La realidad
muchas veces tiene tintes de tragedia griega. La historia de Encenillos, una
vereda del municipio de Girardota, podría ser muestra de ello. Por Estefanía Carvajal y Yéssica Petro Escobar. De La Urbe, oct. 2014.
Estefanía Carvajal Restrepo
Estefanía Carvajal Restrepo
lacocinadeolivia@gamil.com
lacocinadeolivia@gamil.com
Yéssica Petro Escobar
yespetroescobar@gmail.com
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ACTO
PRIMERO
Personajes
Luis
Ángel Bustamante: hombre de 75 años, fuerte para su edad, los años no han
logrado doblegarlo. Curandero del que lo necesite; don otorgado “por la
mismísima Virgen del Carmen”. Protector de su pueblo y familia. Amable y
cariñoso. El amigo de todos, incluso de paramilitares y guerrilleros, aunque
fuera sólo por salvar su vida.
Polo
Bustamante: trigueño, de unos 50 años, de voz suave, estatura promedio, pero
con manos fuertes de tanto revolver las mezclas para la panela. Sin nombre,
sólo es uno más de los Polos, de Encenillos, la familia panelera. Ojos rojos de
cansancio, después de tres días sin dormir por estar moliendo en el trapiche.
Doralba:
la mujer de la tienda, es trigueña y robusta, de unos 45 años. Extrovertida y
amable con los extraños hasta que le preguntan por sus muertos.
Ligia
de Hoyos: los ojos azules resaltan en su rostro que, a pesar de las arrugas a
sus 72 años, reflejan lo hermosa que fue, una joven que seguro cautivó a
alguien más que a don Horacio, su marido. Activa, sonriente y encantadora. Mamá
de nueve hijos, uno murió y como buena habitante de Encenillos no hablará nunca
sobre él. Si algún día intentara hacerlo, su hija la detendría.
Lorena
Hoyos: soltera y a la orden. A sus 40 años vive con su madre Ligia y su padre
Horacio. Es celosa y reservada.
Yurladys
Henao: piel tersa y morena, ojos grandes y tímidos, 17 años. Cursa el grado
undécimo en la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen. Sus compañeros
la llaman “La Chula”. Aunque habla poco, sus palabras brotan cuando tocan el
papel.
Muchacho
y Muchacha: estudiantes del grado undécimo en la Institución Educativa Nuestra
Señora del Carmen, de la vereda Encenillos. Sin ningún miedo, escriben sus
memorias durante un taller realizado en la Institución en 2013.
ACTO
ÚNICO
(Colombia. Antioquia. Valle de Aburrá. Al Norte, en el municipio de Girardota,
hay una vereda, a media hora del pueblo, que se niega a recordar. Se llama
Encenillos, como los árboles nativos de los Andes colombianos, pero de esos no
queda ni uno; caña y café es lo que hay. Los personajes, que tantas veces se
han encontrado por los caminos de herradura, son todos vecinos de la vereda.
Luis Ángel en su casa, Ligia y Lorena junto al café que se seca al sol, El Polo
en el trapiche, Doralba en la tienda, Yurladys y los niños en la escuela; cada
loco con su cuento. Las cronistas decidieron contar la historia como si fuera
una obra de teatro, en la que los personajes dialogan y al fondo resuenan las
voces de un coro, que bien podría llamarse el sentido común de la gente de
Encenillos. Ante el silencio de los pobladores, se enciende la dramaturgia).
Luis
Ángel: (Sentado en una banca azul, grande y vieja. Sostiene un cigarrillo en
su mano derecha). Si sigue con dolor de cabeza, yo le puedo hacer un rezo.
A los enfermos los rezo aquí en mi cama, donde tengo un altar con todos los
santicos. Perdone, yo no me afamo, pero aquí viene gente de todas partes a que
yo la rece. Mi mujer y yo dividimos la cama en dos porque ella decía que estaba
profanando el lecho, entonces la mitad de ella es pa’ dormir y mi mitad pa’
atender a mis enfermos. ¡A treintaiún paracos les hice recitos en el altar! Y
perdone, no es que me afame, pero vivir por aquí era duro. Vivir en Encenillos
era una cosa horrible.
Coro:
¿Aquí?
¿En Encenillos? Aquí no pasó nada sino el viento soplando las flores de la
caña.
