14 ene 2014

Trapiches, científicos y obreros

Foto: Eliana A. Henao. Trapiche de Don Suso, Mangarriba.
Por Eliana A. Henao

Con el propósito de realizar un trabajo académico frente al tema de la comida, la soberanía y la seguridad alimentaria, decidí indagar por los trapiches de Girardota y su desaparición. Razones me imaginaba de sobra: TLC, precios elevados de los insumos agrícolas, contaminación ambiental y el cambio climático, abandono gubernamental del campesinado colombiano y ni qué decir del desplazamiento forzado.En la imaginación había un caldo de cultivo que se nutría de las desazones históricas de esta patria.



Encontrar fuentes de información no fue difícil, especialmente por aquello de los recuerdos. Los trapiches de Girardota fueron lugares que visité en mi infancia y adolescencia, en compañía de vecinos, amigos y familiares. Hacíamos largas caminatas nocturnas alumbradas por estrellas, historias de terror y risas, con la intención de disfrutar de las mieles que nos regalaban los señores paneleros a todos los que nos acercábamos.



Ir a melar, así le decíamos al paseo. Una olla, leche, pan, bicarbonato y cucharas para cada uno, eran los instrumentos que necesitábamos para compartir –al mejor estilo de la última cena- una olla llena de subido. Nos poníamos como locos con tanto dulce, con el olor a panela y el sonido de la máquina. En fin, ir a melar era toda una experiencia, que una podía repetir cada ocho o cada quince días, en casi cualquier vereda de este próspero municipio.



Y cómo no iba a ser prospero si la industria panelera fue una de las que dieron empleo y saciaron el hambre de los muchos que poblaron estas montañas. Sistema impuesto o no, la verdad de la caña de azúcar y de la panela se lee a la luz de hombres y mujeres que “a punta de aguapanela” supieron dar forma a este pueblo, a las montañas que cultivaron y a las muchas bocas que alimentaron.



Los trapiches son laboratorios, lugares donde lo que entra no sale igual (dígase humano o caña) y sobre todo porque una molienda nunca es igual a la otra.Los tubos de ensayo son esas enormes pailas  que calientan, hierven, cocinan y transforman los diferentes estados del líquido que sale de la caña; los trapicheros son los científicos, grandes conocedores de colores, olores, texturas y temperaturas. Entrar a un trapiche es entrar a una dimensión que satisface los sentidos, un lugar en el mundo que endulza y calienta.



Don Suso tiene uno de los tantos trapiches ubicados en la vereda Manga Arriba, que hicieron prosperar las tierras de Girardota y que, según sus propias cuentas, existe hace más o menos 90 años. Pertenecía a su padre que lo heredó del suyo, al igual que Don Suso y sus hermanos.



Dice Don Suso, con el ánimo de impresionarme porque sabe reconocer mi especial interés por el tema, que antes, cuando el trapiche era de su abuelo, la máquina era diferente, el sistema con el cual se sacaba el guarapo, es decir, con el que se exprimía la caña, se activaba con caballos, atados a un tronco que daba vueltas una y otra vez. Hacer panela, cultivar la caña (sembrar, desyerbar, cortar) y arriar las mulas, en los tiempos de su padre era una de las tantas formas de ganarse la vida y de alimentar las doce bocas (bajita la mano) que componían una familia campesina girardotana.



La edad de Don Suso está arriba de los sesenta años. Cuando éste comenzó a crecer, empezaron también a asentarse las empresas en Girardota y con ellas, muchos de los hijos de los campesinos ya no veían en las labores agrícolas la única forma de ganarse la vida. Enka de Colombia y Mancesa llegaron y se llevaron muchos brazos jóvenes que ya no usarían sombreros, azadones y mulas, sino cascos, palancas y botones. La modernidad y el desarrollo pondrían su sello en la historia de Girardota convirtiendo a campesinos en obreros. Don Suso fue uno de esos jóvenes.



Muchos de aquellos hijos de campesinos de Girardota, –ahora obreros- herederos de tierras, pocas o muchas y en la mayoría de los casos repartidas o en sucesión, no supieron qué hacer con ellas y las vendieron (de ahí las muchas fincas de recreo). Y es que ya no quedaba tiempo para labores agrícolas, ya había un salario para pagar el fiado en la tienda de la esquina.



Otros, entre ellos Don Suso, se negaron a abandonar sus raíces paneleras. Conservan aún los trapiches que heredaron de sus padres y las tierras donde ahora siguen sembrando la caña. Continúan prendiendo la máquina, revolviendo, amasando y aguantando los –ahora- irrespetuosos meladores que “llegan borrachos o drogados y no dejan trabajar”, solo por el gusto de hacerlo, quizás porque saben que serán los últimos científicos que hacen panela tal como la hacían sus abuelos.



Estamos presenciando la extinción de los trapiches paneleros tal y como los recordamos los que fuimos a melar hace años. La mayoría de la panela que hace Don Suso no la vende, la intercambia con su viejo amigo tendero por los productos de mercado que necesita en su casa. “Eso es una cosa muy bonita, oiga”, me dice y una sonrisa se dibuja en su rostro. “A los jóvenes de ahora no les gusta la vida”, comenta con nostalgia, porque para él “la panela es la vida”. “Trabajar en un trapiche no es lo mismo que trabajar en una empresa; en el trapiche uno se alimenta hasta con el olor, se vuelve fuerte, más despierto. No se enferma uno” dice, mientras recoge el bagazo que sirve de combustible para el horno donde se cocina el guarapo, y que después toma ese color dorado que ellos llaman las mieles. Es todo un ciclo de vida.



