Si algo ha
faltado en el Valle de Aburrá es proyección hacia el futuro. No sólo se
improvisa en Girardota, se improvisa en Medellín, se improvisa en los demás
municipios del área. Pero se pretende dejar de improvisar y trabajar con un
plan. Eso es lo que se dice del BIO 2030,
en el que trabajan la Escuela de
Estudios Urbanos y Ambientales de EAFIT, el Area Metropolitana y el Municipio
de Medellín, para programar el llamado “crecimiento sostenible” del Valle
de Aburrá en tiempos donde mundialmente se habla del “decrecimiento” como una
urgencia. Además, en un país donde
cuesta trabajo cumplir lo que es obligatorio, resulta casi que imposible
cumplir lo que no es de obligatorio cumplimiento.
Pero la
reflexión que se gesta a partir aquí es bienvenida. La división de
los municipios que conforman el Área Metropolitana solo es política, puesto que ser girardotano es sinónimo de
ser dependiente de la ciudad.
En el
interesante plan asesoran las agencias de urbanismo de Paris y Barcelona, junto con las facultades de Arquitectura de
Medellín.
Girardota interesa a los visionarios: "Solicitamos que nos tocara
el proyecto de Girardota- Hatillo porque desde hace mucho tiempo trabajamos en
propuestas para esta zona del valle: es
pensar un territorio que tiene una gran potencialidad de desarrollo y que ha
estado un tanto abandonado", dice la decana Beatriz Jaramillo,
coordinadora del equipo de la Universidad Santo Tomás en Bio 2030.
¿Doña
Jaramillo le llama “abandono” al proyecto minero que afea estos predios? Dice el
coordinador del BIO 2030, el arquitecto Alejandro Echeverri, director del
Centro de Estudios Urbanos y Ambientales de Eafit: “Es un plan para definir los principales proyectos urbanos que tendrá
el valle de Aburrá a 20 años. Busca generar consensos ciudadanos ante tres
grandes apuestas: ciudad verde, movilidad y nuevas zonas de desarrollo. No es
de obligatorio cumplimiento, pero busca ser una hoja de ruta para las políticas
de administraciones venideras”.
Le seguiremos la pista durante los próximos 20 años al plan, para ver en
qué se queda. A ver si podemos convertir
en un sueño lo que hasta ahora va pareciendo lo contrario. Sólo el asunto de la movilidad es
peliagudo: las rutas de acceso a Medellín por el norte no dan abasto, siempre
embotelladas. El monopolio del transporte en Girardota también es sintomático
de lo que ocurre en la zona. El Metro lo han querido traer hace años pero eso
implica que las empresas de transporte pierdan su botín, lo que quizá
también ha dejado en veremos durante años el proyecto de reactivar la vía del
ferrocarril en el valle.
Fuente: El tiempo
Y ese video:
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