11 dic 2011

Placeres proscritos por los santos abstemios

LETRAS QUE SE ESFUMAN


“Hacía muchos años que nadie me pedía un cigarrillo, y mucho menos que la gente alrededor no nos mirara a los fumadores con ese desprecio y ese asco que supongo eran con los que se miraba a los leprosos hace algunos siglos”.
Julio González Z.

Por Víctor Villa Mejía

Fumofobia es el odio a los fumadores. Humofilia es el aprecio que se siente por el humo del cigarrillo. Fumopatía es una enfermedad que ha propiciado la ley 1335, padecida por los fumofóbicos. Para los fumofílicos, echar humo es la clave del fumar. “La esencia del fumar está en el humo: el fumador experimenta sin recelo la comunicación directa de sus labios y su boca con el humo; el acto de fumar es un momento estético: es un arte que se expresa en el aroma y el sabor, en la plasticidad y la textura el humo, en la manera de aspirar, de hacer una leve pausa y continuar con la conversación […] El fumar lentamente y jugar con el humo, el apreciar ociosamente las volutas que se lleva el viento es la vivencia en la relación de un sentimiento de totalidad, de tocar la inédita delicia” (Medina, Federico. “Fumar es un placer…”. Con-Textos. Medellín, No. 37, 2006, p. 140).


La Ley 1335 de 2009 –conocida como ley antitabaco– ha quedado atrás. Allá ella con su pretensión (falsa) de salvaguardar la salud del pueblo colombiano (Art. 3). Allá ella con su manía prohibitoria, de cuyo efecto contrario –estimular el consumo de lo prohibido– ya dieron cuenta Adán y Eva. Allá ella con su incubadora de fumofóbicos, tal como lo ha señalado James Nolan (“Fumadores en manos de un Dios enfurecido”. El Malpensante. Bogotá, No. 8, 1998, pp. 20-25): “En el pasado, los americanos se habían ensañado contra brujas, negros, católicos, judíos, borrachos, comunistas y homosexuales. Ellos eran, para el puritanismo anglosajón, otros tantos corruptores de la pureza del pueblo. Ahora la cacería es contra una nueva presa: los fumadores”.

Cómo no va a ser fumofóbica la siguiente circular de una urbanización cualquiera:

Ley antitabaco (1335 de 2009) aplica en zonas comunes de la propiedad horizontal
Existen vecinos que salen a pasillos o balcones y demás zonas comunes a fumar, situación que afecta a los demás habitantes en la Propiedad Horizontal. La nueva Ley Antitabaco debe ser aplicada por parte de los administradores, so pena de ser sancionados. Si bien la Ley Antitabaco habla de la prohibición de fumar en lugares colectivos, la Ley 675 de 2001 o Ley de Propiedad Horizontal sí establece en su artículo 74 la prohibición de olores o partículas u otros elementos que trasciendan al exterior (zonas comunes u otros bienes privados) que afecten los niveles tolerables para la convivencia. El fumar en algunos lugares puede generar mucha incomodidad y sobre todo contaminación a otros habitantes, situación que puede llevar a graves conflictos. La Administración. Agosto 26 de 2010” (énfasis del original).
   
Con todo, lo que no puede quedar atrás es el encanto de Sarita Montiel cuando interpretó Fumando espero: “Fumar es un placer genial, sensual / Fumando espero al hombre a quien yo quiero / Tras los cristales de alegres ventanales […] Dame el humo de tu boca / Anda, que así me vuelvo loca / Corre que quiero enloquecer de placer / Sintiendo ese calor del humo embriagador”. Tampoco se puede quedar atrás el introito del tango Dónde estás corazón: “Sos el último cigarro que ha quedado en el paquete / y que pienso con dulzura lentamente consumir / y en la nube en que se pierda tu azulado barrilete / ataré mis ilusiones que también se pueden ir. Sos el último consuelo que esta noche me ha quedado / en la noche más amarga que en la vida conocí / silencioso compañero que en mis dedos apretados / hilvanás en tu agonía cien recuerdos para mí”.

Pero el tema de este texto es otro: las incoherencias del artículo 13 de la Ley 1335. A la letra dice: “Parágrafo 1. En todos los productos de cigarrillo […] se deberán expresar clara e inequívocamente […] frases de advertencia y pictogramas […]” con las que se reitere la necesidad abandonar la dependencia del cigarrillo. La Resolución 3961 de 2009 del Ministerio de la Protección Social define de la siguiente manera ‘frase de advertencia’ y ‘pictograma’: “Artículo 2. Frases de advertencia: escrito breve con el fin de informar al público sobre los aspectos vinculados con el consumo de tabaco en cualquiera de sus presentaciones. Pictograma: es una imagen clara y esquemática que sintetiza un mensaje sobrepasando la barrera del lenguaje, con el objetivo de informar sobre los aspectos vinculados con el consumo de tabaco en cualquiera de sus presentaciones”. Las imágenes (pictogramas) y las frases son las siguientes:       

