sus grupos, que siempre encontraron amplio público, aunque al final las emisoras y las disqueras perdieran su hegemonía con la llegada de internet y ya les pedían plata para poner sus discos, lo que llevó a que dejaran de grabar. Una pena, de qué agudos lamentos nos perdimos.

No eran artistas comprometidos con mejorar la realidad de su pueblo, condenado a seguir siendo explotado por las emisoras y la industria licorera, cada vez más embrutecido por el alcohol y el trabajo fabril. El capitalismo criollo llegó a saturar así, además de la jornada laboral de ocho horas, el tiempo libre en su totalidad y los rituales sagrados.

La deriva soez del género ha sobrepasado hoy día el mero divertimento, y el erotismo burdo y machista es la actual “moda” en un mundo hipersexualizado. De ahí el éxito del “Apachurrao” (7,1 millones de views en Youtube), otro éxito del oportunismo musical.

Ya no se censura a nadie, como en los días en los que “El ratón”, “Se me paró el reloj”, “El espanto”, de José Muñoz, fueron censuradas por la Curia, pues hoy el contenido sexual explícito es socio del negocio. Un negocio sexual, anal, pues por atrás es la sensación del momento.

El legado de un compositor popular como José Bedoya es nulo en términos espirituales, si la cultura es superior conciencia de nuestro ser histórico, si el arte verdadero nos incita a vivir con mayor lucidez y no precisamente a perder la conciencia.



Fuente:

 

1 Duque Suárez, León Felipe (2018). El mes de la parranda. El papel de la música parrandera en el Valle de Aburrá durante las festividades decembrinas. Tesis de maestría. Universidad de Antioquia.