Refugio Humanitario en Barbosa, 24 agosto. Campesinos del Nordeste y otras regiones de antioquia se concentran allí para continuar Paro Agro Minero e interlocusiones con autoridades. |
La policía y el ejército se estuvieron preparando para el Paro Nacional y al parecer esperaban con seguridad inusitada que sería una batalla campal para restablecer el control de las vías nacionales, que son el resorte de transmisión de la economía nacional capitalista y neoliberal. Un cuento chimbo que no se cree el pueblo.
Refugio Humanitario, Barbosa. 24 de agosto. |
La operación “cortina de gas”
Para que la opinión pública resista la barahúnda de noticias sobre el sesudo pliego de peticiones del Paro, inicia el gobierno su campaña de alerta roja. Pitan las bocinas. El domingo 18 de agosto, a un día de estallar el paro anunciado para el 19 con varias semanas de antelación, llegan noticias desde el municipio de Segovia (punto de concentración álgido de Antioquia) donde la guardia indígena sufre presiones e infiltraciones por hombres que la gente identifica como del ejército y la fuerza pública pero disfrazados de civiles. No se disfrazaron bien.
El día que comenzó la concentración allí (el viernes 16 de agosto) la alcaldía se había echado para atrás respecto al permiso de usar uno de los coliseos de las instituciones públicas. Un hombre al que se reconoce como de la Sijin había echado aserrín a la olla donde se encontraban preparando la comida y varios de los líderes del movimiento minero-agrícola tuvieron que abandonar el lugar hasta la noche. La semana anterior dos de ellos fueron amenazados de muerte por una fuerza paramilitar en un panfleto, y también a todos “los que apoyen la izquierda”.
Pese a ese hecho de intimidación, 8 días después de una ruda semana en Segovia los campesinos y mineros del nordeste de Antioquia allí convergentes se trasladan al Valle de Aburrá tras declararse “Refugio Humanitario”. Para este día ya la prensa escupe llamas y humaradas.
Es la “cortina de gas” funcionando a toda máquina. El Estado tratando de restablecer la movilidad del país por la fuerza. El énfasis en la “violencia” como mascarada para cubrir la imposibilidad de negociar con la gente en paro la realidad económica.
Refugio Humanitario
Por fuerza de sistemáticas y brutales confrontaciones contra las fuerzas armadas del Estado y el ESMAD, de donde resulta un muchacho herido de bala en un pie (actualmente es atendido en Medellín), se declara al campamento de Segovia un “Refugio Humanitario”. Figura que desde el derecho humanitario impide (idealmente) que actores armados intervengan en el lugar, donde se prohíbe en vehemencia el porte de armas. La policía, durante los traslados, detiene las caravanas y requisa en busca de armas, machetes, palos, rocas, etc.
El movimiento nacional debe entender que son el ejército de ocupación que se controla desde edificios neblinosos, en las ciudades, protegidos por gruesos cordones de seguridad, y que está sometido a fuertes presiones de todo orden.
Las clases dirigente y empresarial se protegen con rudeza del pueblo, le temen. El Estado mismo los ha llevado a enfrentarse directamente con suprema inferioridad técnica, palos y piedras. En ocasiones, también el pueblo sale con balas y dinamitas (como ocurre con el pueblo minero, acostumbrado a usarla para sus labores).
Desde antes de iniciar, una semana antes, las diversas organizaciones del Paro Nacional lanzan un grueso y sesudo pliego de peticiones. Definitivamente un ladrillazo de verdaderos cargos contra el estado. Ver pliego.
La prensa oficial
El coro de la prensa oficial comienza con una circular del ministerio del interior, al que se le ocurra por medios ilícitos “obstaculizar de manera temporal o permanente”, incurrirá en prisión… etc. Es grave obstaculizar las vías del país sin las cuales las ciudades se ven rudamente comprometidas. Quedan en manos de los especuladores de los alimentos, que ponen el precio a todo según los vientos. Sobreviene la escasez, llega el hambre. Notamos nuestra ominosa dependencia de los alimentos extranjeros.
