LETRAS QUE SE ESFUMAN
Por Víctor Villa Mejía
Por Víctor Villa Mejía
Con el título Conozcamos Nuestro Municipio (Proyecto Institucional Cátedra Municipal) la I. E Emiliano García, con el apoyo de la Secretaría de Educación para la Cultura – Municipio de Giradota, ha publicado la primera monografía municipal del siglo XXI, producto de la investigación de campo de los estudiantes, entre el 2002 y el 2011.
Este período fue dividido en diez ejes temáticos, así: 2002: Agencia de turismo; 2003: Instituciones; 2004: Hecho a mano en Girardota; 2005: Nuestro patrimonio cultural; 2006: Girardota y su industrias; 2007: Nuestras veredas; 2008: Nuestros barrios; 2009: Desarrollo y progreso; 2010: Camino al bicentenario; y 2011: Lo mejor de Girardota.Hay varias razones para considerar el trabajo del 2007 (Nuestras veredas) como el mejor logrado. La primera la brinda el mismo informe: “La vida de la ciudad nace en el campo, y allí es donde se vive la manifestación máxima de toda cultura ciudadana” (p. 36). Esta es una verdad de Perogrullo, de la cual son argumentos fehacientes la práctica (extinguida) de las romerías (ver Villa, Víctor. “¡Que viva la romería!”, en Pre-ocupaciones. Medellín, Autores Antioqueños, 1991, pp. 243-247), el auge y posterior marchitamiento de los comités de caminos vecinales, el florecimiento de las juntas de acción comunal y la sobrevivencia de los comités pro Salve “encargados de la organización anual de la celebración [del tope] de las fiestas del Señor Caído” (Conozcamos Nuestro Municipio, p. 47).
La segunda razón es que en ese año se dejan ver, muy entrelíneas, algunas posiciones críticas de los estudiantes investigadores. Dos botones de muestra: el primero, relacionado con el rol de las empresas en territorios veredales: “Las fábricas ubicadas cerca de la vereda [San Esteban] son Abracol, Odempa y Balalaika, de las cuales ninguna aporta nada para la vereda, solo pagan el impuesto obligado para el Municipio” (p. 39). El segundo, relacionado con una realidad dolorosa como es el abandono del campo: “Anteriormente la caña, el plátano y la arracacha eran los productos que más se cultivaban, gracias a que las personas ponían todo su empeño y trabajo para tener sus propios huertos y allí sus sembrados para alimentar a sus familias; hoy en día una de las características es que si se necesita algo hay que comprarlo, ya que las personas dejaron todas aquellas costumbres de sembrar que sus antepasados les habían heredado; las personas de la vereda [Loma de los Ochoas] se han dedicado ahora a trabajar en las fábricas que se encuentran cerca de sus terrenos y prefieren desplazarse hasta el pueblo a abastecerse de lo que necesitan” (pp. 45-6).
La tercera radica en la información sobre el por qué del nombre de algunas escuelas rurales. A modo de ejemplos, la escuela Jerónimo Vanegas, de la vereda El Cano, “recibe el nombre de la persona que donó el terreno” (p. 50); y la escuela Faustino Zapata, de la vereda La Calera, “tiene ese nombre ya que esta se encuentra en unos terrenos que el señor [Faustino Zapata] dejó a su hija en el momento de su fallecimiento, ella decide donar estos terrenos con la condición de que [la escuela] llevara el nombre de su padre” (54).
Y la cuarta razón para considerar que la investigación sobre las veredas es la más aportante es que los estudiantes investigadores de la vereda Jamundí se percataron de que todas las actividades de la vida cultural y social de cualquier conglomerado está atravesada por la estratificación (de clase, edad, apellido o color de piel). Para ellos, entonces, el clasificador de la música es la edad, como se lee en el siguiente apartado: “La música que más se escucha es regaetón: es la especialidad de los jóvenes; el merengue, la salsa y el vallenato son escuchados por la mayoría de las personas en los bailes que se celebran en la Vereda; la música guasca es la que escuchan más que todo las personas de la tercera edad” (42).
En relación con los personajes representativos (sobresalientes) hay en Conozcamos Nuestro Municipio una seria confusión. Unas veces son llamados ‘personajes destacados’ (p. 20); otras ‘representativos’ (p. 53); y otras más ‘personajes típicos’ (p. 42 y 46). Dado que la tipicidad nunca es señalada ni explicada, pareciera que el vocativo más exacto fuera el de “personaje representativo” ya de la vereda, ya del barrio o ya del municipio. El informe de la vereda El Paraíso confunde personaje ‘típico’ con ‘representativo’: “La vereda ha contado con algunos personajes típicos, entre los que es importante resaltar al señor Juan Hernández, dueño de uno de los sembrados más grandes de caña de azúcar y de maíz con los que contó la vereda en épocas anteriores, pues en la actualidad estos cultivos ya no se dan allí. Otros de los personajes representativos de la vereda son Alfonso Ochoa y José Joaquín Cadavid, personas líderes que se preocupaban siempre por el trabajo comunitario en el que pudieran sacar adelante la vereda” (p 53, el énfasis es mío).
