Juntas de Acción Comunal: una historia de apatía



Sector La Calle, un barrio de desplazados entre San Andrés y La Palma.



Por Mauricio Hoyos

Dineros desviados

Si volásemos por sobre el municipio, como suelen hacerlo los gallinazos, escuchando la voz de cada uno de los presidentes de las Juntas de Acción Comunal (JAC’s , de aquí en adelante) al tiempo que recorremos su barrio, el video sería un tanto desolador. Habría que poner música triste. La voz de los líderes denotaría más frustración que optimismo. Además de abandono, escepticismo, ingenuidad, indignación, servilismo. Pero tal vez lo más incómodo es el pordioserismo. Que es cuando nos acostumbramos a estirar la mano para que nos caiga la moneda.

La sesión de febrero en el Concejo donde estuvieron hablando todos los líderes comenzó con una mala noticia.  La noticia del ex presidente de Asocomunal, Juan Carlos Saldarriaga,  a punto de ir a la cárcel por peculado (en lenguaje de calle: por enbolsillarse la platica del pueblo y perderla, da igual si fue en el casino o en su campaña política para el Concejo, también perdida). Hay varios implicados en ello de la anterior administración, con el ex alcalde Guillermo Ochoa encabezando la lista. Asocumnual, la asociación que vincula todas las JAC´s de Girardota, comienza el año con un problema de imagen, algo más que un lunar, pues está en juego su personería jurídica.

El convenio que hizo la anterior administración con Asocomunal era de 219 mejoramientos de vivienda en el sector rural. No se alcanzaron a ejecutar sino 153 mejoramientos y se perdieron alrededor de 60 millones de pesos, de dineros del anterior convenio con la administración, más dineros de contratos ejecutados por Asocomunal con los barrios La Florida, Hatogrande, Juan XXIII, y las utilidades de estos contratos.

Cuando por fin dio la cara Juan Carlos Saldarriaga, luego de perderse un tiempo, se le dieron varias oportunidades de que devolviera el dinero y luego de “mamar gallo” varias veces (ha de ser difícil desembolsar tanto dinero junto, disque tuvo que vender un lotecito en San Esteban, pero no se lo han pagado), la semana pasada se le cumplió el último plazo. Ahora se las tendrá que ver con la justicia.

El lío ha dado quehacer a Mary Luz Cadavid, quien a sus 32 años ya es presidente de la JAC del Sector La Calle, y que pasó a ser la presidenta de Asocomunal durante estos meses, que pueden ser los últimos para la asociación:

“He tratado de llevar las cosas de la mejor manera, pero no se ha podido hacer el trabajo que inicialmente se quería hacer. Prácticamente estamos amarrados por esa situación. Quiero terminar el proceso hasta mitad de año con Asocomunal y dejarlo enrutado de tal manera que cuando llegue otra directiva encuentre algo sobre qué trabajar. En este momento no hay sobre qué. Aquí no tenemos libros reglamentarios, están en poder de Saldarriaga, con el libro de actas, de afiliados o socios, el de tesorería y de inventarios. No están aquí, deben reposar aquí y no los ha devuelto hasta el momento”.

JAC´s, penurias y glorias

Si uno se mete a Google Earth y busca “Girardota”, cómo muchos internautas ya habrán hecho, descubrirán un pequeño pueblo levantado en las faldas de una alta montaña, al borde de un valle. Lo primero que resalta en ese valle son las minas a cielo abierto. El área de minas e industria supera el área del municipio. Es el factor “progreso” del eslogan municipal, pues el factor “fe” no se nota desde el aire.

Si nos hacemos a unos cuantos cientos de metros más arriba podemos ver otra cosa nada edificante. El lugar es verde, pero de un verde uniforme, predomina el pasto. Es, pues, un desierto con ganado.  Apenas se ven desde el aire, escasos, como un vello púbico de la montaña, los bosquecillos al margen de las quebradas, que los acueductos veredales aprovechan pero que están seriamente amenazados.

Tendríamos agua suficiente para abastecer el municipio, pero aquí ni siquiera se habla de ello. ¿Será pecado no depender de EPM? Y el agua que consumen en el sector rural merece serias atenciones.

No es la primera vez que la cosa se denuncia a la administración, pero Joaquín Zuleta, presidente de la JAC de Jamundí, aprovecha la ocasión ante el Concejo para informarles algo brutal:

 “De verdad estamos tomando puro estiércol de marrano. Hace aproximadamente diez años venimos tocando las puertas y hasta el presente no se la ha dado respuesta a esta situación. Nosotros ya presentamos epidemias, hasta tomamos estiércol humano”.