Luis
Ángel: Cuando se fueron los paramilitares, en el 2004, eran casi 400. Tenían
casas por todas partes. Pero años atrás estuvo la guerrilla. Las Farc, el
Frente 34. Al principio llegaron tres o cuatro milicianos diciendo que iban a
cuidar a los campesinos. Entraron por la parte de arriba: por Guarne y por San
Vicente que limitan con la vereda El Palmar, de Girardota. De eso hace como 28
años.
Coro:
¡De
eso ya ni nos acordamos!
Polo
Bustamante: (Con una pala de madera revuelve la mezcla pegajosa de la
panela, que aún no está lista para moldear). Uno tiene que aprender a vivir
con el vecino que le toque.
Luis
Ángel: La guerrilla nos pedía comida y extorsionaba a los ricos, pero con los
campesinos no se metía.
Polo
Bustamante: Cualquier mano armada es una mala mano.
Luis
Ángel: Y es que la guerrilla hizo cosas muy malas. A don León Londoño, dueño
del trapiche del Venado, le pidieron 20 millones de pesos. En 1995 eso era
mucha plata, ¡y él de dónde! Entonces los delató con las autoridades y armaron
un operativo militar. La guerrilla había quedado de ir al trapiche por la plata
un 23 de octubre a las 10 de la mañana, cuando se encendieron a bala. En ese
entonces los mayordomos eran don Horacio y doña Ligia.
Doralba:
(Recostada frente al mostrador de su tienda, organiza los dulces una y otra
vez). A ellos les mataron al hijo; eso dicen las malas lenguas.
Coro:
(Susurrando).
Las malas lenguas. Las malas lenguas. Las malas. Lenguas. Leeenguaaaas.
Lorena:
(Vestida toda como una rosa. Con la mirada hacia el suelo). Y eso dolió
muy hondo. Yo quedé como paralizada por varios meses. ¡Que le maten a uno el
hermanito chiquito! Pero yo a un extraño no le digo nada.
Coro:
Ni
a un extraño ni a un conocido. Aquí nadie dice nada.
Ligia:
(Parada, recostada en la puerta que da entrada a su casa). Luvín tenía
20 años y era el niño de la casa.
Luis
Ángel: Y en el combate también cayeron cuatro guerrilleros: dos mujeres y dos
hombres. Al otro día, por la noche, la guerrilla vengó la muerte de los
milicianos y dinamitó el trapiche del Venado. También volaron una molienda por
Platanito. Volaron las dos máquinas y eso quedó vuelto nada.
Ligia:
Un mes después de que Horacio y yo nos casáramos fue la primera molienda en el
Venado. Tenemos 54 años de casados, 8 hijos vivos y 5 nietos, pero el trapiche
nunca lo volvieron a construir.
Polo
Bustamante: Yo soy uno de los Polos y a nuestro trapiche nunca le pasó nada.
Aprendimos a mantener la boca cerrada.
Luis
Ángel: Es que son muy tapados. No hablan porque tienen miedo y porque son
egoístas. No saben que ya no hay nada que temer y prefieren ocultar lo que
pasó.
Coro:
Pero
si aquí no pasó nada; no pasa nunca nada. Medimos los días porque cada hora
pasa el carro que baja al pueblo con niños montados en el capacete. Medimos el
tiempo por las noches de molienda, dos o tres a la semana, en las que los
maridos se van de la casa al trapiche y hay que ir a llevarles la comida en una
coca de plástico. Medimos los meses por el tiempo que demora la caña en crecer
y los años por el café maduro que brota de los chamizos.
Doralba:
Yo nací y crecí en Encenillos, pero de violencia no, yo no sé nada. Brotaron
por ahí hace unos años unas cruces blancas, unos calvarios. ¿Quién los puso?
¿Para qué?
Coro:
¿Calvarios?
Hay calvarios, pero no sé dónde ni de quién. Mataron a mi vecino de una forma
macabra, pero no recuerdo nada. Quemaron el trapiche, pero no sé dónde. Hicimos
un pacto de silencio para que no se nos escape la cordura, para que de nuestros
muertos no sepa nadie, para que los fantasmas sigan siendo historias que les
contamos a nuestros niños antes de dormir, para que los fantasmas no tengan
nombre ni culpable.
