El laboratorio de paz: un costoso sembrado de ilusiones

Foto: ElPalpitar.com

Por: Francisco Arbeláez

Primero, miremos la  definición más elemental de la palabra laboratorio: 1. m. Lugar dotado de los medios necesarios para realizar investigaciones, experimentos y trabajos de carácter científico o técnico”. Luego, observemos que un proyecto, por definición, es “un conjunto preciso de cálculos, estudios e instrucciones para desarrollar una obra específica”. En cuanto tal debe contar con un estudio de mercado para saber qué y  cuánto  se va a producir; cuál es el costo de cada producto; a cuántas personas se los voy a vender o a regalar; cuánta es la inversión; cuáles son sus ingresos, sus gastos y utilidades o pérdidas, y cuál es la estructura de administración. Esto es válido para proyectos privados y mucho más para proyectos sociales financiados con recursos de la comunidad.


Sobre estos temas Jairo Ramirez, Pedro Hoyos y Francisco Arbeláez le formulamos al señor Alcalde de Girardota unas preguntas y queremos compartir con usted, señor lector, las respuestas más significativas, para que usted opine si esas cuantiosas inversiones si cumplirán con los sueños de la administración; si ese laboratorio si logrará sus objetivos y si tiene el rigor técnico para llamarse proyecto. Veamos las preguntas y sus respuestas:

¿Cuál fue el acuerdo celebrado entre el municipio y el propietario del lote para el pago de los impuestos adeudados por arrendador al municipio de Girardota?
El Alcalde en su respuesta dice: ”el acuerdo de pago dentro de su contenido establece valores contentivos del tributo, el cual se encuentra revestido de reserva, de conformidad con lo establecido en el Estatuto Tributario Nacional , en el artículo 583”.

Más adelante nos menciona el parágrafo 3° del Articulo 2° de la ley 901 de 2004 que contiene, en el inciso 2°, “una prohibición en el sentido de que las personas relacionadas en el Boletín de Deudores Morosos del Estado no podrán celebrar contratos con éste ni tomar posesión de cargos públicos, hasta tanto demuestren la cancelación de la totalidad de las obligaciones contraídas o acrediten la vigencia de un acuerdo de pago…”. Y además agrega: “el dueño del predio suscribió acta de compromiso en donde, por demás, autorizaba el descuento de lo adeudado de las primeras cuentas de cobro y así fue como se realizó…”

Claro que la respuesta del Alcalde también tuvo un espacio para el humor, cuando nos manifiesta que “solo una persona con deseos de servir a la sociedad y contribuir al engrandecimiento del desarrollo del agro pudo desprenderse de forma generosa de una aspiración a un canon de arrendamiento mas elevado y de gracia asumir el pago de los servicios públicos”. 

Es bueno tener presente que el humor es el que ha mantenido viva nuestra escuálida democracia y todo parece indicar que el alcalde lo tiene muy claro.

¿Qué entidad determinó el avalúo de renta de dicho predio para luego fijar el canon de arrendamiento. Favor suministrar copia del mismo avalúo?

Lo primero que hay que decir es que no se hizo ningún avalúo, como sería lo indicado. El Alcalde dice que el valor pactado por la propiedad, de aproximadamente 40 cuadras, fue de $2 millones mensuales y agrega que la Ley 820 de 2003 lo autoriza pagar por el arrendamiento hasta el 1% del valor comercial del inmueble, el cual no podrá exceder el equivalente a dos veces el avalúo catastral vigente. Claro que, como era de esperarse, no nos informó tampoco a cuánto asciende este avalúo.
De acuerdo con la escritura de la propiedad del inmueble, el área del lote es de 26.6 cuadras y no de 40 cuadras como nos lo informa el Alcalde. Pero además, la renta por arrendamiento, proporcional a esa menor área, es de $1.330.000 y no de $2 millones mensuales.

¿Qué productos se pretenden desarrollar en el laboratorio de paz?
El Alcalde nos informa que se dedicará a la cría de especies menores, producción de maíz, fríjol, hortalizas, leguminosas y abonos orgánicos. Y será una producción limpia y eficiente, “donde se evidencie la auto sostenibilidad del agro”.

