Los mototaxistas esperan clientes en la esquina del Banco de Bogotá. |
Por Estefanía Carvajal
En una de las esquinas del parque principal de Girardota, la del Banco de Bogotá, aguardan alrededor de 15 hombres con chaleco y casco en la mano. “Niña, ¿moto?”, me preguntan tres de ellos, casi al unísono. Analizo rápidamente los rostros que se interesan en una respuesta, y me decido por el más joven. Me subo y le indico que voy para Juan Cojo.
Alejandro Cadavid Gil, el chofer, tiene quince años y no
tiene licencia de conducción. Vive en una casa humilde de la vereda Mangarriba
con sus padres. Estudió hasta el grado sexto, pero abandonó el colegio desde
hace seis meses. “Le trabajo la moto a una señora de por allá, de Horizontes,
que es la dueña”, me contó. Alejandro le lleva todas las noches 12.000 pesos a
la propietaria del vehículo con el que trabaja, “menos los domingos, que me los
da libres y lo que me gane es todo para mí”, declara el jovenzuelo, quien llena
diariamente el tanque de gasolina en la estación de servicio con 5 mil.
Para Alejandro, es más provechoso pararse todo el día
entre la calle séptima y la carrera 16 a ofrecer el servicio de transporte a
los transeúntes que pasan por la congestionada esquina, que sentarse en un
pupitre a escuchar cátedras y dedicar las tardes a trabajos y tareas. En
promedio, gana entre 20 y 30 mil pesos diarios, mientras que los fines de
semana, la cifra puede elevarse hasta 60 mil. En un buen mes, recoge
aproximadamente un millón de pesos.
A su corta edad, Cadavid ya debe 1’500.000 pesos en
infracciones de tránsito y la policía le ha decomisado la moto en numerosas
ocasiones, situación que le corresponde solucionar a la dueña del vehículo. En
su casa también se ha ganado muchos problemas, pues “mis papás me regañan, me
dicen que por qué no estudio”. Aunque no tiene parche, ni garfio, ni pata de
palo, es uno de los cientos de mototaxistas a los que la gente del pueblo llama
‘piratas’.
Oficialmente, se habla de una cifra de alrededor de
500 mototaxistas, pero los transportadores creen que en el pueblo hay más de
mil. Andrés Mauricio Ramírez, dueño del almacén de repuestos y taller de
motocicletas El Dragón, asegura que muchos ni siquiera son de Girardota.
“Últimamente viene gente de Copacabana y de Bello, gente que ni siquiera
nosotros conocemos”, especificó Ramírez, y agrega que los jóvenes que llegan
con las motos de otros municipios se dedican a delinquir y a “engrandecer las
plazas de vicio”, pero la fuerza pública no actúa al respecto.
Las autoridades implementaron ya desde el año pasado
una normatividad que prohíbe el paso de motocicletas con parrilleros por las
calles alrededor del parque principal, exige el uso de casco tanto en conductor
como en pasajero y permite que la policía de tránsito detenga a la moto si
logra comprobar que el conductor presta servicio de mototaxismo.
Las motos que decomisan los policías de tránsito van a
parar a la Casa de la Cultura Pedrito Ruiz, que parece más un parqueadero que
un espacio para el arte y el conocimiento. Según Luis Fernando Cadavid, celador
de la Casa de la Cultura, todos los días los policías llevan entre cinco y ocho
motos que permanecen allí entre dos y cinco días, pero hay motos y carros que
llevan años de estar allí. Luis Fernando menciona que la comunidad ha pedido
que trasladen el patio del tránsito, pero aún no se han tomado medidas.
El procedimiento que se aplica a las motocicletas que
se amontonan al lado de la fuente y del quiosco de retretas es tan ficticio
como la máscara de “servicio de domicilio” que cubre el rostro del mototaxismo
en Girardota. “Eso vale 10 mil pesos la sacada de la moto, hay gente que
incluso cobra más caro, 20 o 30 mil”, manifiesta Andrés Ramírez, según el cual
si usted no tiene el seguro de la moto y el pase al día, puede pagarle a
alguien que tenga bien los papeles para que le saque el vehículo de la Casa de
la Cultura.
