16 feb 2012

Teatro femenino en Girardota

La dirección es Carrera 14 N° 9 – 41, diagonal a la registraduría. El aporte es de cinco mil pesos.
Por Bibiana Ramírez B
La obra trata de una mujer que ha dedicado su vida a lavar la mugre ajena, todos la conocen como La Lavandera. Conoció el amor en un parque, Pablo, al que asesinan. Éste le deja un hijo en el vientre y nace deforme.
“Al nacer mi hijo morí”, dice la mujer al ser indagada en un juicio donde reconstruye su odio:

“Dos solitarios animales sin sostén. Sólo cercados por los aullidos. Ese día luego de azotarlo, comprendía que no quería ser hombre; ansiaba ser un animal encerrado, un cachorro de su madre la lavandera, y lo empecé a odiar, a odiar porque no sufría como yo; porque no caminaba como yo por las pendientes de este pueblo, señor juez”.

Cierto día prendió fuego a su casa para que los dos se calcinaran, pero ella fue rescatada de las llamas y su hijo muere. “Tenía que matarlo y matarme con él. Nos estorbábamos mutuamente, nos heríamos el uno al otro pegados a nuestro destino sin fin”. “Señores ¿porqué me juzgan?...Dios, no he sido ni soy responsable de vivir”.

Es un monólogo corto que escribe el dramaturgo antioqueño José Manuel Freidel en 1987. Una característica que tenía Freidel, era no darle ninguna temporalidad a sus obras.

La lavandera estará este fin de semana (17 y 18 de feb) en la Casa Teatro en Girardota. Freidel, fundador de la Exfanfarria Teatro, fue asesinado en 1990 dejando más de cuarenta obras escritas, llevadas casi todas a escena.

Actrices y director
No sienten que sean un grupo, sino un resultado, una consecuencia que la misma universidad los ha congregado para hacer teatro. Diego Mesa, actor y ahora director de La lavandera, se propuso, en el 2011, en la materia dirección y dramaturgia, montar esta obra con algunas de sus compañeras. Leyó La Lavandera e inmediatamente la quiso llevar a escena.

Diego usó de la obra tres para elegir a tres actrices: la madre, la amante y en el juicio. Shirley Morales, Johanna Duarte y Patricia Peña son las actrices que asumieron estos papeles, porque también se sintieron tocadas por la obra.

Shirley, que ya se graduó de teatro en la Universidad de Antioquia, me cuenta que es una obra fascinante porque el dramaturgo logra varios tiempos, estados, imágenes y además es muy poético.

La escenografía es hecha con pocos objetos, siguiendo esa línea de Freidel donde lo importante era el discurso, lo demás se arreglaba fácil. Hay una silla, una caneca, un balde, un cascabel hecho con tapas y una falda negra.

En este corto tiempo de conversación que tuve con ellos, sentí que hay pasión. Ellos saben que el teatro da para mucho, en algunos casos la aceptación es poca, que el medio es difícil, que no resuelve la vida, pero que promete, que permite el conocimiento interior, es otro mundo donde es posible jugar y crear.

Este grupo de jóvenes le ha apostado a un teatro que habla de lo cercano, de lo interno, que es real. Es un teatro que escribe Freidel desde las entrañas y con dolor, desde una sociedad que es juzgada y sufre y que él siente como propia, cercana, porque era desde la calle que salían sus historias.

Están todos invitados a ver la obra. La Casa Teatro abre sus puertas a nuevas propuestas. No hay que ir hasta la ciudad para ver buen teatro, aquí mismo lo tenemos.

La dirección es Carrera 14 N° 9 – 41, diagonal a la registraduría.
El aporte es de cinco mil pesos.


1 comments:

unojo dijo...

Vale la pena ver esa triple descarga de alaridos, gritos, erotismo, en tres mujeres que son una sola llamarada. La obra desciende hasta el infierno y sube hasta el cielo. El fuego y el agua.