Los textos 1 a 7 reproducen la díada causa-efecto, donde fumar es la causa y los efectos son infarto cerebral, problemas oculares, aborto, impotencia sexual, cáncer de boca, mal aliento y envejecimiento. La 8 es una predicción y la 9 es una premonición.
Si las frases debieron ser claras e inequívocas y los pictogramas claros y esquemáticos (Art. 13), veamos los grados de cumplimiento. Texto 1: no se ve el infarto cerebral; texto 2: no está comprobado ni se especifican los ‘problemas’ oculares; texto 3: solo algunas abortantes han fumado y no se sabe si sus padres fumaron o no; texto 3: la flacidez es natural después de la erección (pictograma chistoso); texto 5: la curvatura del banano es una de las tantas metáforas de pene, no necesariamente de pérdida de capacidad eréctil; texto 6: la relación entre cáncer de boca y mal aliento es forzada y el mal aliento se debe a mantener cualquier boca cerrada, además el cáncer de boca no aparece muy documentado en la literatura médica; texto 7: si el paradigma de lectura es izquierda-derecha, fumar rejuvenece; texto 8: no es claro ni inequívoco, porque así aparece en el catálogo de productos médicos (tiene fallas de técnica fotográfica); y texto 9: aparece una niña tomando tetero con inoculador instalado dada la cercanía del cigarrillo, el pictograma no es esquemático ni claro y la frase es incoherente al no precisar la correferencialidad de los pronombres ‘tú’ (madre, nodriza) y ‘ella’ (niña).  

Como se ve, son todos problemas de lenguaje. Los mismos que exhibió el artículo 17 de la Ley 30 de 1986, cuando legisló que “todo empaque de cigarrillo o de tabaco, nacional o extranjero, deberá llevar en el extremo inferior de la etiqueta y ocupando una décima parte de ella la leyenda El tabaco es nocivo para la salud”. Leyenda que no conmovió a los fumadores de cigarrillo, por las siguientes razones: a) Cigarrillo es una cosa y tabaco es otra, lo dice el propio artículo (incluso ‘cigarro’ es diferente a ‘cigarrillo’, menos en Venezuela y México); b) El consumo de tabaco está en vías de extinción; c) ‘Nocivo’ no hace parte del caudal léxico de los colombianos, como sí lo son dañino, maligno y perjudicial; d) La leyenda no mencionó la palabra enfermedad, término más impactante que el término ‘salud’ e) No hizo alusión al enfisema pulmonar.    

Volviendo a la fumofobia, ni los diccionarios ni Google la han podido definir. Está claro que es el odio a los fumadores, no al humo (humofobia); si fuera al humo, se nombrarían ecologistas. Pongámonos de acuerdo: fumar no es bueno para el soma; pero hay que ver en la socialización las ventajas que brinda el saber (ver) que el otro fuma: eso se llama ser de los mismos, oler a lo mismo, compartir los mismos imaginarios, tener la misma química y compartir la misma gramática social. Eso no lo saben –no lo quieren saber- las campañas mediáticas que eligen un día dizque del no fumador y ahora andan invitando a agredir al fumador rompiéndole su cigarrillo a imagen y semejanza de “billete falso se rompe”. ¿Con qué derecho, desde cuál autoridad, a nombre de qué orden establecido? Por ello vale la pena contar la siguiente anécdota: “El ministro francés y viejo político Eduard Herriot, empedernido fumador de pipa, declaró en una ocasión: ―Quedé de tal manera impresionado por lo que se dice en la prensa sobre la peligrosidad de fumar, que he tomado una decisión heroica: no leo más los periódicos”.

Finalmente, un mensaje para los no fumadores y los que se duelen de ser fumadores pasivos: así como los fumadores (humofílicos) se alejaron a su apartheid –aire libre, cielo abierto– (Resolución 1956, 2008, del Ministerio de la Protección Social) los fumofóbicos debieran fundar su propia asociación de fumofóbicos y no salir de su burbuja. ¿Qué hace un fumofóbico en la burbuja de los humofílicos? A propósito de burbujas, el bar El Paisa, en el parque de Copacabana, es modelo en hospitalidad a los fumadores; allí, como en la casa de Irene, se canta y se ríe, se baila y se bebe, se fuma y goza; y, por eso, en casa de Irene te quiero encontrar, como diría Sacha Distel.
   




3 comments:

Anónimo dijo...

En la terminal de transportes Norte de medellín existen una especie de Jaulas de vidrio para los fumadores. Es gracioso ver como lucen peligrosos y amenazantes los que allí ingresan a quemar sus cositas. Es, literalmente, el apartheid.

Otra cosa: el olor de la entrada de Girardota, desde el puente hasta los alrededores de Juan XXIII en las mañanas huele letal. Con razon piensan algunos que es el culo de Girardota. ¿que hacer entonces con PIGMENTOS? habrá que poner una valla imensa diciendo: "la industrialización irresponsable y la decidia política es un poquito más letal para la salud que el cigarrillo. abstengase de vivir en Girardota."

Anónimo dijo...

Y SI VIVE EN LA NUENA JUNTO AL MATADERO ACABA DE ARMONIZAR EL AMBIENTE FETIDO, QUE PRODUCE EL SACRIFICIO DE ANIMALES, CREO QUE EL CONCEJAL DE VARIOS PERIODOS DIEGO URIBE SUFRE DEL OLFATO O ES QUE LE GUSTA VIVIR Y DORMIR CON ESOS OLORES TAN DESAGRADABLES O CREO QUE ES MEJOR LAS DADIVAS QUE LES REGALA JUAN PABLO SIERRA EL DEL MATADERO QUE AGUANTAR ESOS OLORES. NO LA PLATICA Y LA FAMA SON MEJORES QUE ESOS OLORES???

Anónimo dijo...

yo no entendía porqué los mensajitos esos no tenían en mí el suficiente impacto, a pesar de lo brutales que resultan al principio. quieren probar la inteligencia del fumador, que suponen también flácida...