7 dic 2013

La novela Biopic y la eternidad del cine

Jovany Carmona, escritor girardotano y cinéfilo, en el Kiosko Familiar.



Entrevista a Jovany Carmona, cinéfilo y escritor girardotano.

Por Mauricio Hoyos

“En términos cinematográficos un biopic es una película biográfica y aunque esta novela, obviamente, no es una película, intenta desde la forma y el fondo transportar al lector a un universo cinematográfico para hacerlo testigo de una historia acerca del amor de un hombre por el cine y una mujer”, es el modo como Jovany Carmona presenta su novela.


Biopic fue la novela ganadora de la Segunda Convocatoria de Estímulos al Talento Creativo 2013 del Instituto de Cultura y Patrimonio del departamento de Antioquia. Su autor es Jovany Carmona Hoyos, girardotano, que se ha desempeñado durante más de diez años como cineclubista en el Cineclub El Lienzo de Méliès, una organización que ha trabajado por promover el cine en el Municipio de manera independiente.

Este estímulo posibilitará la publicación de la novela a inicios del próximo año. Por el momento ha creado el blog http://novelabiopic.tumblr.com/ como parte de estrategia de promoción de la novela en donde se pueden leer algunos apartes de ella y algunas notas acerca de cine que Max, el protagonista de su historia, irá publicando a lo largo de estos días. 

Jovany Carmona



Quienes lo conocemos no podremos desprender su nombre del cineblub Lienzo de Méliès, por el que muchos girardotanos hemos pasado. Uno no tiene idea de lo que puede ser una filmoteca hasta que conoce la suya, que cuenta con cientos de películas de todos los tiempos. Ni uno conoce en el pueblo un cinéfilo hasta que conoce a Jovany Carmona. El cineclub de cada ocho días (este año fue los miércoles) es la misa a la que dejamos de ir los domingos cuando teníamos ganas de conocer cómo era el mundo allende las montañas.  Es la manera de ver buen cine gratis en un pueblo sin cine, pero con cineclub.
 

¿Cuál es la relación de la novela con el cine?

Jovany Carmona: La búsqueda va por el asunto de la metaficción, algo que a mí siempre me ha apasionado, sobre todo en el cine, el metacine. Y en ese sentido la novela ha tenido como búsqueda hablar de la ficción como tal. Las historias por más ficción que sean, por más que seamos conscientes de eso, nos afectan. Eso me deja mucha curiosidad, porque las historias nos afectan por más que sean inverosímiles, rebuscadas. La novela habla en un lenguaje metaliterario, de alguien que está escribiendo sobre su propia vida, pero al lector siempre se le da a entender que todo es ficción, que todo es inventado, que no debe creer lo que está leyendo, pero puedo apostar que aún así tú lo disfrutas…
Portada del libro

¿Qué es eso de metaficción?

Es ficción que habla de la ficción, ficción que habla de sí misma. Hay muchos tipos de metaficción. Una novela que hable de un escritor, una novela que hable del proceso de escritura, una novela que se describa a sí misma cuando se está escribiendo. En este caso en la novela es metacine, también, pero se habla de alguien que está escribiendo una novela y dentro de esa escritura se rompe la cuarta pared, se le habla al lector de frente a frente. Se desnuda ese artilugio.

¿El personaje tiene sus propios gustos cinematográficos o le gusta el mismo cine que al autor?

Todo está permeado por mi gusto y por mis opiniones acerca del cine, tanto sobre las películas que detesto como las que me gustan. El protagonista tiene una posición diferente hacia ciertas películas, desde su personalidad, que quizá también sea la mía, pero ese protagonista puede ser muy egoísta a veces en sus apreciaciones, o muy radical, muy despectivo con ciertos tipos de cine que se hace, pero prácticamente intenté manejar esa separación del protagonista con el autor.

¿Qué cine le gusta al protagonista?

Sobre todo las de metaficción, Reconstrucción, de Christoffer Boe, 8 y 1/2, de Fellini, también películas como Leolo, el cine de Buñuel, todo el cine de Buñuel, sobre todo El ángel exterminador. También David Cronenberg, el cine de autor, películas que de una u otra forma lo han marcado a uno y también al protagonista dentro de su desarrollo o de su búsqueda del cine. Él también maneja un cineclub de cine mudo, tiene unas películas mudas que son sus preferidas, que en mi caso puede que no sean tanto, pero que al final son significativas en la historia del cine, como Las tres luces de Fritz Lang, Intolerancia, de Griffith, El Nacimiento de una nación, de Griffith, una película que defiende el Ku Klux Klan, hace una justificación de por qué surge el kkk en EEUU, después niega esa asociación, pero en la película es evidente. Es una obra que parte en dos el cine mudo. Ideológicamente una propuesta que yo no comparto. También le gusta Tres hombres malos, de Jhon Ford, western de cine mudo, que a mí no es que me guste mucho. Hay muchas referencias.

¿De qué manera entra el personaje a interactuar con esas películas?

En la medida en que el personaje está llevando su vida de acuerdo a como si estuviese dentro de una película. De esa forma sus actos están premeditados no por lo que él quiera hacer, sino por lo que cree que desde afuera se vea más bonito como historia. Como él cree que se debe comportar en un guión clásico, con puntos de giro, con un clímax, de ver tanto cine se mete en la película de actuar. Empieza a confundir recuerdos propios con recuerdos de imágenes de cine. Es de una cultura que creció con la imagen. También está escribiendo una novela acerca de él. Que maneja también los elementos del guión clásico. Él sabe que se va a morir, entonces intenta buscarle un final bonito a su muerte.

