Por Carlos Andrés Orlas
Andando por Bogotá me encontré con la manifestación
multitudinaria llamada Marcha Patriótica “Por la segunda y definitiva
Independencia”. Comunidades campesinas,
indígenas, afro, estudiantes y obreros de toda nuestra voluptuosa geografía se
encuentran en la capital del país desde el sábado 21 de abril para dar
nacimiento a un movimiento político nacional que recoja todas las
reivindicaciones de los sectores populares del país. El principal objetivo: la
solución política al conflicto social y armado que desangra a las comunidades
campesinas, indígenas y afrocolombianas desde hace más de 50 años.
Escuchando las palabras de los asistentes a este evento
me percato de que se trata de algo que va más allá de una reivindicación
concreta, se trata más bien de la construcción colectiva de una propuesta de
país, un país sin dueños, de todos, sin multinacionales que lo desangren, sin
desigualdades, sin oligarquías, sin paramilitares, sin militares asesinando al
pueblo y cuidando los intereses del gran capital, sin indiferencia y, sobre
todo, sin miedo. Se siente en el ambiente una fuerza, una convicción, la
memoria histórica, un anhelo de soberanía, un ímpetu de insurrección
incontenible, como un sabor a dignidad.
Desde el Putumayo hasta la Guajira, desde Antioquia hasta
el Meta, desde el Chocó hasta el Caquetá, las comunidades salen a marchar y a
proclamar en Bogotá un renovado y necesario grito de independencia. A calzón
quitado hablan las comunidades: “ahora o nunca”, “a la paz hay que meterle
pueblo”, “la marcha patriótica tiene que imponer la paz”…
Toda esta fuerza emanada de las entrañas de la Colombia
olvidada, negada y masacrada, este grito de la Madre Tierra, siente uno que
tiene una búsqueda, un sentido y es la paz, no la de los sepulcros, sino la que
busca el guerrero después de batallar y ponerle el pecho a la tempestad. Por
supuesto que los medios masivos de información salieron a decir que la marcha
era una estrategia política de las FARC, basados en la supuesta información del
computador (o lámpara de Aladino) de uno de los tantos guerrilleros
bombardeados.
Las élites de este país sienten los pasos de un gigante
que se aproxima, una Marcha de indignados, de dignos rebeldes que buscan por
sus propios medios otra forma de hacer la política, de ejercer el poder (mandar
obedeciendo) y de habitar la tierra en comunidad.
Hasta aquí este informe, en vísperas de la gran Marcha el
lunes 23 de abril. Vendrá un nuevo amanecer, otra historia comienza a ser escrita.
PD: Dejo la constancia de que el relacionamiento de este
movimiento popular con las FARC se hace desde el gobierno central para poder
bombardear la marcha y seguir agrediendo al pueblo. Para matar la esperanza,
decía ayer una líder, “Tendrán que bombardear
todos nuestros corazones”.
Desde el frío de la sábana y para PUEBLO, Carlos Andrés
Orlas.
4 comments:
Será que algún día será posible salir del estado de patria boba en el que nos hemos quedado?
¡Qué sensación de alegría da ver al pueblo movilizándose y haciéndose escuchar!
Obvio que esto se convierte en el punto de partida de un nuevo amanecer político, donde el presidente Santos, se deslinda de una vez por todas de Uribe, y comienza el proceso de Paz con las Farc, y la idea es engordar a Piedad, quien sera la líder, de este nuevo movimiento, que ocupa el espacio del corrupto polo democrático y es posible que terminen todos en el partido liberal .
porqué será que sospecho que los mismos escritores de este medio hacen comentarios anónimos
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