En este orden de ideas, las páginas 30-32 traen una serie de personajes (sin adjetivo). De los doce, tres aparecen sin historia, ya que el pie de foto se limita decir que Pilar Gutiérrez, planchaba ropa; Tina Gómez, maestra; y Misael El Indio, bulteador y celador. ¿Qué hace la maestra de El Barro, Tina Gómez al lado Marucha, Pepa Loca, Melita, Mamey y El Pato?; Tina Gómez no es un personaje, es una personalidad (este despropósito conceptual hubiera podido evitarse llevando a Tina Gómez a la galería de maestros de la página 102).
De otro lado, la jornada de 2011 (Lo mejor de Girardota) deja por fuera los personajes religiosos (la finalización de la Casa Cural, la construcción del cementerio, la instalación de la Virgen de la Estación tienen que ver con el padre Sierra -Francisco Sierra Urrea-); deja por fuera a Alberto Aguirre, en escritores; y deja por fuera a José Muñoz y a los Puertas, en música. En locutores (¿?) deja por fuera a la investigadora de la comunicación Nayive Henao, muy vinculada a la institucionalidad girardotana. Y en el apartado “Algunos maestros representativos de Girardota”, el ‘algunos’ no salva la mudez de las fotos (pp. 102-104) ni las omisiones ya consuetudinarias. Precisamente, y a propósito de las omisiones, el recurso de los listados salva responsabilidades pero no satisface, porque el lector no se informa mucho con leer que hay o hubo unos maestros que se llaman o llamaron así y así (p. 102); que hay o hubo otros escritores y poetas que se llaman o llamaron así y así (p. 94); y que hay o hubo otros deportistas destacados que se llaman así y así (p. 82).
Finalmente, lo del sainete (pp. 105-7) es interesante pero insuficiente. No basta decir que es “sarcástico e irreverente” (p. 107). En “Señoras y señores: con ustedes ¡el sainete!” (Dominical El Colombiano, Medellín, 22 de mayo de 1994, pp. 8-9) y en “Sainete: polifónico y policromático” (Sobre-entendidos, Medellín, Fondo Editorial Cooperativo, 1995, pp. 83-90) he planteado que el sainete es una obra de teatro menor en la que el compositor (a veces colectivo) se vale de acontecimientos de la cotidianidad para desfogar su impotencia frente a la opresión laboral o social que vive su comunidad; al ridiculizar a sus patrones, ricos y blancos, la mano de obra vinculada a la industria panelera recurre al sainete para ejercer algo así como su venganza social (esa es la esencia del sainete).
Se acaba el libro a las volandas, sin un epílogo, sin conclusiones, sin recomendaciones. Si la Secretaria de Educación, profesora Viviana Ospina, no hubiera dicho en la presentación que “queremos instar a todas las instituciones educativas que han venido trabajando en este proyecto a que continúen fomentando la investigación y el conocimiento de nuestro Municipio en toda la comunidad educativa como sí sembrar una semilla en la conciencia” (p. 4) el libro hubiera terminado en punta.
Al libro le faltó un editor. Recordemos, con Luis Bernardo Peña (“La lectura en cinco movimientos”, en Los procesos de la lectura, Bogotá, Magisterio, 1995, pp. 93-104) que el editor “es quien decide que una creación privada adquiera una existencia social y aporta los medios para que se publique, es decir, se convierta en un hecho público, que es lo que significa publicar; porque para que la obra sea plenamente obra es preciso que exista no solo para su autor sino para otros, que circule y se haga parte del tejido vital de la cultura” (p. 96). Felicitaciones a la I. E. Emiliano García.
6 comments:
Estas noticias de orden cultural lo único que pueden generar es alegría y admiración, por esta muchachada que se concentra en su pueblo, muy bueno que se los apoye para seguir adelante, la pregunta es donde podemos conseguir el trabajo, gracias igualmente a la secretaria de educación por el apoyo a los muchachos .
El alcalde no podra cambiar,los
extractos en el barrio girardota la nueva,lasosiación de usuarios publicos estara atenta a esto.
se les recuerda a los padres de familia,que ningun colegio puede pedir textos o libros,decreto 1269.
la accion comunal estara atenta cuando intenten subir el ESTRATO
Seria muy bueno que realizaran una segunda etapa de este proyecto y ampliaran más la información histórica, felicitaciones por este maravilloso proyecto
sigo sin desidir por quien votar, solo se que si Gana Duque, la salud, el empleo, los bajos salarios, seguirán igual o peor, por la sencilla Razón, y debido a que el responsable y promotor de cada una de estas situaciones fue el ex presidente Alvaro Uribe Velez, ya no es un secreto que si se elige a Duque, el que va a Gobernar es este desconsiderado señor
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