Y confirma Mario Hernán Castrillón, presidente de la JAC de Jamundí La escuela:

“Estamos consumiendo un 99% de aguas contaminadas, aguas con estiércol y muchas veces agua de estas porquerizas del amigo arriba que sabemos quién es, del amigo Sergio Arboleda. Hubo un brote de hepatitis hace dos o tres años en nuestra comunidad, pero en fin, que esta administración nos colabore para que tengamos agua potable en este año…”

No es un caso aislado, porque al otro lado de la montaña, Jhony Cadavid, presidente de la JAC de la vereda Mercedes Abrego, de proximadamente 520 habitantes, denuncia otra maltrato del recurso básico:

 “El acueducto de Mercedes Abrego es uno de los más contaminados. Tenemos una empresa que se llama ITALCOl, que tiene marraneras cerca al nacimiento de la quebrada que abastece el acueducto. Es un problema que nos viene aquejando desde que están esas marraneras allá arriba”.

Y son quejas que ya viajaron hacia Corantioquia y el Área Metropolitana, por lo que la gente no cree en estas instituciones, que bien harían en venir a echar una miratida y si ya la han echado, en hacer algo que los reivindique. A esas mismas han elevado innumerables quejas, pero no se sabe qué pasa con ellas. A lo mejor las archivan entre otras cientos de quejas, en una carpeta con la G de Girardota que quizá algún día un funcionario perezoso de poner a peligrar su pellejo por estas lides venga a confirmar.

 “Ni el alcalde puede meterse con esas empresas”, me dijo alguna vez alguien muy informado.

Esas manchas blancuzcas

Pero sigamos sobrevolando Girardota y usemos máscara antigás toxico.  Máscaras que deberían repartir a los vecinos de los barrios Juan XXIII, Hatogrande, Montecarlo, el Aurelio Mejía, entre otros que se apunten. Son ellos los que más se quejan del polvo que tienen que respirarse a diario.

¿Cómo han logrado la inmovilidad de la gente estas empresas, evitar la protesta masiva, el cierre de sus factorías? La excusa para aceptar permitirles estar allí contaminando siempre fue el empleo.

Estas empresas eran el sueño de los Girardotanos más prácticos, el sueño de tener empleo seguro y bien remunerado. Este era el municipio donde dormían los empleados de las fábricas, entre otras gentes. Pero vinieron las crisis y esta situación cambió drásticamente. Enka, que era la más solvente, tuvo que despedir cientos de trabajadores. Y todas las empresas comenzaron a subcontratar y a promover un empleo inseguro. Actualmente están copadas, mientras el desempleo y la informalidad crece a velocidad de mototaxista.

Por esa razón el presidente de la JAC de Hatogrande, Oscar Osorno,  se quejaba porque las hojas de vida que enviaba Pigmentos eran rechazadas.

Polvo y humos

Juan Carlos Saldarriaga, que estaba a cargo del tema ambiental, cita la Ley 99 del 93 e informa que Procopal apenas le aprobaron el año pasado el Plan de Manejo Ambiental establecido por dicha Ley. Están acostumbrados a pasarse por la galleta las leyes:

“Nos utilizan a los ciudadanos como unos payasos más para firmarle una planilla que le presentan al Área, al Municipio, para dar a creer que están invirtiendo en la comunidad, que están capacitando, eso es mentira”, decía Edison Arenas, presidente de la JAC de La Florida.

En este último barrio tienen la cancha en pésimas condiciones. Y las mallas y alambrados se caen comidos por el óxido, “no duran”.   A Agregados del Norte los pulmones de la gente les sirven para filtrar el aire de impurezas: “respiramos todo ese material particulado”.

La situación pone a los girardotanos en una encrucijada: trabajo o medio ambiente. Sin medio ambiente, ¿para qué trabajamos? Es una contradicción siniestra. La vida así se torna absurda.

Cancha del Sector La Calle, están los simientos...

Gente sin con qué 

¿Qué barrio, qué vereda de Girardota no tiene entre sus prioridades el desempleo? En ello todos los presidentes de las juntas están de acuerdo. No en las soluciones a este problema. Y con el desempleo, se quejan al unísono del altísimo consumo de droga, asociado directamente con la inseguridad, que a su vez se vincula con el mototaxismo.

“Necesitamos más vigilancia”, pide Angela Cataño, de la JAC El paraíso. Expresa el sentir de la mayoría de juntas.

