El traje del emperador(cito)

Un artículo crítico de una nueva colaboradora que no podemos censurar a pesar de la intolerancia a la crítica del principal aludido. William Ospina lo escribió esta semana:"si algo ha hecho posible el avance relativo de la humanidad es el espíritu crítico de los insatisfechos".

 Por Carolina Sánchez (politóloga)

Cuando el rey habla, su palabra se impone, no en virtud de su sabiduría y prudencia sino en virtud del miedo que impone al súbdito: a perder la tajada burocrática, a ser regañado, a desobedecer al patrón, a contrariar, a criticar, a pensar. Y es que de hecho el rey infunde miedo, se muestra incontrovertible en sus informes, se reviste de cifras para esconder la realidad, en otras palabras cree que lleva un traje reluciente y pulcro, pero en realidad trata de cubrir algo que le es incómodo como la verdad, la desnudez de espíritu. Basta con mirarlo a los ojos, la ventana del alma, según dicen.

El poderoso, visto a los ojos, es un ser inerme, temeroso, preocupado –de ahí que ande escoltado-. En pocas palabras se cubre la desnudez porque en nuestra tradición política gobernar es controlar de manera implacable las fuerzas en pugna, ocultar las contradicciones y mantener al pueblo con apariencias, artilugios, y en último término, coaccionado: física y mentalmente impedido para la libertad.

Todo esto a propósito de la rendición de cuentas del alcalde de Girardota Fernando Ortiz, transmitida por la emisora del pueblo en vísperas de año nuevo. En dicho informe se daba a entender a la comunidad mil y una vez  que Girardota tiene el mejor alcalde del país. Pero no toda la gente cree en esos refranes de locutor enguayabado. Y me incluyo entre las incrédulas por varias razones.

Primero: Conozco las argucias del poder para engañar con las cifras. La estadística y la contabilidad al servicio de los políticos son como la tecnología en manos de un bruto: le sirve para embobarse y tratar de embobar a los otros. Es peligroso ese manejo de cifras que la gente no comprende o no le interesa, porque mostrando una realidad esconde otra más brutal: que los miles de millones del presupuesto y de los recaudos tributarios invertidos en aspectos sociales, son en realidad dinero que se pierde en contrataciones, consultorías, asesorías y otras experticias, y a la comunidad le llega más bien poco, la limosna visible casi siempre en obras de infraestructura.

Segundo: El estilo de la rendición de cuentas con secretarios dando informes al patrón y hablando como a él le gusta, son la herencia de los concejos comunitarios del ex presidente Álvaro Uribe, en donde se instalaba una especie de teatro para engañar al pueblo con la apariencia de que se es transparente porque se habla con cifras y se ordena como un capataz de finca. Y las cifras de la seguridad democrática trataron de esconder en ocho años las infames cifras del despojo, el pillaje y la explotación de las multinacionales en los campos colombianos.

Tercero: Los informes se dan con cierto tono de campaña, no se le siente al alcalde desinhibido, honesto, claro, sino más bien como un jefe saliendo a despedir el año con alardes y elogios a su administración que un pueblo enfiestado y embebido con la mentalidad guasca de Darío Gómez y Don Ebrio no se va a detener a cuestionar. La participación que quieren hacer ver es ficticia, porque el pueblo esta como aturdido con tanta fiesta y tanto guaro y tanto “no sea hijueputa que aquí mando yo”.

Cuarto: El enfoque de la tal gestión y  progreso para volver a creer es la visión desarrollista y neocolonial que busca la generación de riqueza a partir de la explotación indiscriminada de los recursos naturales, en nuestro caso, el aire y los minerales. De eso, por supuesto, no se habló en el informe. Se habló de Girardota como un polo de desarrollo que transita de la economía agroindustrial al comercio y los servicios. Eso es lo aparente. La locomotora minera perfora y destruye este pueblo (véase desde cualquier vereda alta los huecos que han generado retroexcavadoras día y noche sacando materias primas). El aire de Girardota en las noches está infestado de tóxicos.

Quinto: La administración dice fomentar la educación superior porque da cien becas y tiquetes estudiantiles. Eso es asistencialismo. La educación se convirtió en una retórica institucional al servicio del capitalismo y su teoría de la formación en competencias, competencias para sostener y perpetuar la macabra explotación del hombre por el hombre. Por mucho que se crea que dar becas y tiquetes es fomentar la educación la realidad es otra: muchos de los jóvenes del pueblo no tienen motivación para estudiar, y si estudian es para burócratas y funcionarios, mercenarios de la cultura, no para transformar la realidad social.

A fin de año, un informe como el que dio el alcalde es  un bálsamo, un sedante, puntos suspensivos de una administración que necesita mostrar porque tiene mucho más que esconder. Girardota, cita el alcalde, es el cuarto municipio a nivel departamental en capacidad de gestión según el Departamento Nacional de Planeación. Con esa estampa se adorna el traje del emperador girardotano. Y sus secuaces lo saben, pero no ven, por miedo, por obediencia, por mercenarismo, por falta de altivez en el espíritu. El rey está desnudo, es lo primero que hay que advertir, para después gritar: ¡Abajo el Rey!