El imperio del mototaxismo
Inversionistas, fabricantes y vendedores de motos,
distribuidores de repuestos, talleres de mecánica, dueños de mensajerías,
secretarias, mototaxistas... El mototaxismo es como una bola de nieve que rueda
por las pendientes girardotanas y que termina por permear a toda la población.
El servicio de transporte en vehículo de dos llantas se ha convertido en una de
las principales actividades económicas del pueblo.
De acuerdo con un artículo publicado por El
Colombiano, el mototaxismo “está en el 85 por ciento de los municipios del
país y en particular en los de menos de 50 mil habitantes”. A nivel nacional,
aproximadamente 800.000 personas se dedican a esta actividad ilegal, y 100.000
de ellas lo hacen en el departamento de Antioquia. En el 2007, conforme a lo
divulgado por El Espectador, el mototaxismo dejaba diariamente en
ganancias $1.200 millones de pesos.
“En una semana, llegan entre 100 y 150 motos”, comenta
Ramírez, propietario del taller El Dragón. Además, él tiene tres motos que
alquila seis días a la semana, por once mil pesos diarios cada una, “yo empecé
con una moto en septiembre de 2008, y esa me dio para comprar las otras dos”. Ramírez
explica que al principio el negocio era muy bueno porque no había tanta oferta,
pero que con el tiempo el pueblo “se sobrepobló de motos”. Incluso, declara,
hay un inversionista en el municipio que es dueño de 117 motos que le liquidan
entre diez y doce mil pesos todos los días.
En la vereda Juan Cojo, Jaime Zapata instaló su taller
de reparación y mantenimiento de motos hace siete años, cuando tenía 23 de
edad. “Por medio de los mototaxis ha resultado mucho trabajo”, certifica ‘el
mono’, como es conocido. A ‘el mono’ le llevan en promedio 30 motos por semana.
“El mototaxismo es bueno porque se beneficia mucha gente, pero falta poner más
orden en el pueblo”, piensa Zapata.
Con esta última afirmación está de acuerdo Luis
Fernando Martínez, gerente del concesionario de Auteco, localizado en la
carrera Córdoba. Martínez confirma que el mototaxismo “nos beneficia porque hay
más venta de motocicletas y hay más movimiento en la venta de repuestos y en el
taller”. Mensualmente, en Auteco Girardota se venden entre 25 y 30 motos, de
las cuales, de acuerdo con Martínez, un 30% servirán para trabajar en el
mototaxismo. Martínez, quien vivió durante algún tiempo en la costa atlántica
colombiana, compara el mototaxismo en ambas zonas, asevera que “antes aquí, en
Girardota, el negocio de las motos es muy organizado, y los pelados no son unos
gamines, como allá”.
Los mensajeros y los piratas
Mensajería Rapitodo, al lado del Banco de Bogotá. |
Natalia Andrea Gómez, una mujer de 33 años y madre
cabeza de familia, trabaja en la mensajería Rapitodo, ubicada en el sótano que
está justo debajo del Banco de Bogotá. En Rapitodo laboran 28 hombres y dos
mujeres que no tienen horarios fijos, ni contratos, ni prestaciones, cesantías
o seguridad social. Todos los días, al final de la jornada, cada uno de los
treinta trabajadores debe liquidarle a la empresa 10 mil pesos. “A mí me han
ofrecido trabajo en empresas grandes, pero yo no he querido”, recalca Natalia.
La moto en la que transporta a sus clientes durante todo el día es propia, lo
que significa que no debe pagar un alquiler. “Usted puede venir a la hora que
quiera y puede irse a la hora que quiera, pero debe ser constante para que los
clientes lo reconozcan”, expone Natalia. En Rapitodo, el cooperativismo y el
compañerismo son valores de vital importancia. Cuando una de las motos presenta
fallas o ruidos, entre todos solucionan el problema. “Yo ya aprendí a bajar las
dos llantas, a cambiarle las bandas y a cambiar el aceite”, cuenta la mujer
mototaxista con orgullo. Natalia es mensajera, y no lo cambiaría por nada.