Hay zonas en Girardota, como el sector La Calle, barrio de invasión disputado por dos bandas, donde están cobrándole vacuna a todo el que venda un confitico. Mary Luz Cadavid, la presidenta de la JAC, ha vivido la situación, pero su reflexión es menos simplista que la de muchos líderes:

“¿Cuál es la oportunidad que han tenido los jóvenes? En empleo, educación. Hay muchas madres solteras con hijos a diestra y siniestra. Mucha violencia intrafamiliar al interior de esos hogares. Partamos de ahí. Cuáles son las oportunidades que han tenido esos jóvenes, porque han llegado hasta el extremo de delinquir, cobrar una vacuna, quitarle al otro lo que tiene, traficar droga, ¿será que es más fácil traficar que ser obrero de una empresa, prepararme en una universidad en una técnica o una tecnología?” .

No sólo es más fácil, sino muchísimos más rentable. Y dicha situación es el caldo de cultivo de todos los males sociales.

El futuro puede ser mejor

 

Mary Luz Cadavid

“¿Porqué esta comunidad tiene tantas necesidades? –se pregunta y se responde Mari Luz- Por falta de presencia del Estado. Solamente el sector La Calle viene a tener una intervención, alguna manito,  cuando se hacen campañas políticas, pero aquí entra entonces la  politiquería. Lo acabamos de vivir recientemente. El sector La calle pudo tener 100 metros de peatonal por medio de la politiquería. Sin eso no saldrá adelante nunca”, dijo ante el Concejo.

Ella tocó puertas en varias empresas y en el municipio, con quién trabajó los últimos años  en el programa Formación de Formadores, capacitando las Juntas del municipio. Su barrio entró en un plan de mejoramiento del Área Metropolitana y están esperando recursos para transformarlo, para hacerle la operación estética, le faltaba planeación. Es lo que ella dejará el 29 de abril, cuando termine su periodo como dignataria.

Y no sólo eso, sino que en su trabajo logró visionar otros caminos, porque las obras de cemento no son suficiente, y para la mayoría de líderes son casi que lo único necesario, además de seguridad:

“También se dejo proyectado hacer un manual de convivencia ciudadana para que todos seamos buenos vecinos”. Ser buenos vecinos, lo que implica un trabajo de reconstrucción social más profundo.

Espera poder seguir trabajando para la comunidad con la administración del Dr. Ortiz.

El “manual de convivencia” es un paso muy significativo. ¿Cuántos barrios o veredas del municipio lo tienen? Y después de tenerlo, que la comunidad lo estudie, se apropie de él, lo modele a su antojo. Que ese manual provea al ciudadano de información valiosa para vivir, que se construya a partir de la experiencia o que busque la experiencia significativa, ejemplarizante, con visión de futuro.

Porque se tiene al presidente de la JAC como aquel ciudadano que saca la cabeza de entre los demás para quejarse y estirar la mano. La administración anterior invirtió mucho dinero en capacitar las JAC´s, pero hasta que los líderes del pueblo lleguen a entender la acción comunal del modo holístico, integral, en que lo hace Mary Luz, ha de pasar un buen tiempo:

“Yo pienso que hoy la comunidad está fortalecida y capacitada. Ya sabe cómo se trabaja en equipo. ¿Qué necesita, que es el complemento de lo que hicimos en la administración pasada? Pasar de esa parte teórica a la parte práctica”.

Como por ejemplo



Floriberto Valencia, con nombre de Jardinero, trabaja en el huerto de Guayacanes.



En  el barrio Guayacanes conocimos a Floriberto Valencia, un jubilado de Corona que lleva dos años trabajando en compañía del presidente de la junta del barrio, Hernán Barrientos, en un gran huerto urbano.

Floriberto es un campesino de la vereda Mangarriba radicado en este barrio amarillo de Girardota, donde aprovecha un barranco y algunas zonas verdes para sembrar pepino, cebolla de rama, plátano, papaya, yuca, repollo, lechuga,  cebolla de huevo, rábano, aguacates, naranjas, mangos, aromáticas, jardín, apoyados por la Secretaría de Agricultura, que ha intentado promover estos espacios desde hace mucho tiempo, aunque sin mucho éxito.

Por eso Floriberto trabaja solo, su comunidad no ha superado todavía la fase de “apatía”, como ocurre en la mayoría del pueblo. Un huerto como este puede ser una escuela de formación ciudadana, como ya lo es en muchas partes del mundo.  En la historia de la humanidad el huerto es la forma de congregar a la comunidad en torno a un fin de indiscutible utilidad.