Carta abierta al candidato de la Unidad: no se esconda

Carta abierta al candidato girardotano de la Unidad, que se niega a asistir a la discusión pública

Por Cristian Zapata

Publicitado doctor Vladimir Jaramillo, enterado de que usted no asiste a los debates electorales, y deja las sillas vacías, pues no entiende que la democracia es ante todo discusión, ni contesta preguntas, ni le gusta la contradicción, porque, al parecer, su propuesta de unidad consiste antes que nada en erradicar cualquier diferencia y hacerse el de la vista gorda con todo el que se atreva preguntarle cosas incómodas –y usted tiene muchas-, me permito entones escribirle por aquí, dado que usted no discute y se limita a esconder la cabeza debajo de la tierra, con el método del avestruz que seguramente será su modo de operar si llegase a ser alcalde. 

Permítame empezar con una anécdota. En los años ochenta, se cuenta que el entonces presidente de Colombia, un tiranillo de corbatín que por esos días aterrorizaba al país con un estatuto antiterrorista, tuvo la idea de reformar el capitolio nacional y contrató a un arquitecto extranjero para diseñar un nuevo modelo a su fachada. Y se cuenta que, una vez, discutiendo sobre la posibilidad de hacer determinado ornamento en el edificio, que el presidente insistía en querer tener, el arquitecto contratado le replicó que era imposible, pues eso no se podía hacer “por la ley gravitacional.” A lo cual, se recuerda que el presidente de inmediato le contesto con un grito: “Hombre, pero por eso no se preocupe, ¡esa ley la podemos derogar esta semana!”

La anécdota, reflejo preciso del despotismo poco ilustrado que nos gobierna, me recuerda a usted. Porque usted hace lo mismo que ese protagonista; asocia la ley únicamente con sus gustos personales, y está convencido de que las normas sólo dicen lo que usted quiere que digan. En últimas, se las pasa por la faja y le valen verga. Y en sus propósitos, la que le estorbe, la que haya que derogar, así sea la de la gravedad, ¡la deroga! 

Usted también es un déspota, tal cual lo define el diccionario: “Soberano que gobierna sin sujeción a ley alguna.” Pero peor. Porque usted es un déspota sin ser soberano todavía. Usted es un candidato que viola las normas antes de ser alcalde. Comete verdaderas alcaldadas. Si atendemos otra vez al diccionario que nos dice que alcaldada es una: “Acción imprudente o inconsiderada que ejecuta un alcalde abusando de la autoridad que ejerce.” Lo peor es que las comete sin ser alcalde. Apenas como candidato. Tan temerario es que antes de ser alcalde ya está cometiendo usted “candidatadas.” 

Y aún peor que ser peor que el del cuento, está ese algo adicional que también tiene: no le interesa dar explicaciones, no contesta las preguntas ni los cuestionamientos, y cuando tiene que responder, lo hace evadiendo los temas de fondo y dedicándose a descalificar y salirse por el lado fácil.

Usted promueve dizque la discusión pacífica y libre de las ideas. Pero no la practica porque cuando le llega la hora, se dedica sólo a los ataques personales. Así lo ha hecho conmigo. Cuando lo denuncié por hacer campaña en tiempo prohibido, usted y sus adláteres no debatieron las razones de esa denuncia, sino que se dedicaron a replicar de manera fácil. Que yo no soy de Girardota y que me están pagando para hacer lo que hago. No dijo ni una palabra sobre su accionar contra la ley. Desvió la cosa con el argumento ad hominem.

Empiezo por ahí entonces. No soy de Girardota, y no tengo que serlo para opinar sobre los temas  de la cosa pública. Lo llevo haciendo toda mi vida, en muchas latitudes y épocas donde por fortuna he ido a parar. Lo invito, para demostrarlo, a que chequee sólo de pasada un blog: el mío: mecedor.blogspot.com. Allí encontrará columnas desde hace ya muchos años, que hablan desde el imperio Suárez Mira en Bello, hasta las manifestaciones de los ocupas en Frankfurt, pasando por la mafia política del norte del Valle o el 11 M en Madrid. Y todo eso lo he dicho sin ser bellanita, ni alemán, ni vallecaucano, ni español.

