TRES MINUTOS
CON EL IDIOMA
Por Nelo Solo
“La nostalgia de la corraleja dice también
que ya no doblan las campanas de las iglesias de todo Sincelejo en la madrugada
del mejor día del año, para anunciar que comenzó la celebración […] Ya no
doblan las campanas del festejo”.
Ardila, Laura.
“Ya no doblan las campanas por el 20 de enero”. elespectador.com 21 de enero.
Campanas de la Catedral Nuestra Señora del Rosario. |
Como
instrumento musical, las campanas suenan; cuando alguien las hace sonar, tañen.
Como instrumento funcional, las campanas se ligan a tres acontecimientos: la
muerte, a través de los dobles; el festejo, por intermedio del repique; y los
oficios religiosos, mediante el llamado. Doblar, repicar y llamar tienen
partituras diferentes, de las cuales el toque de difuntos es el más complejo
por cuanto diferencia entre el aviso (un toque para hombres y otro para
mujeres) y el ritual de la honra fúnebre (misa de muerto, diferente del
entierro, que era siempre en el cementerio cuando no existía la cremación).
Al leer el
titular de elespctador.com fue
inevitable pensar que no doblaron las campanas por los muertos de la
corraleja de años atrás, por obra del olvido; o que gracias a Dios en este 2012
no hubo muertos, razón por la cual no doblaron las campanas. La noticia
era otra: que ya no repicaron al amanecer del 20 de enero para anunciar
el inicio de la Fiesta
de Corraleja. El diccionario lo dice claro: doblar ‘tocar a muerto’, doble
‘toque de difuntos’.
Tres toques de
campana son los más comunes. El uno, a duelo
que es el mismo ‘a muerto’; otro, a vuelo
que es el mismo ‘repique’ –tañer rápidamente las campanas–; y el otro, a robato (Argos en “Gazaperas
gramaticales” dice que es a rebato) –toques
fuertes y repetidos– que es el mismo ‘a fuego’ en casos de peligro común, como incendio
(explicación de la confusión en la interpretación de Las campanas del olvido de Tartarín Moreira por Garzón y Collazos,
al cambiar duelo por fuego en ‘A fuego mandan tocar las campanas del olvido…’).
El segundo dio origen a dos locuciones: “no echar (lanzar) campanas a vuelo”
para significar que no se puede celebrar sin haber obtenido aún el triunfo y
“no se puede repicar y andar en la procesión”, para significar que se hace lo
uno o lo otro, pero no al mismo tiempo.
El toque de
campanas es tema de varias canciones. Sus compositores toman las campanas de
manera figurada, como lo hicieron el compositor Libardo Parra Toro, Tartarín
Moreira; el de Sonaron campanas,
interpretada por Diomedes Días: ‘Pero ya doblaron campanas en mi alma / mi amor
se moría…’; el de Juan Charrasqueado,
interpretada por Antonio Aguilar: ‘Ya las campanas del santuario están doblando
/ todos los fieles se dirigen a rezar / y por el cerro los rancheros van
bajando / a un hombre muerto que lo llevan a enterrar…’; el de Faltan cinco pa las doce, interpretada
por Néstor Zavarce: ‘Las
campanas de la iglesia están sonando / anunciando que el año viejo se va...’;
el de Hurí, interpretada por Garzón y
Collazos: ‘Es hora del arrullo: ya comienza el día / y ya los campanarios anuncian
la oración”; el de Doblen campanas,
interpretada por Fito Páez: ‘Suenen ya, que es hora de amar / Suenen ya, para
poder respirar / Suenen ya, por los pobres diablos / que se creen dioses y se
perderán / Suenen ya, por la libertad / para no quedarnos con lo que nos dan…’;
y el de Por quién doblan las campanas,
interpretada por Luis Alberto Posada: ‘Cuando se oiga el tañir (sic, por tañer,
aunque el sustantivo es tañido) de las campanas / nadie sabrá por quién están
doblado…’ –título tomado de la novela de Ernest Hemingway, 1940, y este a su
vez de un poema de John Donne, 1624: ‘Nunca preguntes por quién doblan las
campanas: ¡doblan por ti!’–.
¿Que una de las
campanas de la Catedral
está averiada? Así y todo suenan inconmensurables, tal como lo cantó en su
momento la poetiza girardotana Amanda Velásquez
Londoño en el bello poema Las campanas de mi pueblo.
1 comments:
Que melancólico es el sonido de las campanas en los atardeceres girardotanos... Campanas que tañen, vibran, suenan, repican, revolotean y pasman a los habitantes del pueblo por unas milésimas de segundos sin que ellos siquiera lo noten.
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