Editorial: El periodista es incómodo

A los redactores de PUEBLO llegan muchos comentarios de los lectores, además de los que recibimos por el blog. Estamos satisfechos por esos comentarios, sobre todo porque entre ellos hemos encontrado algunos de personas que entienden el valor del periodismo que intentamos.

Un llamado a la altura en el debate

Pero no todos opinan así. Prueba de ello fue el comentario proferido por el concejal Diego Uribe en la sesión de instalación del Concejo Municipal, donde dijo airadamente que esa “revista” (PUEBLO #3 impreso) es un “pasquín”, porque en un artículo se cuestionaba al concejo (leer aquí). Creemos que esas palabras resumen bien el pensamiento de muchas otras personas, algunos dentro de la administración municipal, lo que nos parece algo muy penoso. 

En principio, queremos aclararle al honorable concejal Diego Uribe que no somos una “revista”, como lo es SEMANA, por ejemplo. Sí somos un medio de comunicación, puesto que informamos, analizamos y publicamos opiniones  como lo hace una revista. Y tampoco somos un “pasquín” (que así se le dice “al escrito anónimo que se fija en sitio público, con expresiones satíricas contra el gobierno o contra una persona particular o corporación determinada” Wikipedia). 

La publicación a la que el concejal Uribe se refería no llevaba artículos sin firma, luego no somos anónimos. Y no usamos tampoco el lenguaje “satírico”, aquí no nos burlamos de nadie. 

En tiempos preelectorales algunos pensaron que éramos un arma política, para desacreditar a un candidato. Sólo informamos lo que creímos oportuno, sin inventarnos nada, para servir a la democracia. Días antes de las elecciones nos declaramosabstencionistas, con argumentos, pero sin desacreditar a ningún candidato. Girardota bien podía votar por quien quisiera, pues internet no nos parecía la plataforma ideal para influir sobre el voto de un pueblo tan rural y desacostumbrado a la acción informada. No éramos ni somos ingenuos. 

Imparcialidad

Una vez se posicionó el nuevo alcalde comenzamos a seguir su trabajo, a nuestro entender, imparcialmente, sin juzgar ni editorializar, apenas informando lo que creíamos importante informar.

 Como se nos fueron sumando algunos columnistas (y cualquiera que pueda escribir, lo que sabemos no es fácil, puede sumarse) creímos importante no censurar ninguna posición. Como algunos de esas columnas resultaban incómodas para la actual administración, ahora resultaba que PUEBLO era un medio de “oposición”. Entonces pusimos el famoso mensajito, que reiteramos, recordaba a nuestros lectores que PUEBLO (ni ninguna publicación en el mundo entero) NO se hace responsable por la opinión de sus columnistas, ni menos por los comentarios de los lectores, anónimos o no.
 

Seguimos publicando artículos imparciales, sin juicios u opiniones e incluso nos dimos a la tarea de entrevistar algunos nuevos secretarios (Sec. Educación y Sec. Gobierno). Todavía tenemos esa sana disposición, puesto que le hace bien al pueblo saber qué piensan sus funcionarios públicos.

Así que con ello dimos un mensaje muy claro, a nuestro entender: tampoco somos un medio de “oposición”, puesto que no representamos un partido de oposición (que aquí no hay de eso) ni un movimiento de oposición a la actual administración (puesto que tampoco existe tal cosa). Lo que hay son personas que con pleno derecho expresan opiniones diferentes, argumentadas, a partir de los  hechos y no infundadas, sin calumniar ni injuriar a nadie.

De lo anterior se desprende una idea clara de periodismo que aquí practicamos, no estamos en contra de la administración ni de nadie en particular, pero tampoco somos sus voceros, ni sus comunicadores, ni sus mensajeros. La administración cuenta con su propia oficina de comunicaciones, que está para eso, y a la que le corresponde entablar un diálogo con este y los demás medios de comunicación. 

