Luego de unas tensas elecciones

En una sesión del concejo, una semana después de los comicios, el presidente de esa corporación dijo que a estas elecciones sólo le había faltado un muerto. Y eso es una apreciación lamentable, pero cierta a juzgar por el triste fanatismo que se presentó entre los seguidores de los dos candidatos más opcionados.

Varias son las reflexiones que nos tenemos que hacer como comunidad. La primera, si vale la pena llegar a estos extremos que nos recuerdan las posturas más radicales de las trifulcas liberales y conservadores de la primera mitad del siglo XX. Queda demostrado que la democracia en esta ínsula Antioqueña todavía parece estar en pañales.

Por otro lado, sorprende el activismo de tanto líder circunstancial.Con más de 100 candidatos al concejo, sería natural que Girardota tuviera una organización comunitaria ejemplar, en la que realizaran control político, seguimiento y tuvieran auténtica participación en la función pública. Pero eso casi nunca ha sucedido en Girardota. Los líderes aparecen pero para la repartición; a pocos se les ha visto en funciones realmente sociales, desinteresadas o comunitarias, con algunas excepciones, claro está.

Conviene, pues, aprovechar la euforia para repensar el papel político de las comunidades. Eso se repitió a diestra y siniestra: “que en Girardota la comunidad también es la gran culpablede los problemas que más la aquejan”. Pero el ánimo se apaga rápido. Una vez cerradas las urnas, nadie se vuelve a acordar de los problemasdel pueblo, y los “lideres” que no quedaron se recogen en sus despechos, porque, pareciera, lo que buscaban era trabajo. Si es falso lo que decimos, está por verse en los 4 años que vienen.

Los resultados de estaselecciones son 9 concejales nuevos, y cuatro que repiten. Fernando Ortiz también repite, con el gran reto de recuperar la credibilidad en la institucionalidad pública. Son 200 retos que, según rezaba su campaña, se propone llevar a cabo con una gestión ejemplar.

Propuestas en educación y cultura, como la de “brindar el tiquete estudiantil que cubra el 100% del valor del transporte hacia la ciudad de Medellín, para los estudiantes de educación superior de los niveles 1, 2, 3 del SISBEN”, y la de “implementar el Plan de Acción para llevar a cabo la ejecución de la política pública de cultura através de una Dirección Municipal de cultural” son razones que llevan a pensar que, de cumplirse, Girardota puede alcanzar la puerta del tan mencionado progreso.

Hay otras propuestas por la misma vía, interesantes e importantes para el desarrollo municipal. Del nuevo alcalde y del concejo municipal depende que Girardota vuelva a creer en sus Gobernantes. El reto está, pues, en que se nombre un gabinete idóneo, en que se minimice los fatales efectos de una burocracia clientelista que, se ve en toda Colombia, elijen funcionarios no aptos por la simple razón de pagar cuotas y compromisos adquiridos en campañas.