“¿Por qué no protestan quietos en sus fincas, por qué tienen que bloquearles las vías a la gente?”, dice un periodista de Blue Radio. “¿Caminar por una autopista se volvió un delito en Colombia?”, se pregunta el otro periodista indignado. El vicepresidente, Angelino Garzón, hablaba de la legalidad de la protesta. Pero advierten que será infructuoso, como en el Catatumbo, donde fue más de un mes de bloqueos “ilegales”, “para tratar por medio de la fuerza y de las vías de hecho de lograr un resultado de parte del gobierno”. Pero ya se escucha a los líderes de los distintos sectores y tienen que darles la razón con respecto a la ruina a la que los ha llevado las políticas económicas del gobierno.
Se preguntan si el gobierno tiene la autoridad suficiente, y se encomienda a la mano de Uribe. Pero por otro lado también se apunta a favor del nuevo presidente, Santos, de un talante liberal, dialogante, que lleva poco más de un año por ejemplo dialogando con las Farc, esos demonios en la era Uribe.
Es un problema la imagen del presidente, de no permitir que caiga a pique su capacidad de respuesta a una amenaza desde multiplicidad de frentes. ¡Que pidan permiso! ¡Por dios, antes de parar el país!
Y el país se ahoga en la “cortina de gas”.
Antes del 19 de agosto comienzan las manifestaciones violentas en el país, simplemente porque no han parado desde el genocidio español. El ESMAD se convierte en el énfasis viral de la información en Facebook y la prensa nacional y la radio, con mayor capacidad de circular entre fuentes diversas, amplía un poco las perspectivas del paro entrevistando a los gremios, a los expertos, a los académicos, a los ministros, largo etcétera.
Entretanto, que no se repita lo del Catatumbo, donde murieron cuatro campesinos y quedaron cantidades de heridos en los enfrentamientos con el ESMAD. Hay que saltar por encima del tortuoso discurso de la “violencia” para enfrentar los problemas de fondo, como dan ejemplo muchísimos medios en el país, aunque no de tan amplio alcance como los medios hegemónicos RCN y Caracol Televisión, con Teleantioquia como bastión informativo del capital antioqueño.
Los problemas de fondo
La prensa ha cubierto bastante los problemas de fondo que tiene la economía colombiana. El Mundo publica el 18 de agosto, en una entradilla: “Tasa de crecimiento negativo, exportaciones a la baja, caída en la inversión extranjera directa, pérdida de empleos y disminución en la producción, son signos que evidencian que la locomotora minera “va para atrás””, según Claudia Jiménez, la gerente Ejecutiva de la Smge, Sector de la Minería a Gran Escala. Ella habla de un mal tiempo para la minería, la periodista le pregunta:
-En ese entorno nacional que tilda como “enrarecido”, ¿qué papel han jugado las comunidades?
-Las comunidades no han entendido en qué consiste la locomotora minera y sus virtudes, falta claridad.
Es que las comunidades no entienden las bondades de la política nacional. Los pueblos, como Girardota, solo reciben “el impacto de la minería a gran escala”. Así como el impacto (negativo) de los Tratados de Libre Comercio (TLC) firmados con China, EEUU, UE, etc.
No hay correlación de fuerzas entre la economía nacional y la economía de las grandes potencias con quienes pactan los políticos de alto vuelo en la ilusión de dinamizar la economía nacional.
Así como no hay correlación de fuerzas entre los gases lacrimógenos y demás pertrechos que usan para descongestionar las vías. Lo expresó Antonio Caballero en reciente columna: “el TLC con los Estados Unidos le prohíbe a Colombia subsidiar sus productos agropecuarios, no solo para la exportación sino para el consumo interno; pero en los mismo días en que ese tratado entraba en vigor, el Congreso norteamericano decidía duplicar los subsidios gubernamentales otorgados a su propia agricultura, que pasaron de un golpe de 50.000 a 90.000 millones de dólares anuales”.