Acá es conveniente decir que para que un proyecto sea concebido como  proyecto, por metodología de formulación, debe decir cuánto va a producir por producto, cuántos serán los ingresos y costos estimados de ellos, máxime cuando se atreve a afirmar que será autosostenible. Como Santo Tomás, dudo mucho que lo logre. La autosostenibilidad no pasará de ser un sueño más.

¿Cuál es la población objetivo que se beneficiará con dichos productos y cómo serán orientados a la población en estado de pobreza extrema? 
El objetivo soñado es reducir la desigualdad de condiciones en el nivel de desarrollo de la zona rural frente a la urbana, según el alcalde, “mediante la formulación y la ejecución de programas y procesos de formación, capacitación y sensibilización en competencias que sirvan para aprovechar las potencialidades que permiten el desarrollo socio económico de estas comunidades”.

La gran inversión de recursos en el llamado laboratorio, podría haber logrado mejor resultado si se hace con la capacitación a los campesinos en las escuelas de las veredas ubicadas en sus zonas de producción, con profesionales expertos en nuevas tecnologías agropecuarias formados en probados laboratorios agrícolas, previo estudio de las características físicas de sus suelos y sus deficiencias, con el suministro de abonos para reducir esas deficiencias y con semillas mejoradas. 

O también destinando los recursos a un programa de empleo para las 7mil 717 personas —3.238 familias—  que viven en condiciones de pobreza extrema en Girardota, según el Alcalde. Cifra y situación social tan grave como elevada. Tal vez así podríamos creer en la pretensión ambiciosa del Alcalde de beneficiar “a la comunidad en general interesada y específicamente a sectores como asociaciones productivas, adultos mayores, personas con condiciones especiales” y un amplio etcétera hasta donde solo llega el sueño del Alcalde: “llevar a la población rural y urbana una compensación social y de dignificación por años de sufrimiento y dolor”. 

Es bueno agregar, según el informe recibido, que también “se busca impactar a las escuelas rurales con el fortalecimiento a sus bases alimenticias, con el suministro de los productos cosechados en el laboratorio…”. Opine  usted señor lector si esto es posible o fantasioso. Uno tiene derecho a soñar pero sin que los pies pierdan contacto con la tierra.

¿En qué artículo del presupuesto correspondiente a la vigencia del 2016 se incluyó el costo de dicho proyecto. Cómo se denomina el centro de costos en dicho plan, cuál es el plan de inversiones por año del proyecto durante el tiempo de duración del mismo, partiendo del año 2016. Y cómo se recuperará la inversión el final del contrato?

El valor de la inversión total no fue suministrada y respecto a la forma como el Municipio recuperará el valor de sus inversiones al final de la ejecución del contrato, el Alcalde informa que “está pactado, que a la finalización del contrato de arrendamiento van a ser extraídas todos y cada uno de los sembrados, materiales que tengan que ver con un aumento patrimonial del bien”. 

¿Sí podrá ser posible que uno recupere una inversión con el valor de salvamento de los bienes objeto de la inversión? Hagamos uso del derecho a no creer hasta cuando nos demuestren lo contrario.

Respecto a los costos de producción proyectados al 31 de diciembre de 2016, estos ascenderán a casi $45 millones, sin contar el valor del arrendamiento que es de $24 millones año. 

Le queda al Concejo la tarea de decirnos si estos costos y gastos son altos o  bajos, de acuerdo con los ingresos y las utilidades de la  producción obtenida, que es como se acostumbra hacer el cálculo.

A manera de conclusión, digamos que esto no es un laboratorio ni es un proyecto: es un sembrado de sueños. 

Cada 4 años abrigamos una esperanza nueva de cambio en las ejecutorias de los elegidos, ahora solo nos resta pedirle a Dios que nos aumente la fe, para no desfallecer en la esperanza de perseverar en las virtudes de la democracia, tan pobre en resultados para los girardotanos en los últimos años.