No evada los señalamientos con algo tan vulgar como “usted no vive aquí”. Porque los temas públicos, son de dominio público, y como ciudadano curioso, me puedo ocupar de lo que sea, y de manera gratuita. Lo que me lleva al segundo punto. Que dizque me pagan a mí por joderle la vida a usted. No señor, no me pagaron por denunciarle, y no necesito cobrar para denunciar chapuzas de déspotas. Eso lo hago gratis. Aquí o en Frankfurt. Es un deber intelectual que asumo, y no una forma de rebusque porque yo no estoy vaciado ni ando en los temas de política por estar desempleado. A mí nadie me paga por preguntarle a usted las cosas que no me contesta, señor Vladimir. Y con el movimiento Más conciencia, hay sólo afinidad ideológica y solvencia moral, que es la que más busco. Dinero no necesito y puestos no me interesan.

Si quiere más datos, a mí me pagan, dos universidad, por ser profesor; una O.N.G belga por ser abogado, y una editorial por escribir libritos. Si insiste con el tema, usted o su corte de áulicos –desempleados ellos sí, esperando la repartija después de elecciones- le puedo proporcionar entonces mi declaración de renta, a condición de que usted haga lo mismo. 

Resueltos entonces los dos temas que manidamente me va a sacar a relucir, para evitar contestar mis preguntas, espero que deje ese recurso tan fácil y burdo, y se enfoque en cambio en contestarme de fondo, máxime si es abogado como dice ser, a pesar del desapego a la ley exhibido.

Un abogado y funcionario público de su trayectoria, con un mínimo de decencia sabría que hacer política en este país tiene restricciones. Y que la primera de ellas es no adelantarse a hacer campaña en tiempos no autorizados, y sacar ventaja tramposa invadiendo con publicidad el pueblo en tiempos prohibidos. Un abogado medianamente atento conocería la Ley 130. Concretamente su artículo 24 que dice que los candidatos a alcalde no pueden repartir publicidad antes de faltando tres meses para elecciones. Un candidato digno respetaría esta norma. Y no haría como usted hizo, volantes en el mes de diciembre, para repartir en las casas invitando a su voto. Usted viene inundando con publicidad política el pueblo todo este año, volantes y prendas y chucherías y hasta un circo; o, mejor, “abalorios”, para usar ese lenguaje ampuloso que le gusta a usted usar en su mensajes pedi-votos que escribe para entregar. Y le vale verga esta norma que lo prohíbe hacer. Busca así sacar ventaja tramposa a los otros candidatos. Señor Vladimir, ¿por qué viola la ley? ¿O acaso usted la entiende de una manera diferente? ¿Le parece que repartir volantes y “abalorios” con su foto en diciembre no era hacer publicidad extemporánea? ¿Será que esta vez podemos tener una respuesta suya, sin irse por las ramas?

Siguiendo. Ante semejantes ilegalidades, y cansados ya de sus extralimitaciones, lo denuncié a principio de año. Y el Consejo nacional electoral aceptó esa denuncia, y lo llamó a usted a descargos y le ordenó, preventivamente, que dejara de repartir publicidad política de manera extemporánea. ¿Y qué hizo usted con esa orden que le dio el consejo? La mandó a volar. Y no es una metáfora. Literalmente la mandó a volar, porque a pesar de ser una orden clara de parar su publicidad prohibida, usted siguió sacando volantes y felicitaciones por cualquier pretexto, donde aprovechaba para mostrarse como futuro alcalde. Que por el día de la madre, que por el del campesino. Y en una de esas celebraciones, organizada por el municipio, pagada por todos, usted hasta sacó un parapente que sobrevoló los cielos del pueblo, mandando desde arriba el mensaje celestial. Publicidad descaradamente ilegal, a pesar de la orden que ya tenía. Por eso, insisto, esa orden que le dieron: usted la mandó a volar. Señor Vladimir: ¿Un parapente con su nombre antes de julio, no le parece que fue una forma grotesca de desobedecer la orden que le había dado el consejo electoral? ¿Acaso por eso de que la publicidad ahora era en el aire, pensó usted que la ley operaba sólo en tierra firme, y no en el espacio aéreo? ¿Nos va a conceder la dicha de contestar sin evasivas este bochornoso suceso de la cosa voladora?

