TRES MINUTOS
CON EL IDIOMA
Por Nelo Solo
Cita: “unojo
dijo... […] su énfasis está en las palabras, que interesan sobre todo a la
gente civilizada: a quienes son capaces de entender las sutilezas del lenguaje
[…] Agradezco sus artículos, muy coquetos”. Pueblo,
El adjetivo
coqueto(a) casi siempre lo he oído como calificativo de personas. Solo en dos
ocasiones, de cosas; la primera, a un periodista deportivo refiriéndose al estadio
Atanasio Girardot; la segunda, al(a) comentarista de Pueblo.
Para
saber cómo es un objeto coqueto, voy a rastrear primero en los humanos qué es
la coquetería –femenina– y qué es el coqueteo –masculino-. Coquetería: lo que
hace una mujer para aumentar su belleza o para agradar a un hombre o a los
hombres; coqueteo: intento de agradar a alguien valiéndose
de ciertos medios y actitudes estudiados. Nótese que lo común en ambas
definiciones es el ‘intento de agradar’.
O
sea que un objeto se vuelve coqueto cuando alguien lo interviene, con la
intención de hacerlo agradable y atractivo. Con todo, vale preguntar: ¿para qué
alguien interviene un objeto para que de no coqueto pase a ser coqueto? Esta
pregunta me parece que instaura un círculo vicioso parecido al de la relación
de la llave con la chapa. Si se pregunta si la llave abre la chapa, se
responderá que no porque la llave sin alguien que la accione jamás podrá
abrirla; entonces habrá que preguntar nuevamente si alguien con esa llave sí
podrá abrir esa chapa, y se responderá que no porque no se sabe si esa llave es
la de esa chapa. La semántica diferencial dirá que en ese tipo de acciones
intervienen tres actores: el agente, que es el alguien que sabe abrir chapas;
el instrumental, que es esta llave y no otra la que abre esa chapa; y el
paciente, que directamente es el beneficiario de la acción, que por convención
se llama chapa pero que realmente es la puerta o la gaveta e incluso la casa o
el escritorio.
En
relación con la coquetería digamos que el “aumento de la belleza” mediante
“ciertos medios” nos pone en contacto con otra relación bien interesante: la
cosmética y el maquillaje. Cosmético es un producto (¿medio?) que se utiliza
con la finalidad de aumentar la belleza (¿coquetería). Y el maquillaje tiene
como objetivo lograr que el usuario se vea más atractivo, con el recurso y el concurso
del cosmético. Según lo anterior, el punto de encuentro de mujeres, hombres y
cosas es el coqueteo, no a través de la cosmética sino del maquillaje.
Descartada
la acepción de maquillar como la acción de ‘alterar para producir una
apariencia engañosa’, lo que quiso decir Unojo fue que las columnas de “Letras
que se esfuman” de Pueblo le parecen
textos muy coquetos porque fueron debidamente intervenidos (escritos) con la
pretensión confesa de informar, formar y agradar a sus lectores. Algo así como
el punto G de un equipo de fútbol: ganar, gustar y golear.
A
veces pienso que la extensa “Pereira: la querendona, trasnochadora y morena” se
hubiera podido sintetizar en un lema como “Venga a donde las coquetas
pereiranas”.
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