Con sabor a campo

Los agricultores de hoy están ávidos de proyectos donde puedan, de verdad, ser independientes y autosostenibles. Es una nueva forma de vida a la que el mismo capitalismo ha llevado. Como es casi imposible vivir solamente de la industria y de lo que el dinero genera, por eso son importantes esos proyectos al margen, donde la imaginación busca salidas y da ideas para vivir en comunidad.

Les voy a contar de uno de esos proyectos, que desde el principio, ha tenido muy claro el trabajo comunitario y la preservación del medio ambiente.

Del Hato Aromas & Sabores es un propósito que emprendieron algunos campesinos de Girardota con el acertado apoyo de la Secretaría de Agricultura de la pasada administración, y de Corantioquia.

La apuesta fue impulsar asociaciones campesinas y grupos ambientales. Una manera de abrir el camino a la soberanía, de generar y aprovechar los recursos y experimentar el trabajo en equipo.

Del Hato es una asociación que se creó en abril del 2011, con la intención de promover el cultivo y consumo de la naranja criolla, fruta ancestralmente reconocida en el Valle de Aburrá.

Con el presupuesto del proyecto (88 millones de pesos) compraron una máquina para extraer aceite de naranja y otra deshumificadora (para deshidratar). Al mismo tiempo surgió la idea de aprovechar las máquinas para preparar aromáticas, extraer sus aceites y sacar harina. También pagaron las capacitaciones y algunas salidas a conocer otros procesos en otros municipios. Ahora tienen un local en la Plaza de mercado, en el primer piso, donde realizarán el proceso de las naranjas y aromáticas.

Jhon Jairo Muñoz es el técnico que ha estado a la cabeza del proyecto, impulsando la organización, asesorando y acompañando todo el proceso.

¿Cómo fue la convocatoria para el proyecto?

Inicialmente, cuando se hizo la convocatoria se pensó en las veredas que tuvieran más naranjas, aquí en el municipio. Pensamos en este sector del oriente del río, Jamundí, San Diego, Encenillos, que tiene buen cultivo de naranjas. Hicimos una convocatoria abierta desde la Secretaría de Agricultura para que la gente se presentara. Empezamos a ver quiénes tenían naranja criolla. El primer día llegaron como 45 personas y cuando les dijimos los requisitos muchos se salieron. Hicimos la convocatoria nuevamente y bajó como a 15 personas. Hubo que volverla a hacer y arrancamos con 25 personas que era lo ideal.

¿Cuál es la intención Del Hato?

Primero la conservación de la naranja criolla. De ahí se pudo encadenar toda la transformación de aromáticas y condimentarias. Se hizo una verificación de todas las parcelas de los inscritos que cumplieran con todos los requisitos, especialmente un predio de 100 metros y tener naranjas criollas. Que toda la familia se vinculara. Y se inició todo el proceso de capacitación. Que cada familia se especializara en dos aromáticas distintas, para repartir la siembra y ser eficientes, para no sembrar lo mismo. Lo repartimos equitativamente. Organizamos un cobertizo comunitario, donde tenemos sembrado y todo lo que de allí sale, es para todos, es el material propio de la asociación. Allí preparamos las semillas.

Una de las principales intenciones es no usar químicos para el desarrollo de las plantas, tampoco pesticidas, tener las propias composteras de donde sale el abono orgánico, así aprovechar todo y devolverle a la tierra lo que tanto ha dado. Es una especie de retribución a la generadora de la vida.

Para avanzar en el proceso, Del Hato se estuvo capacitando durante un año con técnicos del Sena que les mostró la máquina extractora de aceite. Y con una comunicadora que les dio pautas para el diseño del logo, el nombre, el objetivo, donde se inició el trabajo en grupo, porque entre todos dieron su pincelada para crear Del Hato.

Con la naranja se hace un aprovechamiento total, no se desperdicia nada. Primero vendieron el jugo de naranja en el parque, un domingo y en contadas horas ya no tenían nada. Esas cáscaras se llevaron a la extractora, entre 50 y 60 kilos, de donde se sacaron entre 50 y 60 centímetros de aceite. Luego la cáscara, que todavía se le puede dar uso, se llevó a la deshumificadora, se puso a secar y salió harina que sirve para alimentación de animales y humanos, queda una fibra que se puede saborizar, por ejemplo el té verde es hecho con fibra de naranja. Este fue el primer ensayo que hicieron con las máquinas.

¿Cómo es la comercialización de la naranja?

Las naranjas se le compran a los mismos asociados. Manejan precios muy equitativos para todos, con valor agregado por la naranja lavada, seca y en canastilla. Se puede recibir sin lavar, pero disminuye el precio. La idea es poderle comprar también a los que no son asociados, pero por ahora sólo a los asociados. Tenemos asociados que la venden a la misma asociación más cara, a 40 mil pesos el bulto y no es así, la compramos a 25 mil y si no le sirve, no le compramos. Normalmente cuando lo van a vender a la calle, lo venden en diez mil, doce mil, trece mil pesos.

¿Por qué surgió la idea de las aromáticas?

Para la conservación de las especies nativas y criollas, además para aprovechar los equipos porque la naranja criolla  no se da todo el año en el municipio. Y pensamos en las otras épocas, estos equipos no se pueden dejar guardados tres o cuatro meses. La exigencia de los mercados nacionales e internacionales es traer especies de aceites que sirvan al mercado, de condimentarios. Entonces se necesitaba tomillo, albahaca, romero, orégano, citronela, limoncillo. El aceite es lo que vale realmente, sirve para alimentación, sirve en cosmetología, relajante. El litro de aceite de naranja vale aproximadamente entre 400 y 500 mil pesos. Y así cada una de las plantas, el de tomillo vale 700 mil, el de citronela casi 800 mil, eso dependiendo del comprador. Desde ya nos están pidiendo material. Ya tenemos dos compradores. La idea es tener unas ventas a pequeña escala en el mercado local.

Es un proyecto en comunidad, muy ejemplarizante, cuando hay tanto desempleo en el municipio y no hay mucha cohesión. Aún faltan algunas capacitaciones, por ejemplo para la conservación del jugo, porque lo están vendiendo puro, y se pone amargo, la idea es sacar un conservante, también natural, que esté acorde al proceso. Hay unas algas, orgánicas, que son conservantes. Todavía tienen recursos para lo que falta, porque hubo buena distribución de presupuesto asignado a este proyecto.

También se han hecho filtros, porque hay personas que no se comprometen de verdad o dejan de cumplir con los requisitos. Dentro del grupo se han creado varios comités: técnico, financiero, compras, administrativo, de ventas, de comunicaciones. El grupo se compone de jóvenes, niños y adultos.