El pan y el circo

Foto: Facebook: alcalde de Girardota Fernando Ortiz. 

Editorial Pueblo

En la actualidad, la administración Municipal hace públicas en las redes sociales las fotografías de un programa llamado “Pan y vida”, jugando con la popular  expresión Pan y circo que data del siglo 140 AC.  Dejemos que las definiciones hablen por sí solas.

La omnisapiente Wikipedia dice que “«Panem et circenses» (literalmente «pan y circo») es una locución latina peyorativa de uso actual que describe la práctica de un gobierno que, para mantener tranquila a la población u ocultar hechos controvertidos, provee a las masas de alimento y entretenimiento de baja calidad y con criterios asistencialistas.”

Y sobre su origen, añade que “los políticos Romanos visualizaron un plan en 140 a. C. para ganar los votos de los pobres; Al regalar comida barata y entretenimiento, los políticos decidieron que esta política de «pan y circo» sería la forma más efectiva de subir al poder.” 

El análisis de la situación es interesante. Por un lado, es censurable  desde el punto de vista asistencialista, ya que la historia ha demostrado las lamentables consecuencias de una política que da el pescado y que por nada del mundo deja que el otro aprenda a pescar, pues hay una suerte de interés oscuro en mantener pobre al pobre.

Por otro lado, al respecto Jesús dice (y que conste que el alcalde es cristiano): “Cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres”. Mt. 6, 2.

Concedamos en que, de algún modo,  el estado deba implementar un programa que beneficie con alimentación a personas que tal vez ya no tengan capacidad de aprender a pescar. No nos oponemos a tal cosa. Pero lo que no nos dejjamos de preguntar, es ¿qué necesidad tiene el alcalde de organizar un espectáculo público, como en los antiguos circos romanos, para entregar un mercado, que a juzgar por las fotografías, solo sirve para que el hambre mantenga despiertos a los menesterosos?  ¿Acaso no podría entregar sus limosnas en secreto, desde una oficina calladamente, sin andar calculando los réditos electorales? ¡Ah! Es que de otra manera, sin organizar un espectáculo humillante, en el que se aprovecha la carencia de los más necesitados, no se podría  alimentar la vanidad y el ego del “misericordioso”.

Coda: Sorprende la capacidad de sus asesores para clavarse ellos mismo el cuchillo por la espalda. Lo creativo del nombre no puede más que mover a la vergüenza. Se dice que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Y en este caso, la palabra vida, que no es más que la variante subrepticia de Circo, parece más un sarcasmo. La palabra pan se mantiene intacta dentro de la oración, junto con su lamentable connotación histórica. 

Bien valdría la pena informarse un poquito más.