Luis
Ángel: Por aquí hay muchos fantasmas. Yo rezo mi casa y la de mi hija Ángela y
les digo: “Váyanse de aquí, aquí no hay nada que hacer”. Perdone, yo no me
afamo, pero yo les tengo más miedo a los vivos que a los muertos. Mi hermano
José Dolores, que era muy político, también está muerto. Lo mató la guerrilla
el día de las elecciones donde quedó Pastrana porque trajo un carro para que la
gente bajara a votar. Lo mataron a él e incendiaron el carro. La policía no
vino a hacer el levantamiento; lo tuvimos que bajar en una camilla hasta
Cabildo. Aquí no venía nadie. Nadie. Y perdone, no es que me afame, pero vivir
por aquí era duro. Vivir en Encenillos era una cosa dura.
Coro:
De
eso ya no nos acordamos.
Luis
Ángel: Pero si la guerrilla fue mala, los paramilitares fueron peores.
Muchacho:
(Escribe con su lápiz desgatado apoyando su cuaderno en el piso). Hace
11 años, en mi vereda existía un grupo armado al que la gente temía y no salía
a trabajar porque tenían miedo de pisar una mina. Yo tenía seis años, casi
todas las noches escuchaba tiros. Yo les preguntaba a mi papá y a mi mamá ¿qué
es eso?, ellos me decían que estaba lloviendo para tranquilizarme. Cuando iba
al colegio subía el Ejército en jaulas y hacían campamentos, se alistaban para
la batalla. Aparecían muertos en diferentes veredas, los tiraban a los caños y
por los ríos donde la sangre chorreaba con el agua.
Luis
Ángel: Llegaron diciendo que eran las Autodefensas Unidas de Colombia y que
estaban aquí para proteger a los campesinos. Y que al que se pusiera de sapo y
de bocón se las vería con ellos.
Muchacha:
(Escribe encima del pupitre de espaldas al tablero). Ellos se tomaron
varias veredas y lograron sembrar el miedo. Bombas, balas y tristeza en los
rostros de la gente. Por ese tiempo solo se pensaba en huir de la violencia.
Aquellos hombres, que algún día llegaron prometiendo una mejor vereda, se habían
convertido en los culpables de que mucha gente no deseara volver jamás.
Coro:
A
Sergio Ospina lo llamaron, le dijeron que necesitaban hablar con él. Subió en
el mismo carro en el que le hacía favores a la guerrilla, lo encadenaron al
volco y lo arrastraron vivo por toda la vereda. Sus gritos aún se escuchan. Los
lamentos de Sergio hacen más bulla que los de La Llorona.
Luis
Ángel: No solo mataban a la gente de por acá. También traían a gente de otras
partes para matarlos. Por aquí, entre tanta caña y tanto café, deben estar
enterrados muchos cadáveres.
Coro:
Aquella
casa, esa que se ve allá. La grande de paredes amarillas. La bonita en la que
todos quieren vivir, ya tiene habitantes. Aquellos que no eran de acá. Esos que
todavía ocupan un lugar en esa casa, que no quieren salir. Te harían pasar por
sus mismas penumbras. Escucharías sus súplicas, sus gritos de dolor, sus gritos
de venganza. Nada extraño que de tanto muerto esa casa esté embrujada.
Luis
Ángel: Los paras se tomaron la casa de las palmas y ahí llevaban a mucha gente
para ajusticiarla. Donde mi hija, la viuda, se mantenían siempre diez, quince
paras. Yo estoy seguro de que allá hay dos cadáveres, pero no he podido
encontrarlos. Y también aquí a la casa venían los paracos y yo era cagado del
susto, pero me tocaba atenderlos y tomar aguardiente con ellos.
Coro:
El
deber del buen vecino. El deber del buen cristiano. Calle y agache la cabeza y
rece cien avemarías para que no lo maten.
Luis
Ángel: Si yo estoy vivo es porque me quedé callado y los santos están conmigo.
En cambio Rafael Ospina mandó a su mujer Luzmila Carmona a la Fiscalía a
denunciar la muerte de su hijo Sergio, el que arrastraron los paras por toda la
vereda. Debió haber ido él mismo y no mandar a su mujer.