¿El personaje tiene una enfermedad, cómo elaboras eso de la enfermedad?

Simplemente a raíz de que yo sufrí una enfermedad en la que me da fotofobia, veía el día diferente, me pregunté cómo sería ver todo en blanco y negro. Y más aún para alguien, en el caso del cine, una película a color cómo se disfruta si no la puedes ver a color, hasta qué punto te concentras más en la historia y no en la parte fotográfica. Porque la fotografía aparte de que habla del plano, la composición, también habla de los colores, las luces, las sombras, por ejemplo Stanley Kubrick, era fotógrafo, tenía un cuidado perfeccionista, una de él ¿cómo se disfrutará a blanco y negro? Como si la vieras en un tv a blanco y negro. El personaje progresivamente va teniendo episodios en que la visión le cambia hasta que finalmente va a quedar viendo en blanco y negro para siempre. El conflicto de él es cómo va asumiendo esa nueva realidad que hay en su vida, con la imagen…

¿La novela ocurre en Girardota?

Transcurre en tres espacios, pero son ficticios, el pueblo se llama La Estación, está inspirado en Girardota, pero algo cambiado. No tal cual. El otro lugar es Medellín. Y el último es el lugar donde va a huir de su enfermedad, donde puede que muera, es un lugar ficticio, mezcla de muchos otros. Más que un estado físico es emocional y mental. El pueblo (Girardota) está inmerso en la novela porque nací acá, crecí acá, con un montón de cosas que sólo se pueden dar en un pueblo. Costumbres, prejuicios, lo que sea.

¿Qué visión tiene de la vida pueblerina?

En la novela él lo ve como un recuerdo de su juventud. Está en otra parte. Aquí vivió su adolescencia, su juventud, luego estuvo en Medellín. Lo ve con amor y con odio, ahí están sus amigos, su infancia, sus primeros amores, pero también hay un montón de sentimientos en cuanto a prejuicios, a quejas sobre la doble moral que se maneja en el pueblo. También hay un capítulo sobre la violencia, porque en algún momento hubo cierta presencia paramilitar, una tía mía fue asesinada por los paramilitares aquí en Girardota, eso me marcó. Hay un sentimiento a veces en tono de burla, despectivo, de esta sociedad que pretende ser moderna pero que en realidad no lo es todavía y que conserva ciertas cosas típicas del pueblo, como el chisme por ejemplo, cosas que en la ciudad quizá no sean tan comunes.

¿Ampliemos la relación del personaje con los cineclubes?

Funda un cineclub de cine mudo. Siente cierta nostalgia por el cine viejo, el cine a blanco y negro, el cine clásico, esa nostalgia de que ese cine ya es un cine viejo, que ya nadie ve, totalmente olvidado. Un lenguaje que ya nadie se acuerda de él. En ese lugar él intenta hacer un cineclub para ancianos, porque es un lugar lleno de viejos, de muertos en vida, todo es viejo ahí, todo se está muriendo. Hay un sentimiento muy fuerte sobre el cineclub de acá, porque yo me formé ahí empíricamente, donde adquirí mi gusto por el cine.

¿Hay también en la novela una visión del cine actual?

Claro, hay una melancolía por el cine viejo, pero también por el cine de autor. En toda la novela es lo que se promueve, el universo propio, sin desmeritar otro tipo de cine, hay una intensión de encontrar ese arte, digámoslo así, más puro, en cuanto a la creación. Hay una crítica a Hollywood, hay varias partes en la novela donde se hace una reflexión en torno a ese cine que él llama 3D, dirigible, digerible, discernible: dirigido a un público, se digiere fácil, se desarma fácil, no hay nada abstracto en ese tipo de propuestas, nada que trascienda las ideas, busca vender. En cambio el cine arte te da elementos para vos pensar, en la vida, en el cine, en el arte como tal. Es donde entran en juego películas emblemáticas, Buñuel, kurosawa, Bergman, Fellini, Keaton.

¿Qué hay de los referentes literarios, la literatura sobre cine, Andrés Caicedo, por ejemplo?

Obviamente hay un personaje que se llama Andrés, físicamente es él, cabello largo, gafas grandes, medio torpe, es el mejor amigo del protagonista y es amante del cine, toda una referencia a Andrés Caicedo. En una parte menciono a Cali, ese grupo donde están Mayolo y Luis Ospina. Pero textos literarios no recuerdo, porque admito que mi formación literaria ha sido empírica, he leído mucho, pero me interesaba más que todo el cine, usé eso para hablar de cine. No doy referencias de escritores, salvo Julio Verne, porque hay una película que es clave en la novela, El rayo verde, de Eric Rohmer, basada en un evento del sol, en el atardecer, ese tipo de referencias ahí están, también hay una referencia a Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, por la adaptación de Trauffaut, donde intento hacer un análisis a la eternidad de las horas en la literatura y la eternidad del cine. En la literatura, como se habla en Fahrenheit, así quemes un libro lo puedes memorizar, transcribir, en el cine eso no puede pasar, si quemas la película, así cuentes o dibujes cada fotograma, jamás podrás recrear de igual forma esos fotogramas, los actores envejecen, etc. Hay una diferencia entre el cine y la literatura en cuanto a su eternidad.