Domingo de mazamorra

Por Bibiana Ramírez


Era un domingo distinto en Girardota. De una esquina del parque brotaba humo, en el centro, un círculo constante que cada vez iba cambiando de forma. Unos sonidos daban otra atmósfera y todos los que pasaban por allí se preguntaban qué estaba sucediendo. Los que salían de misa encontraban un acogimiento singular. 

Lo que allí sucedía era la segunda Gratiferia. Desde las dos de la tarde un mandala hecho con objetos abrió lo que sería una tarde distinta. 


En el centro, las semillas de melón y chumbimbo, hicieron un círculo y dieron abundancia. Todo el que iba llegando iba poniendo sus cosas de manera que completara el mandala. Ropa, libros, zapatos, música, artesanías, juguetes, entre otros, daban forma a esta representación simbólica que iba fluyendo con el caer de la tarde. 


Las personas llegaban y miraban qué les podía servir, una señora salió con una bolsa llena de ropa y objetos que para ella eran de utilidad. En la platea unos muchachos tejían y enseñaban el tejido, se reían y festejaban el encuentro. A un costado una olla hervía con mazamorra, también para regalar y que emanaba un olor a campo y a leche. Y más allá, en una jardinera, algunos pintaban y expresaban en el papel todos sus sentimientos.


La Gratiferia es un encuentro gratis, donde el señor dinero no aparece  por ningún lado y se resume en que doy lo que tengo, que ya no uso, que está en buen estado y que a otro puede servir, sin esperar nada a cambio.


 Unas muchachas estaban dando abrazos gratis, pedían sonrisas y también se las regalaban. La Corporación El Balcón quiere seguir convocando a la Gratiferia en el parque cada mes, donde sea un espacio para compartir, reflexionar y generar conciencia con los objetos que nos rodean y con la naturaleza. 


La idea es que de allí surjan propuestas de soberanía alimentaria, de trabajo en comunidad, que el encuentro no sólo sea con los objetos, sino con las personas, para  construir otras dinámicas en el pueblo. Esta vez estuvieron los muchachos de las organizaciones culturales del pueblo, El Balcón, La Zafra y Deblúss y el Cineclub Lienzo de Melies, que apuestan por la cultura en Girardota. 


Al caer la tarde muy soleada, una mazamorra hecha en leña se regaló a todo el que apeteciera. Y finalmente, el Lienzo de Melies proyectó un documental, La desazón suprema, un retrato del escritor colombiano Fernando Vallejo. Habla con dureza de su país que lo rechazó, pero que ama con fuerza.

Pueden ver que la tarde del domingo fue distinta, que tantas cosas sucedieron en un pequeño espacio donde el amor fue el protagonista, todos los rostros estaban alegres, los colores resaltaban, el arte y la cultura paseándose por el parque y siempre las palabras que nos acompañaban. Las semillas al final se fueron para algunas huertas donde encontrarán un caluroso hogar.