La otra cara de la moneda son los mototaxistas
‘piratas’, que como Alejandro Cadavid
rebuscan los clientes en la calle. No cuentan con el respaldo y
oficialidad que dan las fachadas de mensajerías y domicilios, y mucho menos con
la credibilidad por parte de los habitantes del pueblo. Además, son molestados
todo el tiempo por la policía de tránsito y por los “azules”, las motos les son
decomisadas y se les imponen multas costosas por cometer infracciones. Y es que
los ‘piratas’, que andan siempre en grupos de entre quince y veinte, se
apoderaron de cinco esquinas del municipio: la del Banco de Bogotá, la de
Helados Shama, la de Rayito de Sol, la del puente de El Paraíso y la de lo que
anteriormente era el supermercado Fantasía. Los mensajeros los ven como una
amenaza, pero sus más grandes archienemigos son los taxistas y transportadores
de Expreso Girardota.
La competencia de Expreso Girardota
Expreso Girardota es una de las empresas más grandes
del municipio. Tiene una inmensa flota de buses, microbuses, busetas, taxis
colectivos e individuales que llevan a todos los estudiantes, viajeros y
trabajadores hasta Medellín; igualmente chivas y chiveros que salen desde la
Plaza de Mercado hasta las 27 veredas. A pesar de que el transporte público en
el municipio es monopolio de Expreso Girardota, hace unos cuantos años
comenzaron a sentir el peso de la competencia encarnado en los jinetes del
motor que ruedan como plagas, por centenas y sin control, por las estrechas y
atestadas calles del pueblo. Para los habitantes de Girardota, un mototaxi es
una alternativa económica para transportarse en el pueblo.
A unos pocos pasos de la Catedral Municipal, siete
taxis se alinean uno detrás de otro esperando pasajeros. Al lado de una
panadería, sentado en una banca cerca del despachador, uno de los conductores
de uno de los carros amarillos espera pacientemente que llegue su turno de
partir.
Óscar Serna es taxista de Expreso Girardota desde hace
doce años, pero hace tres se ve profundamente afectado por el mototaxismo.
Según Óscar, desde la aparición de los mototaxis “el trabajo ha desmejorado en
un 95 por ciento”. Mientras que la empresa de Serna cuenta con 35 taxis
colectivos que viajan a Medellín, y otros 35 individuales que cobran una
carrera mínima por 4.000 pesos, hay cientos de motos ofreciendo la misma ruta
por tan sólo mil quinientos pesos. El combustible, cada vez más costoso, le
arrebata de los bolsillos a los taxistas 35 mil pesos diarios, mientras que
para un mototaxista la cifra no asciende a más de siete mil pesos. Los choferes de
automóviles, además, deben pagarle a Expreso Girardota 357 mil pesos al mes por
la “administración”. Descontando todos estos gastos, un taxista girardotano se
gana en promedio 20 mil pesos al día. “Cuando estamos tanqueando, los
mototaxistas nos miran y nos dicen: ‘vea, nosotros echamos menos gasolina y
ganamos más’”, concluyó el abatido e indignado taxista.
A pesar de los esfuerzos de Expreso Girardota por
utilizar sus influencias políticas y económicas para acabar con la única competencia
que tienen, las demandas no consiguen nada más que las restricciones de
parrillero por ciertas zonas y la exigencia del uso del casco en conductor y
pasajero
Si no se toman medidas a tiempo, el mototaxismo puede
generar mucho empleo, pero también contribuir a la deserción escolar, a que losjóvenes se vuelvan más perezosos y a la disminución de demanda para el tradicional
servicio de transporte público, como buses, chivas, chiveros y taxis. Pero ante
todo, el mototaxismo es un claro indicio de que Girardota es un municipio en
proceso de involución, en el que cada vez la educación es menos importante y el
dinero fácil es el pilar fundamental de la mentalidad de sus habitantes.
