Por Carlos Orlas
Con la subida de Trump al poder se ambienta en Colombia un regreso del uribismo a la presidencia. Es decir, del neofascismo que se alimenta con políticas derivadas de la seguridad democrática, de censura a la memoria histórica, de negacionismo frente a hechos evidentes como los falsos positivos y la desaparición forzada en la escombrera de la Comuna 13. Una política de la muerte que se camufla con discursos de orden, seguridad, familia, tradición y propiedad. La historia se repite, "primero como tragedia y después como farsa". Lo que sucede es que a veces, como plantea Slavoj Zizek, "la farsa puede ser incluso más terrorífica que la tragedia original".