Coro:
Su
marido no estuvo con ella, huyó y se partió los dientes, mientras ella recibía
cinco tiros en la cara. ¡Pobre mujer! Denunció y pagó. Con ellos no se juega.
Con ellos uno no se mete.
Yurladys:
(Su abuelo la mira disgustado mientras ella escribe en el comedor de la
casa). El día 20 de octubre de 2002 nosotras dos nos fuimos para Medellín a
pedir protección a la Fiscalía en el piso cuatro del edificio José Félix de
Bedout. Una persona de la Fiscalía nos dijo “Aquí no es. Esperen un momento yo
llamo a la Sijín”. Al momento llegó y nos dijo: “Váyanse para allá, el señor
Alcalá los espera”. Llegamos a la portería de la Sijín y lo llamaron. Un señor
moreno, alto, cojo de un pie, nos dijo: “Vámonos para la oficina mía”. Llegamos
a la oficina y nos preguntó: “¿Ustedes son de Girardota?”. Contestamos “Sí,
señor”. Y le preguntó a mi mamita: “¿Qué les pasó a ustedes?”. Y le contestó
Luzmila, mi mamita: “Es que mataron a mi hijo y están diciendo que van a acabar
con nosotros”. El señor le preguntó a Luzmila: “¿Qué sabe usted de ellos?”, o
sea, de los paracos. “Lo que yo sé es que uno de ellos, que llaman ‘El Pájaro’,
llega a El Yarumo a llevar cosas que no conozco”.
Coro:
Pobre
Luzmila, pobre ingenua. Como si no supiera que la policía y los paracos andan
como novios cogidos de la mano.
Yurladys:
El señor Alcalá cogió el radioteléfono, llamó y dijo: “Aquí hay una señora que
vive más abajo de El Yarumo y se llama Luzmila Carmona”, e hizo otras preguntas
que no escuché bien. El señor llamó nuevamente por radioteléfono y dijo: “Esta
señora sabe mucho. ¿Qué hacemos con ella?”. Volvió donde nosotros y sacó una
hoja de papel con el logotipo de la Sijín. Le dijo: “Firme aquí que ya hablé
con mi jefe y le van a dar protección. Nosotros vamos para la casa”. El día 23
de octubre de 2002, a eso de las 3:20 de la tarde, llegaron dos hombres que no
conocíamos a la casa mía. Se sentaron en el patio de mi casa y preguntaron:
“¿Cómo se llama la señora de la casa?”. Y mi papito contestó: “Se llama Luzmila
Carmona”. Luego sacaron un papel con el logotipo de la Sijín. Mi papito vio la
firma de mi mamita en ese papel y era el mismo papel que había firmado en
Medellín. Y dijo uno de ellos: “Ya vinimos, dígale que salga”. Mi mamita salió
al patio. “¿Cómo se llama?”. Y mi mamita contestó: “Me llamo Luzmila”. A mi
papito le dijeron: “No se mueva. No coja ese machete que tiene ahí”. Uno de
ellos sacó un revólver y le pegó el primer tiro en la cara y otro en la boca.
Mi mamita se volteó y le dieron tres tiros en la espalda. Cuando mi papito vio
que sacaban el revólver se tiró por el cafetal y se reventó la dentadura. A los
10 minutos, mi papito volvió al patio cuando mi mamita se estaba muriendo. Al
otro día, le dijeron que la habían mandado a matar porque ella sabía mucho de
los paracos del Bloque Cacique Nutibara.
Coro:
Madre
e hijo ahora son una cruz. Una cruz en medio de los cañaduzales, con un nombre
y una fecha y piedras redondas en la base para que al muerto le pese más la
muerte y no intente siquiera escapar.
Muchacha:
Ellos hacen parte de los muertos que protege Encenillos con su silencio.
Muchacho:
Ellos son un calvario.
Coro:
Un calvario como el monte donde mataron a Cristo.
Luis
Ángel: Calvarios no volvieron a poner desde hace como 15 años.
Coro:
¡Si
no estaría la vereda llena de cruces! Solo unos cuantos calvarios nos quedan de
nuestros muertos porque su memoria la molimos junto a la caña y la hicimos
panela dulce e innombrable.
Luis
Ángel: Ahora vivimos en la gloria.
