La música que llega a cada corazón humano y que genera
cambios, jamás desaparece. Ese sonido sigue instalado en las profundidades
interiores y de vez en cuando le da por revelarse, por exteriorizarse y a la
vez transformar el entorno. Antes que la palabra, salió el sonido, el canto, la
misma naturaleza mostró esas posibilidades de música y se las entregó al humano
para que jugara con ellas. Y hasta ahora podemos ver tanta variedad de música
que se expande por el planeta. Unos se encargan de estudiarla, otros de
interpretarla. Diego Suárez, músico del pueblo, tiene mucho para contarnos de
su amplio recorrido musical, siendo él muy joven y poseedor de verdadera
aptitud. Es clarinetista, toca en Señores Usuarios y ahora viaja investigando
la música de otras regiones del país. Un hombre armónico, sensible y alegre. Sus
pies están en movimiento, el camino lo tiene en sus ojos, sus cabellos tienen
las olas del mar.
Familia
de músicos
Diego, al lado de su hermano Mario, empezó a hacer música,
sobre todo por influencia familiar. Los hermanos de su abuela eran “músicos,
poetas y locos”. El papá de ellos (bisabuelo de Diego) era el director de la
Banda Mangueña. Todos tenían cuartos llenos de instrumentos. Siempre se les
veía con ellos a cuestas, caminando por el pueblo, haciendo música. A Diego y a
Mario les gustaba visitar a sus tíos para tener la oportunidad de jugar con
esos instrumentos.
A los seis años, Diego fue llevado a Bellas Artes a iniciar
un curso básico de música y a los doce entró a la Universidad de Antioquia al
preparatorio, “yo me presenté a piano, pero no le dedicaba tiempo, me
recibieron por aptitudes más no por el nivel de piano y me pidieron que
escogiera otro instrumento porque ahí ya pedían repertorio. Elegí el clarinete,
pero pensaba también en el violonchelo. No sabía tocar, ahí fue donde empecé”.
Por esos días se estaba fundando la Banda Sinfónica de
Girardota, allí Diego practicaba lo que iba aprendiendo en sus clases en la
Universidad. Estuvo ahí casi 10 años. Con la banda viajaron a varios festivales
del país, en Paipa, aquí mismo en Antioquia. De ese proceso salieron varios
músicos del pueblo. También estuvo en el
proyecto de rock, Dopal y en el 2001 nace el grupo Señores Usuarios que ha
tenido bastante presencia en el pueblo y en Antioquia.
Señores
Usuarios
El primer concierto que dio el grupo fue en municipio en el
suroeste llamado Venecia. Aún no tenían nombre, ya se habían reunido muchas
veces con el propósito de buscarle uno, pero nunca resultaba. En Venecia, uno
de los integrantes, Julián Toro, saxofonista, se le ocurrió ponerle Señores
Usuarios, a todos les gustó y así quedó bautizado.
En esa época Diego y Mario tocaban en la Banda Sinfónica
Departamental Batuta, un proyecto que recoge músicos de toda Colombia que están
en Medellín. Ellos dos querían hacer música, tener un grupo y escribir sus
propias canciones. Era el tiempo en que escuchaban ska y punk. Empezaron el
grupo con unos covers que tenían, ahí se les fueron sumando otros músicos, entre
ellos Marco Blandón, Diego Alzate, guitarrista que aún perdura en el grupo, entre
otros.
Señores Usuarios empezó con el ska, los músicos le agregaron
porciones de regaee, pero en realidad no se puede clasificar dentro de ningún
género, porque tiene un poco de todos. En la biografía en My Space dice: “Banda de la montaña antioqueña dedicada a tocar música
de un carácter muy plural con una fuerte influencia del "reggae
music" jamaiquino y otros ritmos americanos, especialmente de la región Caribe,
con influencia de bandas de rock de los años 80' y 90'. Nuestra música nace da
la libertad de expresión, la anarquía, el disfrute, el misticismo y la sabia
contemplación de la naturaleza”.
Uno de las apuestas del grupo es la labor social que se
puede hacer por medio del mensaje que se transmite. Han participado en distintos
festivales como el Festival Internacional Rock
Al Parque, Festival Internacional Altavoz, Festival Rock Naciente, Festival
Skantipersonal, Festival de la Esperanza, Festival Antimilitarismo Sonoro,
Festival Antioquia Vive la Música, cada año están en el corregimiento
San Cristóbal en el día del campesino.
La banda es como una escuela. Han pasado muchos músicos y
cada uno ha hecho su aporte para que Señores Usuarios crezca. Los vocalistas
han sido parte importante. Estuvo el músico africano MakanaKi, que entregó la
reflexión espiritual y con él se creó la primera canción Disparar a
Babilonia. Luego llegó Rasbarule (Roni Valdés) de Chigorodó que cantaba en
el grupo Coffee Makers. Con Roni se empezó a hacer música para generar conciencia,
sobre todo con la naturaleza, él aún está en el grupo. Ahora se reúnen poco, porque
cada uno tiene proyectos personales y no quieren ver a Señores Usuarios como
una empresa comercial, sino como un disfrute, sin ataduras.
Luego llegó otro proyecto, Los Negroides. Lo que hacían era
un taller concierto. “Tocábamos música colombiana y hacíamos una exposición de música
popular y nacional, cómo fue el proceso de finales del siglo XIX hasta ahora”.
El
viaje y la música
Hasta final del año pasado Diego estuvo trabajando con niños
y adultos discapacitados, “fue un proceso muy bonito. Trabajar con música es
muy grato. Les daba talleres enfocados en el yoga. Teníamos una chirimía, ellos
tocaban la percusión y yo el clarinete. El año pasado renuncié a algunas cosas
para salir a viajar”.