Pero sigo, con usted no hay lista de acciones ilegales, sino ya casi prontuario. Como abogado y funcionario, usted también ha de saber que las encuestas también están controladas desde la ley. Porque le ley entiende que el asunto de las encuestas en tiempo de elecciones es un tema delicado, dado que se puede volver una herramienta para manipular y despistar a los futuros votantes. Creando falsas tendencias o sembrando chismes sobre supuestos ganadores. Eso también está en la ley 130, señor Vladimir, la que le pediría el esfuerzo de leer y sobre todo obedecer.

El artículo 30 de esa ley 130, ordena que toda encuesta que se vaya a publicar traiga como mínimo la entidad que la realizó y la fuente con que se financió. Además de una ficha técnica. Pero usted no tenía tiempo de detenerse en estas pequeñeces. El afán por ser alcalde no le permitía tanta obediencia a normas tan desconsideradas. Y así fue como hace unos meses, con la desfachatez de siempre, publicó dizque una encuesta realizada por nadie, en la cual, qué coincidencia, ganaba las futuras elecciones a alcalde. Y lo difundió cuanto pudo en redes sociales, junto con mensajes dulzones y triunfalistas.  La supuesta  encuesta sólo tenía las cifritas que cada candidato había sacado, con usted de primero. Unos vulgares muñequitos de cualquier power point diletante. Nada decía sobre ficha técnica o entidad responsable. Mucho menos del dinero empleado. Sin embargo la exhibió hasta el cansancio. Y cuando algunos ciudadanos le preguntaron en redes sociales sobre el origen de esa encuesta y el responsable y su ficha, usted contestó como mejor lo sabe hacer. Callando. No respondiendo. Ignorando esas preguntas como ignorará a su gente cuando se entrone en el poder. Escondiendo la cabeza en la tierra y despreciando todo lo que contradiga lo que quiera hacer. No lo preocupa tener el más mínimo grado de discusión. Con desparpajo, se tapa los ojos e insiste en seguir adelante con su andar del todo vale, a pesar de estar frente al vacío. Y si llega a caer, pues que importa, derogamos la ley de gravedad ¿verdad?

Podría seguir pero no quiero ser Torquemada. Me conformo con dejar aquí. Señor Vladimir, con el mayor de los respetos. ¿Me puede contestar? ¿Puede recuperar algo de la gallardía perdida y referirse a estos temas desde lo eminentemente jurídico? ¿Puede decirme qué clase de concepción tiene usted de la Ley 130, que la viola tan a diario? Por lo menos páguele a uno de eso asesores jurídicos que lo acompañan para que estudie el tema y me responda. Que se ganen los puestos. No todo puede ser repartir publicidad ilegal y ya. 

Señor Vladimir, ¿me contestará? ¿O se va a quedar de nuevo en el distractor de atacarme a mí y a mi supuesta chequera? Puede que yo no sea de Girardota, pero usted, con sus acciones, muestra que no es de estas leyes. Esa forma despótica de hacer política suya, quizás sea la regla general en Corea del Norte. No aquí. Aquí los déspotas todavía tienen que aguantarse nuestras opiniones. Y si algo de valentía queda, contestarlas.

Quizás no tenga tiempo usted para ocuparse de mis inquietudes. Contestarme no da votos. Lo que me recuerda otra anécdota con la que acabo. La frase que alguna vez le dijo una transeúnte en la Roma antigua, al emperador Adriano, cuando este se negó a parar en la calle y dijo no poder atenderla un momento. “Si un emperador no tiene tiempo para escuchar, tampoco tiene tiempo para gobernar.”

Un saludo,

Cristian Zapata Chavarría

Abogado

mecedor.blogpsot.com