CAE EL TELÓN
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¿Qué provecho hay en mi muerte, cuando yo descienda al hoyo? ¿Te alabará el polvo? ¿anunciará tu verdad?
Ps 33:19 Para librar sus almas de la muerte, Y para darles vida en el hambre.
Ps 44:19 Cuando nos quebrantaste en el lugar de los dragones, Y nos cubriste con sombra de muerte,
Ps 48:14 Porque este Dios es Dios nuestro eternalmente y para siempre: El nos capitaneará hasta la muerte.
Ps 49:14 Como rebaños serán puestos en la sepultura; La muerte se cebará en ellos; Y los rectos se enseñorearán de ellos por la mañana: Y se consumirá su bien parecer en el sepulcro de su morada.
Ps 55:4 Mi corazón está doloroso dentro de mí, Y terrores de muerte sobre mí han caído.
Ps 55:15 Condenados sean á muerte, Desciendan vivos al infierno: Porque maldades hay en su compañía, entre ellos.
Ps 56:13 Porque has librado mi vida de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.
Ps 68:20 Dios, nuestro Dios ha de salvarnos; Y de Dios Jehová es el librar de la muerte.
Ps 73:4 Porque no hay ataduras para su muerte; Antes su fortaleza está entera.
Ps 78:50 Dispuso el camino á su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su vida á la mortandad.
Ps 79:11 Entre ante tu acatamiento el gemido de los presos: Conforme á la grandeza de tu brazo preserva á los sentenciados á muerte.
Ps 89:48 ¿Qué hombre vivirá y no verá muerte? ¿Librarás su vida del poder del sepulcro? (Selah.)
Ps 102:20 Para oir el gemido de los presos, Para soltar á los sentenciados á muerte;
Ps 107:10 Los que moraban en tinieblas y sombra de muerte, Aprisionados en aflicción y en hierros;
Ps 107:14 Sacólos de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y rompió sus prisiones.
Ps 107:18 Su alma abominó toda vianda, Y llegaron hasta las puertas de la muerte.
SEÑORES EL PERIÓDICO OFICIAL DE LA ALCALDÍA " TU PERIODICO" HA CAMBIADO DE EDITOR Y COMO CONSECUENCIA DE ESTE CAMBIO AQUÍ VAN LOS NUEVOS TITULARES:
* EL ALCALDE SIENTE VERGÜENZA POR LA HORRIBLE CALIFICACIÓN EN LOS ENTES DEL ESTADO.
* CABILDO ABIERTO PROPUESTO POR LA ADMON MUNICIPAL PARA ACLARAR LO DE LA TERMOELÉCTRICA.
* CON EL DINERO DE LOS MERCADOS SE FINANCIARAN PROYECTOS PRODUCTIVOS.
* EL ALCALDE NOMBRA PARA LA SECRETARIA DE AGRICULTURA UN FUNCIONARIO HUMILDE Y COMPETENTE.
* EDIER SUAZA HABLA DE LOS TIROS EN EL JUVENCLUB.
* CAMPAÑAS PARA NO QUEMAR POLVORA EN NAVIDAD REALIZAN FUNCIONARIOS DE LA SECRETARIA DE TRANSITO ( que publican fotos prendiendo voladores)
* EL VALOR REAL DE LA OBRA AMPLIACION DEL PALACIO MUNICIPAL
* EL AVAL DEL ALCALDE ES PARA ? ver pag 24.
* GIRARDOTA F.C CLASIFICA A LA FINAL DEL PONY Y SE QUEJA DEL POCO APOYO DE LA ADMON MPAL.
* CICLO RADES OBTIENE LOGROS Y SE QUEJA DE LA ADMON MPAL.
* EL INDER EN MANOS DE PERSONAS SIN FORMACION.
* CANDIDATA DEL OFICIALISMO, ESPOSA DEL CONCEJAL URIBE, LE GUSTA LA PUBLICACION DE KEVIN BERNAL DICIENDOLE MENTIROSOS A LOS DE LA ADMON MUNICIPAL.
* ADIVINANZAS:
CUAL FUE EL VALOR DEL ARRIENDO DE LA PISTA DE PATINAJE EN EL 2012 ?
CUANTO VALEN LAS FIESTAS?
* LA VERDADERA RAZON DE LA PELEA ENTRE ORTIZ Y AGUDELO.
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