Se graduó de Clarinetista, “salí de la universidad y la
posibilidad era hacer un posgrado o maestría y a mí no me gusta, por ahora quiero
hacer una exploración muy personal de contextos culturales y empecé por Colombia,
la Costa Atlántica, Antioquia y por el sur. Es algo muy libre, no tiene ningún
rigor académico, es recoger experiencias, porque lo que me gustaría hacer es
una especie de investigación sobre música y lenguas, muy centrado en poblaciones
nativas”.
Diego se cansó de lo que andaba haciendo, de las bandas
sinfónicas, que es un arte que rescata, pero que ya no le interesa, ya no se siente
identificado con la música europea vieja, “dedico mi oficio a la gente de la
calle, del campo, no como lo sinfónico que es encerrado y para unos cuántos,
además esto por aquí es trópico, más alegre, más sol y viento”.
Ahora lo que hace en los viajes es montar grupos en todas
las ciudades donde llega, con personas de todo el mundo, de toda Colombia y
mezclas raras que surgen, andaba con una cantaora andaluza, con un guitarrista
de Canarias, en Manizales tenía un grupo con una violonchelista de allá y así
en todos lados, siempre creando.
¿Qué
había en la maleta antes de irse?
Primero me equivoqué echando mucha ropa, era peso extra. A mí
me gustaría llevar todos estos instrumentos. Estoy componiendo y lo hago con los
medios más básicos. Me gusta tener muchos instrumentos. Yo soy clarinetista
pero me gusta jugar con otros instrumentos, guitarra, teclados, percusión. Por
eso me gusta llevar instrumentos y me
encarto mucho. Llevo el clarinete bajo que pesa bastante, las maracas, la
guitarra, las gaitas, es un equipaje grande. El computador, una grabadora y
cámara.
¿Qué te
has encontrado con relación a la música?
La música es un tema grueso, me gusta mucho la magia que
tiene, siempre va a estar presente. Es previo al lenguaje, el humano primero se
comunicó con sonidos, después llegó la palabra. La música está envolviendo todo
lo que el ser humano hace, por eso también tiene mucha magia y es invisible. Así
me doy cuenta que el verbo tocar está muy bien utilizado en el español, porque
es tocar a alguien, llegar hasta sus entrañas, puede gustarle o no al otro. Puede
transformar el entorno. Lo que hago ahora es buscar los lugares donde puedo
transformar algo con la música y ver cómo lo
asimilan y otros músicos cómo transmiten.
¿Qué impresión
genera el clarinete bajo?
Estuve en la casa de una familia de indígenas cofanes, estaba
viajando con una clarinetista francesa y nos invitaron a una ceremonia y cada
uno hacía sonidos muy distintos con el mismo instrumento, nos lo turnábamos y
la gente era como si estuvieran en el espectáculo más raro de su vida. Uno lo
ve y no espera el sonido que da. El instrumento solo es un medio.
Te resulta
fácil tocar cualquier género
He pasado por un montón de cosas, clásica, con las bandas
que he tenido. Ahora me gusta mucho el folclor y estoy estudiando el jazz. Cuando
uno hace formación académica tiene capacidades para interpretar varias músicas,
pero es muy amplio el género musical. Uno toca algo de una región pero es difícil
que salga con las características originales de ese género. Un ejemplo, estuve estudiando
gaitas unos 4 años y cada año intentaba ir al festival de gaitas en ovejas
sucre, por compromisos y cosas, hasta que fui y allá escuché 24 horas gaitas en
la calle, en la radio, hasta que no estuve metido en esos sonidos, no entendía
eso, tiene uno que estar muy en el contexto para poder comprender.
Mil abrazos
Mil abrazos Es el proyecto en que se embarcó Diego hace poco con dos argentinos que llegaron al pueblo. Juan con el Ukulele y Nicolás con el bandoneón. Se resume a un viaje a través de la música. Prestar sus instrumentos a las diferentes culturas y folclores, enfocados en compartir y sanar utilizando la música como medio. Ahora andan en Manizales.
Diego
quiere ir a Brasil para conocer esa música, es como el siguiente propósito,
allí hay muchas músicas, muchas culturas. “Llego a la casa a tomar aire para
volver a salir, a descargar equipaje y llevar cosas más livianas”.
Finalmente Diego dice: “la música lo lleva a uno a cualquier
parte. El viento es el guía. No hay ruta, ella se construye en el camino, es la
huella que se deja. Cada región tiene su propia cultura y se entiende estando
en ella, viviendo el momento. El viaje permite interiorizar eso. No hay nada
seguro, sólo la música y la vida, el resto hace parte de ese caminar. Cuando
sos músico siempre hay una invitación. Les llega a todos y quieren darle lo
mejor al músico. En todos lados vas a encontrar música. Recorrer el país para
convivir con distintas culturas, no para un trabajo de grado, sino con el fin
de aprender y recoger historias, personajes, asistir a la vida cotidiana”.
4 comments:
gracias, bibi, aquí tenemos un artista verdadero, flor en el desierto, esperamos poder escuchar el producto de esos viajes.
Es un genio el parcero Diego
Diego, es un ser bellísimo. Él sabe que en sus viajes un hermano desde la selva y en lo invisible lo acompaña.
Besos de los rayos del sol al plexo armónico de sus vibraciones.
Que bien por nuestro Municipio.
Son talentos y valores que no se consiguen tan fácilmente. Muchos éxitos a Diego en su viajes y sinceras felicitaciones a su familia no solo por él, por su hermano Mario. Ambos son un verdaderos maestros.
Publicar un comentario