11 comments:
Estefanía felicitaciones por esa investigación y complemento con una posible solución de este problema y es que la secr. de transito y sec. de govierno, le deben obligar a los negocios de moto taxi a que cada uno de los conductores tengan, seguridad social, arp,pensiones,poliza de resposabilidad civil de cada moto,uniformados e identificados y con esto se controla mas, y los traficos hacer control todos los dias y a toda hora estos establecimientos hasta crear una conciencia y organizacion del pueblo.
¿Govierno o Gobierno?... ¿En que habiamos quedado con la ortografia?... En fin, esta problematica no es nueva, lo que sucede es que no se le ha dado la importancia que merece y por eso ahora nos quejamos. El mototaxismo es una concecuencia del empleo informal a la falta de oferta laboral que presenta el municipio. Las empresas del municipio no estan contratando a sus habitantes... Desde aqui el problema.
MUY BIEN ESTEFANIA POR ESE ARTICULO, ESTE PROBLEMA LO DEBE SOLUCIONAR EL ALCALDE, POR QUE EL DIJO EN CAMPAÑA QUE VA A RECUPERAR LA SEGURIDAD DE GIRARDOTA, ENTONCES HAY TIENE UNA TAREITA?
Esta situación, que se volvio un problema social que debe atacarse de manera integral, donde debe intervenir, empresas, secretarías transto, gob, educación,protección social, etc....y reconocer la responsabilidad que tenemos los ciudadan@s al preferir utilizar el servicio que caminar algunas cuadras, hace que la demanda crezca.
el mototaxismo en Girardota se convirtió en un problema de todos.
otro problema que han querido sulucionar con pañitos de agua tibia. no hay empleo para todos esos muchachos, la solución no puede ser traer más fábricas, es el lugar común desde hace décadas, que las fábricas harán de este municipio un lugar próspero. hay un indicador real del desempleo en girardota y es la cantidad de mototaxistas que se suman al bulto cada mes, niños de 15 años, no hay futuro. la cosa pide creatividad... hechos, no palabras... bueno el artículo Estefanía.
buen artículo pero omitiría los nombres de las personas reemplazándolos por seudónimos,por eso del principio de la confidencialidad.
Y quien va a controlar los incrementos absurdos de sus tarifas?, para la muestra un boton. Este año fue de 1000 a 1500, es decir el 50%, para los próximos años quien sabe.
Desde que se implenta el servicio de los mototaxis... los vendedores de vicio se aprovecharon de la situacion para agrandar sus plazas....
¿cuando se habian visto tantas muertes seguidas de jovenes en girardota?
Ahí....... así se escribe. ok?
Por aquello que antes mencionaron: o-r-t-o-g-r-a-f-í-a.
Y aunque leí muy tarde los comentarios y el artículo, pienso que es un gran problema al que se le deben buscar soluciones pronto, tanto por ellos como por la seguridad de todos nosotros los habitantes quienes no podemos caminar tranquilos por ninguna parte por esta invasión de motos. Así que a regular esta situación señor Alcalde.
es bueno q tengan empleo estos jovenes pero lo q no es bueno es la inseguridad q nos dn alos padres con nuestros hijos ya no los podemos dejar salir ni ala esquina solos. las motos son parqueadas en las aceras no puedes salir en la bici por q las motos pasan a mil sin fijarse quien va o quien viene fuera de eso si vajan las traen apagadas y a una velocidad q no da tiempo de nada es totalmente intolerable cuando pasan picando la moto por calles y nuevos andenes q para el colmo ya no tienen escalas sino rampita ni por el parquecito de la nueva pueden estar tranquilos los niños.
el problema no es solo la gran cantidad de motos, ni que los jovenes no quiran estudiar, el problema es que el mototaxismo en girardota se convirtio en una vagancia disimulada y eso es lo que mas atrae a los girardotanos a trabajar en esto. y otra situacion es que es una excelente forma de trabajo para los expendedores de vicio del municipio... creo que son mas los contra que los pro de este inmenso problema que enfrentan los gobernadores de girardota. las autoridades pienso que deben velar e investigar mas acerca de "las plazas de vicio" ya que cada dia obtienen mas fuerza y comienzan a organizarse bandas criminales y entre mas pase el tiempo peor es el problema....
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