Ultimate: A vuelo de pájaro

Por Bibiana Ramírez

A Girardota ha llegado un nuevo deporte. Ha cautivado a muchos jóvenes que esperaban algo que los sacara de la monotonía que ofrecen los otros deportes y han optado por experimentarlo. Es el Ultimate. Hace dos meses que Jair Higuita, profesional en deportes, hizo del ultimate su proyecto para generar otra dinámica en el pueblo y ahora ha crecido tanto que es necesario crear un club con los alrededor de 40 jugadores, entre ellos unas 10 mujeres que se encuentran los martes y los jueves a las ocho de la noche en la cancha auxiliar y los domingos donde haya espacio. El club se llama Tacuma y el significado de esta sigla es: T- Tolerancia, A- amistad, C- compromiso, U- unión, M- mucho, A- amor. Unos valores que son característicos de este deporte.

Algunos jugadores del domingo.

El deporte del siglo XXI

He leído en Internet que el Ultimate es el deporte del futuro. Inicialmente fue creado por un grupo de estudiantes del colegio norteamericano de Columbia High school en New Jersy. Y el primer juego fue realizado en 1968 entre equipos del mismo colegio, es aquí donde el Ultimate comienza a coger furor entre la juventud y se comienzan a hacer diferentes tipos de campeonatos no solo en los colegios, sino también en universidades. El primer partido interuniversitario fue realizado entre Princeton y Rutgers en 1969.

El disco o el fresbee fue creado con la idea de los ovnis, que en el sesenta estaban de moda y con los principios básicos de la física por un estudiante llamado Fred Morrison.

A Colombia llegó este deporte en el noventa, porque un estudiante bogotano, que hizo intercambio con una universidad de Estados Unidos trajo la idea y lo compartió. En la Universidad de los Andes fue donde se creó el primer equipo, luego se fue expandiendo por otras ciudades. En Medellín, la Universidad Nacional le abrió las puertas al Ultimate y tiene uno de los mejores equipos a nivel nacional.

Jair Higuita

A Girardota llegó porque cierto día Jair salió a lanzar un disco con unos amigos. Él venía conociendo este deporte desde hace unos tres años, entrenando a jóvenes en Medellín y jugando. Ese día llegó otro muchacho con un disco, jugó y quedaron de verse pronto. Fueron llegando más hasta que se vio la necesidad de buscar un espacio en la cancha de arenilla. Hoy se ha convertido en un encuentro donde los que llegan han recibido la invitación del algún amigo. En su mayoría son estudiantes de colegio.

El espíritu del juego

El juego consiste en marcar puntos por medio de un disco en una zona rectangular. Para marcar puntos es necesario que los jugadores de un equipo se pasen el disco entre sí hasta llegar a la zona de anotación del otro equipo, similar a como lo hacen en el fútbol americano. Hay dos equipos de siete jugadores cada uno, aquí puede variar dependiendo de los asistentes. Cuando el juego es en la cancha engramada van más personas porque es más rico volar allí sin rasparse. El equipo 1 hace un saque lanzando el disco lo más lejos posible siendo así el que defiende y cada jugador sale a marcar uno del equipo 2. El equipo 2 es el que ataca.

Este deporte se caracteriza por el espíritu de juego o juego justo, porque no hay árbitros y tampoco hay contacto con los jugadores. Todos son responsables de dirigir las reglas. Cada jugador pone sobre la cancha el juego limpio. No puede quedarse con el disco en la mano sin ser lanzado por más de diez segundos y cuenta en voz alta el atacante, tampoco se puede correr con él en la mano ni salirse de la cancha. “Por eso nadie quiere pasar por encima de nadie y sí asumir que cometió falta, que no cumplió con las reglas del juego. Es un deporte lleno de espíritu” dice Jair mientras observa a los jugadores desde lo alto y los deja solos para conversar conmigo, también se alegra de verlos porque siempre estaba dentro de la cancha con ellos y no podía dimensionar sus movimientos.

Y también son espíritus llenos de juego los que deciden participar, allí hay liberación de energía y total autonomía, una verdadera conexión con los otros. Las mujeres están empezando a armar su equipo, poco a poco se van sumando más. Karel es la jugadora que tiene más experiencia, lleva jugando desde el 2003, y esa experiencia la sabe aprovechar, porque no se desgasta en jugadas que ya no tienen sentido, su actitud abarca todo el equipo y logra armar jugadas exitosas. “Para mí el ultimate es un estilo de vida, todo lo que haces en la cancha lo vas poniendo en práctica en tu vida cotidiana, por ejemplo el de respetar al otro, asumir y aceptar el error, ser justo, honesto y comprometido con el juego”. Ella se alegra cuando ve que diez mujeres se reúnen a jugar. Todas llevan entrenando dos meses y ya hay algunas que tienen buen nivel.

El ultimate es un deporte muy artístico. El lanzamiento del disco es toda una maroma que lleva técnicas para hacerlo, se puede lograr que haga recorridos como un boomerang. Hay que correr tras él y atraparlo con un vuelo de pájaro. Esto tiene buen porcentaje de adrenalina. Por eso los perros corren y saltan para que su atrapada deje destellos en el aire.

¿Y el apoyo?

Jair se alegra cuando ve tantos jóvenes veloces que llegan a jugar y que se cumple su sueño de tener un equipo en Girardota. Todo lo que hacen es de manera independiente. Mandó un proyecto al Inder, pero nadie respondió nada, lo que hicieron fue contratar a una profesora, en un equipo aparte y donde la asistencia es mínima. Jair sabe de autogestión, lo primero que hizo fue hacer una rifa y que todos vendieran boletas para comprar discos, señalización y camisetas. Eso aún se está gestando. Hace poco tuvieron su primera salida a jugar con otros equipos en Castilla, en un festival de Ultimate.

Algo que los entristece es el poco espacio que se les brinda. La noche es mejor para entrenar, porque la mayoría puede. El entrenamiento comienza a las ocho, pero la cancha se las entregan media hora después y además les apagan las luces a las diez de la noche, así, sin avisar y quedando todos a oscuras.

Hasta en estas situaciones ellos son pacientes y respetuosos, algo que también contiene el ultimate. Todos son alegres y unidos. Los domingos son solo de juego. Ahora lo que viene es empezar a mostrarse al pueblo para que vean otra opción en deporte, a intercambiar con otros equipos de la ciudad y a abrir puertas.