28 dic 2011

Crónica de un Domingo


La plaza de mercado, el parque principal, la iglesia, son algunos de los lugares que recorre el cronista en busca de lo universal en lo particular.
Por Azorín

Voy a la plaza de mercado de Girardota con la intención de entrevistar a unos viejitos. Conozco allá a doña Pascuala, una líder muy famosa en el lugar que atiende una miscelánea. Como no están los viejitos que necesito me pongo a tomar fotografías. Aunque poco concurrida a esta hora (por la mañana hay más vida), la plaza es lo más pueblerino del municipio. Y lo más colorido. Sobre la modernidad de la construcción reslta su atmósfera campesina, rostros duros, manos callosas...
Doña Pascuala.





Luego me siento con doña Pascuala y le pido un tinto. Quien no se haya tomado un tinto en la nueva plaza de mercado de Girardota, no puede decir que vive en este pueblo. Y si lo dice, no la conoce.
Conversamos de temas candentes. Resulta que doña Pascuala es una firme opositora del próximo alcalde. Cuando el nuevo señor alcalde fue a dar su discurso en la plaza ella habló en voz alta desde el público, le recordó a los agentes del ESMAD con los que escudaron el desalojo de los venteros hace poco más de cuatro años.
Me voy, porque la conversación con Pascuala se torna amena y hay que almorzar. 
Pero la Carrera 13, esa que sube hacia el parque, tiene una luz tan maravillosa (no encuentro otro adjetivo para expresarlo) que no puedo sino caminar por esa vía, alegre de encontrarme en el instante propicio de una luz nueva. 
  
Oro en el aire
Como es 25 de diciembre  el sol alumbra de ese modo. En una acera, sentado sobre un periódico está el viejo Don Libardo, quien me saluda tan amigablemente que no puedo sino invitarlo a un tinto en el Kiosko Familiar. No puede negarse, también para él es un día alegre.
En el camino le muestro al viejo el Almanaque Bristol que le he comprado a doña Pascuala por 2 mil pesos. Don Libardo, por supuesto, lo conoce, pues es la publicación más vieja que se pueda encontrar ahora año tras año por estas breñas. Una publicación quizá más conocida que El Colombiano.  No falta en las bibliotecas campesinas. 


El Bristol
Reseñar el Bristol me parece necesario. Contiene información astrológica que puede ser interesante para cualquiera: los eclipses de sol y de luna, los ciclos lunares, el santo de cada día, el horóscopo para el año, los movimientos de los planetas  y su relación con las 12 constelaciones.  
Además de algunos datos curiosos como: "El cerebro humano está mucho más activo cuando duerme que cuando ve la televisión", trae algunas frases de autores super-célebres que seguro vale la pena anotar:
“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños”, Eleanor Roosevelt. “La vida más dulce es la de no pensar en nada”, Sócrates. “Sabemos lo que somos pero no en lo que podemos convertirnos”, William Shakespeare. “Ningún artista ve las cosas como son realmente; si así las ve, no es gran artista”, Oscar Wilde. “Sólo aquel que contribuye al futuro tiene derecho a juzgar el pasado”, Friederich Nietzsche. “Lo más bello que podemos experimentar es el misterio de las cosas”, Albert Einstein.  “El que tiene imaginación sin instrucción tiene alas sin pies”, Joseph Joubert. “Algunos están dispuestos a  cualquier cosa, menos a vivir aquí y ahora”, John Lennon.  “El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto”, Charles Chaplin. “Es inútil volver sobre lo que ha sido y ya no es”, Frédéric Chopin. 
Luego de esta suma de sabiduría me falta mencionar los chistes y hasta un  poema de Gabriela Mistral, chilena, premio Nobel de 1945,  sobre el ángel guardián simplemente hermoso:
 
“Es verdad, no es un cuento;
Hay un Ángel Guardián
Que te toma y te lleva como el viento
Y con  los niños va por donde van”.

Entretengo a Don Libardo con el Bristol mientras caminamos hacia el Kiosko Familiar y ya instalados en una mesa me pongo a leerle a Don Libardo su horóscopo y así nos enfrascamos en una conversación que viaja hasta su infancia misma, entre los indígenas Emberá, resulta que don Libardo es Emberá, tal vez el único en el pueblo. Su vida es otra crónica que he de escribir. Para afirmarlo en la historia del pueblo basta decir que fue el portero del Liceo Manuel José Sierra durante treinta años. 
Cuando Don Libardo se ha tomado una Malta y yo un tinto, él tiene que irse. Aprovecho esta luz áurea para subirme al atrio de la iglesia, desde donde un fotógrafo aficionado puede llegar a sentirse muy complacido por las bellas mujeres y el móvil panorama que sólo es posible encontrar en los pueblos de Colombia, con peculiaridades, por supuesto, que sólo podemos disfrutar los Girardotanos. 