Periodismo crítico

Algunos comentarios descalifican a PUEBLO por su contenido crítico y ven en ello una especie de aberración, algo diabólico. Es otro prejuicio que nos apena. Porque sin crítica es imposible la cultura, la ciencia, el arte. Y la falta de medios críticos en nuestro municipio es una de nuestras peores falencias.
 

Pioneros en el periodismo local digital e impreso

Aquí contamos con Radio Alternativa, que no tiene noticieros, ni informativos, ni hace periodismo de ningún tipo, pues sólo abre sus micrófonos a quien pueda pagarlos. Eso no es periodismo.

Durante muchos años ha circulado por el municipio un plegable, Girardota al día que muchas personas consideran “periódico”. Tiene periodicidad, sale cada mes, es un medio de información, pero tampoco es un periódico. No hace periodismo,  aunque publique textos o fotos de valor histórico.  Vive de la pauta y publica los comunicados de las alcaldías o de las instituciones, debidamente pagados, sin analizar o cotejar fuentes de información. Girardota al día no alcanza, por tanto, la dignidad del periódico. 

También se han distribuido aquí otros periódicos, estos sí en formato “periódico”, como Meridiano75, de Bello, y El Norte, también de Bello, que pasan por periódicos regionales, del norte del Valle de Aburrá, pero estos periódicos no conocen la imparcialidad. Van más interesados por la pauta que por la información y dedican una página a Girardota para publicar, también, los comunicados de la alcaldía. 

En PUEBLO tenemos esas experiencias como antecedentes, nada regocijantes, y por eso no esperamos que los lectores girardotanos sepan qué es el periodismo y comprendan de entrada el tipo de responsabilidad que asumimos. Dicha desconocimiento lo demuestra, también lamentablemente, la clase política que tenemos, puesto que un concejal tiene la oportunidad de llamarnos pasquín y revista. Y otros, a quienes hace meses mandamos un cuestionario con nuestras inquietudes, no se han dignado a respondernos. 

Se esgrime como valor fundamental de todo periodista la independencia. Por eso dice el maestro Alberto Aguirre: “El periodista, que da fe de un hecho, tiene que guardar su feroz independencia. No puede tolerar que pese sobre ella ni prenda, ni arras ni hipoteca. No puede ser séquito” (El Mundo, 26.06.1979). 

Como el periodismo Colombiano se ha distinguido por su afiliación a los poderes económicos y políticos imperantes (con valientes excepciones que perduran), ha estado siempre como amputado. Y en otra columna decía Aguirre, citando a Robert Musil: “Tristes los regímenes en los que la cualidad principal es estar de acuerdo con los otros”. 

Duele mucho el desacuerdo. Pero es que están acostumbrados al silencio obsecuente de los ciudadanos. Y quienes levantan la voz son descalificados sin profundizar en la esencia de las denuncias o de las críticas, desconociendo argumentos, evitando el debate, la dialéctica, la discusión civilizada, se promueve una razón pavimentada y oficial, rígida, sin ambigüedades ni dobleces. Así es como llegamos al actual estancamiento, con temas muy apremiantes (como la contaminación ambiental) mandándonos para el hospital, sin soluciones a la vista.

Se quejaba Aguirre porque en la prensa colombiana sobreabunda, como una maleza, “un discurso homogenizado y pasterizado: sano como leche materna: libre de virus e impurezas, de crítica, de problemas, de agudeza, de análisis, de contradicción: lo pueden consumir hasta los niños de teta”. (El Mundo. 18.05.1984). Aquí intentamos ese periodismo combativo. Y en otro artículo sentenciaba el veterano maestro de maestros: “El periodista es incómodo”.   (El Colombiano, 30.03.1998). 

Si se acomoda es porque ha tirado la toalla. No tiraremos en PUEBLO la toalla. Pero tampoco todo nos parece malo. Siempre son bienvenidas las buenas noticias, vengan de donde vengan. 

Sólo que hace falta más apertura, por ejemplo, de parte de la administración, secretarios, concejales. Nosotros estamos abiertos y dispuestos con nuestras cámaras y grabadoras, como ya lo hemos demostrado. No estorbamos, servimos, pero al pueblo.