Por Juan Camilo Betancur
Abrir los ojos todas las mañanas vale la pena si al despertarte sabes que tienes una cita con aquellos seres extraños que se caracterizan por abrir mucho los ojos porque para ellos todo es un posible viaje al reino de lo desconocido. Además, son los únicos, quizás por no pensar lo que dicen, que pueden construir frases como esta: “Dios es aquella entidad que tiene corazón de fuego porque ama” y definir en segundos lo que muchos no alcanzan en una vida.
Al menos así lo conciben
Juan Echeverry y Julio Cadavid Hoyos, el poeta y el músico que se ganan la vida
visitando algunos hogares comunitarios del municipio de Girardota. Ellos lideran
el proyecto Literardota y Otras Letras
en primera infancia del municipio de
Girardota, auspiciado por la Secretaría de Educación.
Estos dos garabatos de
cabellos largos y juguetones se hacen pasar por personajes de cuento. Les dicen
a los niños que los libros son seres vivos que a veces vuelan como los pájaros;
y que así como uno tiene piel ellos páginas, uno tiene ropa ellos caratula, uno
tiene nombre ellos título… Como si de verdad ambos se hubieran fugado de un
anaquel de biblioteca para contarles a los niños qué cosas suceden dentro de
las páginas.
La transformación
Juan desarruga unas
calentadoras que se pone sobre los pantalones a cuadros que alguna vez truqueó
por una camisa en Perú; asegura las cargaderas que le hurtó a su ex-novia y que
le suben los pantalones hasta el ombligo; se mide el sombrero negro que le
trajo su amigo Julio de los EE UU; se ajusta la corbata roja, ejecutiva, de
múltiples remiendos, desteñida que le obsequió su madre hace tiempo; se pone
una nariz de brujo o de poeta desquiciado y dibuja una sonrisa en los ojos
porque se ha transformado en Lúcido, el cuentero al que se le olvidan los
cuentos.
“Lo más divertido es que
ante los niños se puede ser sin temor al juicio. Entonces, a través del disfraz
uno exorciza vergüenzas y miedos que le impiden a uno poder sentir que cada día
es un milagro. Además, con el disfraz, se tiene la licencia de decir lo que se
le de la gana y salir bien librado”, manifiesta Juan.
Julio alista su nariz de payaso, que compró en el Circo del Sol en Estados Unidos; la corbata café claro, desteñida, vieja sin referencias claras sobre su procedencia; sus gafas sin lentes, de plástico, ordinarias, que limpia con frecuencia en la camiseta; su guitarra con la que canta como un pájaro; y su mochila donde guarda las planillas para que firmen las madres comunitarias, un dulce, un encendedor para sus cigarrillos y unas pelotas para hacer malabares. De esta forma se convierte en Plácido, el músico gitano que con las canciones, como un juglar, narra las peripecias de una burrita que está cansada de cargar café en su espalda o la aventura de un niño en su bici que debe escapar de un tigre.
“Creo que es en esta edad
donde radica el verdadero cambio de las sociedades, porque sabemos, ésta será
la generación que llevará las riendas de los nuevos acontecimientos. Por ello,
nuestra apuesta es formar niños más autónomos, eficaces, creativos y capaces de
tomar decisiones. Sin duda, es lo queremos para Girardota”, afirma Julio.
“Los payasos viven en las
fiestas y en los circos y los círculos. Son los que llenan la casa de risas, son
los que hacen una rayita allá arriba…” Son algunas definiciones que dan los
niños tratando de explicar un poco el trabajo de Juan y Julio. Y no distan de
ello porque ambos fundamentan su espectáculo desde el clown. Por ello representan dos personajes, sobrios al vestir,
pero desfachatados, cuya tarea, como el artista de circo, es hacer reír, gastar
bromas y fundamentar sus canciones y cuentos desde el error.
En alguna ocasión, cuando
ambos trabajaban en Corazoncitos Clown, lugar donde adquirieron las bases
que ahora los soportan, todos los niños empezaron a llorar y ellos, de la
impotencia, lloraron con los niños. En ese momento entendieron que si no hay
actitud de juego nada funciona con los infantes. Aunque, cuando los niños no
les hacen caso, se olvidan de sus voces de pito averiado y hablan serio, como
si fueran, de verdad, payasos serios.
El columpio del cielo
Julio y Juan llegan al
hogar comunitario Caras Lindas ubicado en el barrio Montecarlo. Los Niños los
esperan y cantan juntos una canción. Parecen un solo ser de muchas cabezas, con
muchas voces, que viviera como “la
música, dentro de la guitarra que inventaron los niños o de una mujer flaca llamada
suspiro”.
“Estos encuentros son necesarios porque hay
niños que no conocen el proyecto y sería bueno que se ampliara para otros
hogares comunitarios. Además, los niños se desarrollan mentalmente y eso sería
bueno para todos los niños del Municipio”, dice Yaqueline Henao, madre
comunitaria.
Uno de los niños empieza a
bailar y los otros lo siguen. Julio baila con ellos porque sabe que es ahí, en
ese acto espontáneo donde se estimula el aprendizaje, porque por medio del
juego somos palabra en crecimiento, en revolución. Por eso, ambos dan todo su
talento para dejar una semilla musical y literaria en cada niño. “Esta es la
oportunidad para que Girardota sea pionera en este tipo de proyectos que se preocupen más por el desarrollo intelectual y creativo, que trabaje de la
mano con la alimentación, el buen cuidado, el libre desarrollo emocional y de
sus competencias como niños”, concluye Julio.
Al despedirse, Julio y su
compañero de trabajo observan como los niños corren hasta la ventana, y desde
allí, desde la reja, se quedan mirando como esos dos personajes caídos de los libros,
que traen historias de “donde los niños juegan en el columpio del cielo”, se van dejándoles una sonrisa y la sensación
de que “los cuentos tienen alas y viven en los arboles”.
7 comments:
Que buen ejemplo. Claro que los niños necesitan que los adultos sean como niños, jueguen y se rían a carcajadas, pero ahora los adultos quieren que los niños sean como ellos. Adultos, a reflexionar y a jugar más con los niños.
Hace rato no había un texto que me hiciera sentir que Girardota no es más que una queja y una pelea de anónimos. Además, proyectos como estos hacen que el municipio empiece a fijarse más en sus bases.
Gracias!
Aparece una tierna sonrisa al saber que hay otras caras de la moneda por estas tierras!
gas! niño uste por que escribe tan feo uste habla asi
..."a través del disfraz uno exorciza vergüenzas y miedos que le impiden a uno poder sentir que cada día es un milagro"...
Verdaderamente uno puede creer lo que quiera...
El poder de la mente...
Creo que es un a buena muestra de que por fin la Secretaria de Educacion...tambien es de Cultura....POR FIN....
Bueno el Secretario de Educacion y Cultura es como creido...pero pa que...trabaja y parece que no es corrupto....POR FIN...
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