El viento
El viento es una de esas peculiaridades, por ejemplo. Ningún cronista de indias ha hablado de este viento juguetón que despeina las palmeras del parque de girardota, hoy por hoy adornadas de estrellas. 
El viento, que lamentablemente no es fotografiable, esta tarde nos lamía desde el norte del valle, desde el mismísimo fondo de inmensas y azules montañas, es de un frescor sublime. Y el sol en descenso es tan suave que se le puede percibir directamente en el rostro sin sentirse perjudicado.  No es extraño que en un clima así pululen las muchachas, que tanto gusta contemplar al filósofo aficionado y al cronista.  
 
Luego de fotografiar un poco todo eso noto que la gente comienza a concurrir por el atrio, hacia la nave de la iglesia (que en serio es una inmensa nave).

Como no tengo prejuicios religiosos y me gusta admirar,  entro a la iglesia cámara en mano para sorprenderme nuevamente con dos de las maravillas de la catedral: un par de seres que a la vez son los mejores modelos que he encontrado en este pueblo para entretenerme con los sutiles misterios de la fotografía.  En Girardota no hay nada como este par de ángeles de mármol, italianos supongo, como todo el mármol de la Catedral Nuestra Señora del Rosario. Portan el agua bendita con la que el pueblo tiene la tradición de persignarse. 
Todo niño bautizado en Girardota siente alguna vez en su frente la temperatura fría de esa agua. Le saco unas cuantas fotografías a mis ángeles, que el sol amarillento de las cuatro de la tarde hace brillar de un modo que no tiene humana descripción. Parece un milagro: la transfiguración del mármol blanco en piel humana.

Palabra-Espíritu
Entonces comienza la misa del domingo (4pm) y me dispongo a escucharla. Ha de ser una misa muy bien preparada, puesto que es la misa de la Gran Catedral, madre de una treintena de otras iglesias, que es lo que implica ser sede de la Diócesis
Unas mujeres cantan un coro que crispa el alma. Y me sorprendo de la excelente acústica de la iglesia: la más grande caja de música en ladrillo.  Y todavía no terminan las sorpresas. 
Pasados los primeros minutos de ceremonia un viento  para mí inexplicable comienza a soplarme en la cara desde el interior de la iglesia y es un viento tan fresco como el que momentos antes había sentido fluir desde el fondo del valle. Prometo explicar más adelante cómo es que sucede esto, un viento que recorre  un gran lugar de adentro hacia afuera, pero en ese momento no puedo sino pensar con misticismo, "aquí Dios nos respira en la cara", me digo para tranquilizarme.
Están leyendo los primeros versos del Evangelio según San Juan y no puedo sino atribuirle ese viento a ese mismo Dios del que ahora lee una voz femenina con tranquila dicción:

1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
2 Ella estaba en el principio con Dios.
3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.

No soy un erudito pero sé que en hebreo viento y espíritu son la misma palabra: רוח, como el lector puede comprobar. Tal vez el arquitecto Émile Carré sabía esto al construir la iglesia, inspirado.
Tal fue, pues, el domingo 25 de diciembre del año 2011, en el parque de Girardota. No soy cronista de turismo, pero sepan lo que se pierden quienes no han visto y sentido estos prodigios netamente americanos. 


4 comments:

Anónimo dijo...

Espectacular columna, mil felicitaciones, asi es que se quiere el pueblito.

Anónimo dijo...

De verdad que articulo tan inspirador y que nos compromete mas a meterla toda en pro de nuestro querido pueblo, por eso digo que este medio de comunicacion no debe desaparecer, animo señores de chimenea que asi es que se hace. FELIZ AÑO Y QUE EN EL NUEVO NOS SIGAN ILUSTRANDO E INFORMARNOS DEL ACOTECER DE GIRARDOTA. FELICITACIONES.

Anónimo dijo...

me gusta el seudónimo, Azorín.

Anónimo dijo...

que historia tan tranquila y agradable...