El gobierno norteamericano cree que no advertimos el cinismo y la impudicia en sus modos de negociar con los gobiernos “democráticos” en sus colonias.
En buena hora un documental, 9.70 (Verlo) muestra cómo el ICA obliga a comprar a los arroceros sus semillas certificadas, so pena de multas, confiscación y cárcel, si se ponen a sembrar las propias. No borraremos de nuestra mente estos nombres de multinacionales norteamericanas Monsanto, Dupont o Syngenta. Y estudiemos juiciosos los impactos del neoliberalismo en la propia vida cotidiana.
Otro reputado periodista del país, Juan Gozaín, escribió que “Colombia es uno de los 10 países del mundo, y el primero entre todos los de América Latina, donde más cara se paga la gasolina". Todo aquí sale caro.
En la W los periodistas también estuvieron rezumando indignación toda la semana anterior al paro por el alto costo del cemento en Colombia en comparación con el resto del continente. Aquí vale casi 30 mil pesos el bulto cuando el costo de la producción por bulto es de menos de 5 mil.
Así, en el espejismo de modernizar el país unos pocos se embolsillan cuantiosas sumas. Los especuladores. Especular con el precio de las cosas no es delito en el liberalismo.
Antioquia la más educada
El sábado 24 de agosto llegaron al municipio de Barbosa los campesinos y mineros del nordeste al Valle de Aburrá. Vienen, como se documentó ampliamente por la prensa, de soportar penurias en Segovia. Ya el día 25 comenzaron las infiltraciones de hombres armados de civil dentro del Refugio Humanitario custodiado por la guardia indígena, que no va armada. Sólo el 25 se espera que se concentren allí alrededor de 4 mil protestantes, con la intención de seguir construyendo un solo pliego de peticiones para todos los sectores en paro. El viernes 24 una delegación negociadora viajó a Medellín a reunirse con las autoridades, entre las cuales se citaba al gobernador Sergio Fajardo. No dio la cara. Mandó hombres de verde. No se llegó a ningún acuerdo.
Fajardo ya procedió a difundir su visión, la retomó el periódico El Mundo en su editorial del 18 de agosto: “Quienes están detrás de los paros están obligados a no tolerar hechos como el denunciado por el gobernador Sergio Fajardo, acusando de que en estos casos haya “criminalidad e ilegalidad” tras bambalinas”.
Naturalmente, el gobierno del departamento anda a tientas en esta situación. ¿Si activarán mecanismos de concertación en vez de represión? Es apenas la primera semana del Paro Nacional Agrario y Minero. A nivel nacional deja saltos elevados de vías bloqueadas, heridos, aumento de precios en los productos y pánico. No obstante, al interior de esta gran movilización social hay serenidad:
-¿Cuánto creen que puede durar su estadía aquí? –pregunto a uno de los muchos manifestantes del nordeste que se encuentran en Barbosa.
-Los meses que hagan falta.
Barbosa sería el punto de partida para un éxodo político de gran envergadura en el Valle de Aburrá. Se ruega a las fuerzas celestes y terrenales para que haya solidaridad con el Paro Nacional que ahora soporta el agua y el calor, las inclemencias de la vida nómada pero también la alegría de estar creando el futuro con la acción.
Se reza aquí por la unidad de todas las organizaciones sociales del Valle de Aburrá para ayudar a resistir a estos hermanos, que vienen con sus ancianos y sus niños y sus mujeres, lejos de sus tierras nativas con rumbo hacia el complejo administrativo del diverso país que es Antioquia.
Hay gran esperanza en que funcione la Mesa de Interlocución Agraria de Colombia, MIA, que convoca a campesinos cafeteros, papicultores, arroceros, cacaoteros, entre otros con apoyo de algunos partidos, incluido el Centro Democrático, gremios y sindicatos de izquierda. Un analista escribe al respecto: “Este paro es un hecho de gran importancia pues plantea un escenario crucial de coordinación para el movimiento popular”.
Se estima que más de 200 mil campesinos se han movilizado durante esta primera semana.
1 comments:
se movilizaran a Girardota?
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