Le suelto la pregunta sin rodeos: Don Suso, ¿usted por qué cree que se están acabando los trapiches en Girardota? “Yo no sé los otros, pero los que yo conozco de Manga Arriba se están acabando porque no hay con quien trabajar. A los muchachos de ahora les gusta son las cosas fáciles y esto es un trabajo duro. Manejar moto y tomar fresco, eso les gusta”. Responde.



Y claro, Don Suso tiene razón, ahora las personas consumen  gaseosas, ya no se alimentan con aguapanela como él, que después de 40 años de ser obrero, ya jubilado,le sobran fuerzas para hacer el trabajo de cuatro hombres en su trapiche. Queda esperar que el SENA traiga su maravillosa máquina, el “Trapiche Móvil” que hace panela con solo apretarle un botón y en una hora.Y lo mejor es que lo puede manejar cualquier obrero. ¡Fácil, rápido y sin complicaciones!


12 comments:

Anónimo dijo...

Que bueno leer tantas voces femeninas

G dijo...

Interesante relato. Etnografiar... Una forma de ver, oler, oir, sentir y probar el mundo. E, un hermoso panorama de trabajo con la panela.

Anónimo dijo...

La forma de ver y recordar nuestros verdaderos empresarios artesanales que dieron forma a la economia girardotana.Que buen trabajo de relato.

Anónimo dijo...

Buenas tarde girardota.Quien piensan elegir para camara y senado?Estos candidatos tendran moral y capacidad para semejarsen a los electores.Los efectos pulmonares que padecen los girardotanos se les dede a toda estas roscas politicas ojo.ojo.Amen.

Anónimo dijo...

Recuerden Votar muy Juiciosamente "EN BLANCO" Haber si logramos cambiar esta clase politiquera que estan acabando con el pueblo, recuerde que ya se acabaron los carteles, hay pero pocos, estamos proximos a que terminen las Farc y faltaria por herradicar la Mayor plaga que tiene nuestro Pais "el 99 porciento de los politicos que son CORRUPTOS2 " QUE VIVA EL VOTO EN BLANCO PARA TODO"

Anónimo dijo...

Girardotanos.Que esperamos para girardota en el tema de salud.El aire cargado de desechos toxicos.Saben como nos percatamos de esto?que cuando en la mitad de la jornada nos agotamos porque la respiración no da más.Es si no mirar al rededor humos por do quier.Colaboremos en impartir conciencia.Areametropolitana.

Anónimo dijo...

pregúntele a la secretaria de agricultura Yaneth Alzate, sobre la calidad del aire? Y LO ILOGICO ES QUE ESTA FUNCIONARIA LE HACE EL LOBI A LAS EMPRESAS, EN VEZ DE DEFENDERNOS DE LOS ABUSOS AMBIENTALES A LOS QUE NOS SOMETEN. NO HE VISTO NINGUNA DENUNCIA DE LA ADMINISTRACION CONTRA LAS EMPRESAS CONTAMINADORAS. PIGMENTOS,AGREGADOS, ENKA,PQP,INVESA,ETC?

Anónimo dijo...

la salud de la gente que trabaja en esos trapiches si que esta jodida. contacto directo con humos de biomasa sin proteccion respiraforia es mas peligroso. las empresas tienen sistemas de tratamiento y los trabajadores tienen proteccion respiraroria. y si vas a denunciar, cual es la denuncia especifica? cual es el toxico? cuales.son las muertes? MUCHO RESENTIDO. se ve que nunca diste la talla para trabajar en una de esas empresas donde todo el mundo va a trabajar alli POR VOLUNTAD PROPIA. Alla a nadie obligan. la gente quiere trabajar alla porque el salario es bueno, se cuida al medio ambiente, hay programas sociales, etc. todos los quw trabajamos alla podemos dar fe de esro.

Anónimo dijo...

ósea que un trapiche panelero va a contaminar mas pigmentos? o la termoeléctrica de enka?, la ignorancia si es atrevida o la complicidad con las empresas que pagan o sobornan para que nos las denuncien, solo es compara la salud de los campesinos con la salud de un operario de una planta química y te darás cuenta quien es mas vigoroso. Espero que en unos años tengas que replantear si el anónimo anterior es de resentidos o de personas que pensamos en el bienestar de todos, incluyendo tus hijos.

Anónimo dijo...

Nadie paga sobornos para que no lo denuncien, deja a película!!

Anónimo dijo...

Enka nunca ha regalado nada para la comunidad y cuando se denuncio la termoelectrica, aparece de lo mas caritativo con la primera dama y algunas acciones comunales, regalandoles chucherias, ESTO NO ES SOBORNO O DISTRACCION AL PROBLEMA QUE SE NOS VIENE????????? y la pelicula se han montado es a otros, ojo con eso mi querido paisano, que le futuro ambiental de Girardota es muy negro

Unknown dijo...

hermoso relato, triste, pero desde que queden personas con conciencia hay futuro. estoy haciendo un trabajo para llevar nuestras costumbres culinarias a los colegios;aprender de las regios de Colombia de una forma diferente, y que estas tradiciones, al menos en la memoria no mueran.